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Los principales racistas de Israel amenazan que si no se rechaza el acuerdo de rehenes por truega, tumbarán al gobierno

1º de mayo de 2024 (EIRNS)  Los principales racistas sionistas israelíes de "sangre y tierra", el ministro de Finanzas Bezalel Smotrich y el ministro de Seguridad Nacional Itamar Ben-Gvir, amenazaron ayer con tumbar al gobierno de coalición del Primer ministro Bibi Netanyahu si no rechaza cualquier acuerdo de cese al fuego y no invade inmediatamente Rafah. Netanyahu trató de asegurar a su base de partidarios, el lunes 29 de abril, que busca un acuerdo parcial sobre los rehenes y que aún así invadirá Rafah. Organizó una reunión con dos grupos especiales, los Gvura (familias de soldados asesinados) y los Tikva (la minoría de familias de rehenes que también se oponen a poner fin a la guerra en Gaza). Les dijo: "La idea de que detendremos la guerra antes de alcanzar todos sus objetivos no es una opción. Entraremos en Rafah y eliminaremos allí a los batallones de Hamás, haya o no acuerdo, para lograr la victoria total". Según un comunicado emitido por la Oficina del Primer Ministro, los grupos instaron a Netanyahu y al Asesor de Seguridad Nacional, Tzachi Hanegbi, a continuar la guerra y resistir la presión internacional para ponerle fin. 

Smotrich arremetió contra ello: "Un gobierno que se someta a la presión internacional, detenga la guerra a la mitad, evite la entrada inmediata en Rafah y vuelva a las propuestas de mediación egipcias que dejan a Hamás existiendo en cualquier configuración, perderá en ese momento su derecho a existir". Netanyahu debe "dar finalmente la orden 'Rafah ya'". 

Luego al siguiente dia, martes 30 de abril, tras reunirse con los líderes de su facción Sionista Religiosa, Smotrich dijo  a la prensa que el acuerdo sobre los rehenes que se está negociando pone en peligro a los civiles israelíes y que está "dispuesto a pagar el precio político" para evitar una "amenaza existencial" para Israel. Aunque su "corazón se desgarra" por el sufrimiento de los rehenes y sus familias, dijo, su "cabeza piensa al mismo tiempo en el futuro de 9 millones de ciudadanos israelíes" y en cómo se verán afectados por un posible regreso de Hamás al norte de Gaza. Dijo que "hay que oponerse a un acuerdo así, porque sus resultados serán desastrosos" y constituyen "la rendición del Estado de Israel". 

"Hemos llegado a una encrucijada en la que el Estado de Israel tiene que elegir entre la victoria decisiva y la derrota en la guerra y la humillación", agregó. La "aceptación del acuerdo que está sobre el tapete significa agitar inequívocamente una bandera blanca y conceder la victoria a Hamás". Hamás estará "vivo, pateando, fortaleciéndose y preparándose para la próxima terrible masacre". El gabinete de guerra está aceptando "concesiones estratégicas que ponen en peligro al Estado de Israel... El gabinete de guerra acordó ciegamente empezar a discutir el final de la guerra antes de que Hamás sea derrotado y renunciar a conquistar Rafah". 

Por su parte, Itamar Ben-Gvir tuvo una reunión privada con Netanyahu y luego publicó una declaración en vídeo: "Advertí al Primer ministro [de las consecuencias] si, Dios no lo quiera, Israel no entra en Rafah, si, Dios no lo quiera, terminamos la guerra, si, Dios no lo quiera, habrá un acuerdo temerario. El Primer ministro escuchó mis palabras, prometió que Israel entraría en Rafah, prometió que la guerra no terminaría y prometió que no habría un acuerdo temerario. Celebro estas cosas. Creo que el Primer ministro entiende muy bien lo que significará que estas cosas no se lleven a cabo". 

En respuesta, el ministro de Unidad Nacional, Gadi Eisenkot, observador en el gabinete de guerra, contraatacó: "El gabinete definió los objetivos de la guerra hace seis meses. En el último día, dos miembros del gabinete han estado chantajeando con amenazas políticas". Eisenkot calificó las acciones de esos ministros como "un fenómeno grave que perjudica la seguridad nacional de Israel", y dijo que "sólo será socio de un gobierno que tome decisiones basadas en los intereses nacionales del Estado de Israel, y no en consideraciones políticas”. 

Smotrich devolvió entonces el golpe a Eisenkot. Dijo que consideraba su "deber actuar contra un mal acuerdo que pondrá en peligro la seguridad de los ciudadanos de Israel". Publicó en X que Eisenkot, antiguo Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), tenía una mentalidad anterior al 7 de octubre, pero que a otros (como él  mismo), que supuestamente comprendían la realidad posterior al 7 de octubre, "se les permitía pensar de forma diferente... Esto no es chantaje, es una opinión legítima de millones de israelíes que se preocupan por el futuro tanto como tú". 

El líder de la oposición, Yair Lapid, criticó igualmente a Ben-Gvir y Smotrich: Dijo que Israel se había "convertido en rehén de lunáticos irresponsables... No se puede seguir así. Un ministro con antecedentes penales se planta en el Despacho del Primer Ministro y le amenaza con las consecuencias si no hace lo que se le dice. Ben-Gvir dice al mundo entero y a toda la región que Netanyahu es débil y que trabaja para él. Es increíble que no se le despida en el acto" (énfasis nuestro). 

Cabe destacar que Lapid ha ofrecido a Netanyahu en más de una ocasión que, si Ben-Gvir o Smotrich intentaran chantajearle por el acuerdo sobre los rehenes y el cese al fuego, Lapid, un importante oponente político de Netanyahu, mantendría a Netanyahu en el poder, sustituyendo a los dos ministros por su bloque (más amplio) de miembros de la Knesset. No está claro si Netanyahu aceptará la oferta de Lapid esta vez, o incluso si la oferta sigue en pie. 

En este momento, lo único claro es que se anuncio la cancelación de la reunión del gabinete de guerra que se llevaría a cabo ayer 30 de abril. 

 

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