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'El asunto principal de los debates presidenciales es la enfermedad mental de Bush'

29 de septiembre (EIRNS)—El 27 de septiembre, a sólo dos días del primero de los tres debates presidenciales entre el presidente George W. Bush y el senador John Kerry, el cual tendrá lugar hoy mismo, Lyndon H. LaRouche, el ex precandidato presidencial estadounidense por el Partido Demócrata, dio a conocer la siguiente declaración a través de su "Comité de Acción Política Lyndon LaRouche" (o LaRouche PAC).

El tema hasta ahora soterrado, pero crucial, que debe abordarse en los próximos debates de la contienda presidencial entre George W. Bush y John Kerry, es la enfermedad mental de que adolece el presidente Bush. El análisis más conciso, franco y no obstante compasivo sobre los múltiples desórdenes mentales de George W. Bush, puede encontrarse en el amplio estudio del 2004 del doctor Justin Frank, Bush on the Couch: Inside the Mind of the President (Bush en el diván: el interior de la mente del Presidente. Nueva York: HarperCollins, 2004). El doctor Frank es un destacado psicoanalista y profesor del Centro Médico de la Universidad George Washington. Sus credenciales profesionales son impresionantes, y su estudio profundo del Presidente, basado en una gran cantidad de documentación pública —informes autobiográficos y biográficos, incontables horas de videos del Presidente, y las declaraciones de colaboradores cercanos y familiares que abarcan casi toda la vida de George W. Bush—, muestran que el señor Bush es un caso que requiere atención médica urgente.

Como resume el caso el doctor Frank en su capítulo inicial, "si uno de mis pacientes con frecuencia dijera una cosa e hiciera otra, quisiera saber por qué. Si encontrara que seguido usa palabras que esconden su verdadero significado y finge una personalidad que oscurece la naturaleza de sus acciones, mi preocupación aumentaría. Si mostrara una visión del mundo inflexible, caracterizada por una diferenciación exageradamente simplista entre lo correcto y lo incorrecto, entre el bien y el mal, entre aliados y enemigos, pondría en tela de juicio su capacidad de captar la realidad. Y si sus acciones revelaran una indiferencia insensible —casi sádica y que él no reconoce— al sufrimiento humano, envuelta en piadosos alegatos de compasión, me preocuparía por la seguridad de la gente cuyas vidas toca. En los últimos tres años he observado, cada vez más alarmado, las inconsistencias y los estados de negación de la realidad de semejante individuo. Pero él no es uno de mis pacientes. Él es nuestro Presidente".

En su diagnóstico clínico de 219 páginas sobre la condición mental del Presidente, el doctor Frank concluye que el señor Bush padece toda una gama de condiciones serias, si bien curables. Entre éstas, un desorden de déficit de atención por hiperactividad, un alcoholismo no atendido ni curado (él es lo que comúnmente se conoce en lenguaje coloquial como un "borracho abstemio"), un complejo de omnipotencia, paranoia, un complejo de Edipo, sadismo, una forma leve del trastorno de Tourette, y una capacidad mermada de distinguir entre la realidad y la fantasía.

Estos desórdenes mentales diagnosticados no pueden esconderse debajo de la alfombra. El resultado de la elección presidencial del 2 de noviembre de 2004 en los EU determinará el futuro de los Estados Unidos y del mundo. Insto a todos los estadounidenses a que lean los alarmantes descubrimientos del doctor Frank. También hago un llamado a los responsables de los próximos debates presidenciales, incluso a los propios candidatos, a que acepten el hecho de que no puede haber ningún diálogo político serio en tanto este asunto no se haya abordado cara a cara y de forma pública. El pueblo estadounidense tiene derecho a saber que el Presidente actual, quien pretende reelegirse, está plagado por varios desórdenes mentales que lo debilitan, y que ya han tenido un impacto grave sobre la seguridad nacional de los EU y han causado un daño severo a algunos de nuestros socios internacionales más importantes.

En su sabiduría, los miembros del Congreso de los EU propusieron y ratificaron la 25ª enmienda a la Constitución de los EU, que estableció los procedimientos a seguir para remover del cargo al Presidente de determinarse que "es incapaz de ejercer los poderes y deberes de su cargo". En el caso del actual presidente George W. Bush, tenemos la ventaja de que en unas semanas tendremos una elección presidencial. Sería un grave crimen de omisión encubrir este sensible asunto constitucional y dejarlo en manos de un vicepresidente Dick Cheney, de darse una reelección de Bush y Cheney, y una consiguiente e inevitable crisis de colapso mental.

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