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Lyndon LaRouche denuncia:

El abogado de Hitler inspiró al régimen de Pinochet, y al gobierno de Bush y Cheney

9 de enero de 2006

(EIRNS)—El economista y estadista demócrata Lyndon LaRouche, ex candidato a la Presidencia de Estados Unidos, acaba de comisionar la elaboración de un nuevo folleto de la serie Los hijos de Satanás, que documentará la influencia de las redes "schmittlerianas" que ha dominado al actual Gobierno de Bush y Cheney; es decir, de la red de admiradores y seguidores del abogado de Hitler, Carl Schmitt, conocido como el jurista nazi de la Corona.

El nuevo folleto de LaRouche, que circulará en un tiraje inicial de 250.000 ejemplares, también documentará que fueron los seguidores de Schmitt en Chile, en particular el jurista Jaime Guzmán, quienes elaboraron la justificación "legal" del golpe de Estado de Augusto Pinochet, así como de su constitución de 1980. Hoy los seguidores de Guzmán buscan tomar control de Chile de nuevo por conducto del candidato Sebastián Piñera, quien contenderá en la elección presidencial del próximo 15 de enero.

Igualmente, el folleto documenta que los mismos banqueros y financieros sinarquistas que llevaron a Hitler al poder son los autores del intento por revivir al abogado del nazismo, Carl Schmitt. Entre ellos destacan Felix Rohatyn, de Lazard Frères, y George Shultz, quien urdió —junto con Henry Kissinger— el desmantelamiento del sistema de Bretton Woods creado por Franklin Roosevelt.

Del mismo modo que Schmitt formuló la justificación jurídica para el régimen nazi en base a la noción del Führerprinzip (el principio del líder) a partir del incendio del Reichstag (el Parlamento alemán), así el Gobierno de Bush, bajo la dirección del vicepresidente Dick Cheney, ha pretendido justificar todas las atrocidades que ha cometido invocando el mismo principio, pero bajo el nombre de "poder ejecutivo unitario"; a saber, el principio de que un jefe de Estado carismático es la ley, y que puede ejercer una autoridad dictatorial absoluta en tiempos de emergencia.

Ésa es la noción que se ha esgrimido para legitimar todo régimen totalitario en Occidente, desde Hitler hasta Franco en España, y desde Pinochet en Chile hasta George W. Bush y el vicepresidente Dick Cheney en Estados Unidos.

Echando mano de las ideas de Carl Schmitt, Cheney y Bush han intentado justificar todas las aberraciones anticonstitucionales que han motivado a que, desde todas las toldas políticas y todos los sectores sociales de Estados Unidos, se pida su enjuiciamiento. Al revelarse que el Ejecutivo le ordenó a la Agencia Nacional de Seguridad espiar a ciudadanos estadounidenses sin autorización judicial, tanto Bush como Cheney han defendido su proceder abrogándose poderes supraconstitucionales con el pretexto de la emergencia nacional. Y lo mismo han hecho en cuanto a las mentiras que el Gobierno inventó para justificar la guerra contra Iraq, y sobre el empleo de la tortura sistemática contra los acusados de terrorismo, del mismo modo que el incendio del Reichstag ordenado por Göring fue el fundamento de la justificación jurídica de Schmitt para imponer la dictadura de Hitler.

A pesar de todos los intentos por desmantelar la Constitución de EU, los banqueros sinarquistas que mueven los hilos del Gobierno de Cheney y Bush no han logrado imponer la dictadura que se proponen, gracias a la coalición bipartidista que LaRouche ha inspirado en el Congreso de EU.

La perspectiva del grupo de Cheney y demás schmittlerianos puede verse con claridad en Chile. El 11 de septiembre de 1973 un grupo de financieros sinarquistas impusieron, con el apoyo del Gobierno de Richard Nixon, Rohatyn, Shultz y Kissinger, la dictadura sangrienta de Augusto Pinochet, y derrocaron al Gobierno legítimo de Salvador Allende.

Justo después del golpe, un admirador y seguidor de Schmitt, Jaime Guzmán, redactó la justificación con los mismos argumentos schmittlerianos, y le aconsejó a Pinochet que no dudara en usar la fuerza: hacer de ésta una dictadura blanda sería un error de consecuencias incalculables, y cualquier vacilación en el uso de la tortura y el asesinato sería desastroso, opinó Guzmán.

Guzmán fue el arquitecto de la constitución de Pinochet de 1980, que formuló con base en las teorías del abogado de Hitler.

Este hecho es relevante, no sólo porque Pinochet está a punto de ser juzgado por algunos de sus crímenes, sino porque a uno de los candidatos en la segunda vuelta de la elección presidencial en Chile, Sebastián Piñera, lo respalda la llamada Unión Democrática Independiente (UDI), fundada por Guzmán en 1983 como el aparato civil de apoyo a Pinochet.

Sebastián es hermano de José Piñera, quien fue el ministro del Trabajo de Pinochet a cargo de "privatizar" (desmantelar) el Seguro Social en Chile. Piñera obtuvo el cargo gracias a su amistad con Guzmán, quien le aconsejaba cómo intensificar el asalto contra los trabajadores chilenos. Guzmán y Piñera trabajaron con los "Chicago Boys" de Milton Friedman y George Shultz en crear el muy mentado modelo chileno de Pinochet.

El nuevo folleto que encargó LaRouche saldrá a la luz en vísperas de su anunciada videoconferencia internacional, que tendrá lugar el miércoles 11 de enero a la 1:00 p.m. (hora del este de EU), y que se transmitirá en vivo desde Washington con interpretación simultánea al español por www.larouchepub.com/spanish y www.larouchepac.com/spanish.

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