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El Instituto Schiller insta a los gobiernos a combatir el fraude del calentamiento global

9 de mayo de 2007 (EIRNS)—El Instituto Schiller y su presidenta, la señora Helga Zepp-LaRouche, acaban de emprender una campaña internacional para unir a los adversarios del fraude del calentamiento global en una oposición eficaz. Para ello, el instituto está recabando firmas de apoyo a la siguiente declaración.

Carta abierta a los gobiernos y parlamentos del mundo:

Nosotros, los abajo firmantes, exigimos que los gobiernos y parlamentos del mundo le pongan un alto inmediato a la propagación de la histeria sobre el supuesto cambio climático.

Con el debut de la película anticientífica del administrador de fondos especulativos Al Gore y el cuarto informe del Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climatológico o IPCC, inició una franca campaña para adoctrinar a la población y los legisladores, al grado que en algunos países se ha convertido en "campañas de reeducación" escolar. Contrario a la propaganda apabullante, no se ha confirmado el fundamento científico de la hipótesis de que el hombre sea responsable del cambio climático, y el "consenso científico" del que hablan los órganos de difusión es peligrosamente desorientador para la población.

Esta teoría la pregona un pequeño grupo de instituciones políticas cuestionables como el IPCC, con ayuda de un gran apoyo financiero. La resistencia de científicos reconocidos tiene como precedente el "Proyecto Demanda" del Instituto Científico y Médico de Oregón contra los efectos perjudiciales del Protocolo de Kyoto, proyecto que, desde su puesta en marcha en 1998, ha recabado 17.200 firmas de científicos especializados en las ciencias naturales.

Los desafíos existenciales del siglo 21, como la escasez de agua y energía que amenaza a un mundo con una población creciente, obligarán a aumentar de manera drástica la generación energética, cosa que sólo puede garantizar el progreso científico y tecnológico.

Las medidas de ahorro y aumento de la eficiencia energética no sólo desatienden esta realidad, sino también el hecho de que lo que pueden ahorrar los hogares particulares es ínfimo en comparación con la actividad industrial y comercial.

Ante el peligro que corre ya el abasto energético por la desinversión en la generación de fuerza nuclear, la propuesta de reducir las emisiones de CO2 interrumpiría de manera definitiva el desarrollo económico.

El aspecto más trágico y pérfido de las medidas políticas y económicas que demandan ahora las naciones industrializadas, es la pretensión de actuar en el interés de las generaciones futuras y de las naciones en vías de desarrollo. Son precisamente estas últimas las que sufren las consecuencias más adversas de las políticas antiindustriales de la "protección del clima". Como han advertido la Unión Africana, el grupo de los 77 de las Naciones Unidas y el Movimiento No Alineado, una reducción internacional obligatoria de las emisiones de CO2 en realidad significaría parar el desarrollo industrial y hasta social, y, por tanto, lo que fomenta es el genocidio a escala mundial.

Con una profunda crisis económica y social como telón de fondo, no sólo es absolutamente irresponsable difundir una hipótesis sin comprobar como si fuera cierta, sino sobre todo esparcir una peligrosa imagen existencialista y antihumanista del hombre. Como confirmó en una entrevista el 14 de marzo Martin Durkin, el director del documental que transmitió el Canal 4 de Gran Bretaña, The Great Global Warming Swindle (La gran estafa del calentamiento global), y como prueba la documentación, las raíces históricas del llamado movimiento ambiental están muy relacionadas con las del fascismo y el movimiento eugenésico de principios del siglo 20.

En consecuencia, instamos por este medio a los gobiernos y parlamentos del mundo a permitir que se debata abiertamente este tema, a prohibir de inmediato todo programa de "reeducación" en las escuelas que use la película propagandística de Al Gore, y a no permitir, bajo ninguna circunstancia, la aprobación de leyes que se funden en semejante teoría tan cuestionable y obviamente politizada.

 

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