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La crisis de desintegración está fuera de control: Llamado urgente a favor de un sistema global tipo Glass-Steagall

Por Helga Zepp-LaRouche

15 de agosto de 2011 — El siguiente llamado se tradujo del original en alemán.

12 de agosto — Sería mejor si los dirigentes encontrasen el coraje para aceptar abiertamente lo que ya es obvio: La crisis de desintegración global del sistema financiero está fuera de control; es global; existe el peligro de que el sistema financiero y la economía real se desintegren, con la amenaza de que el Crac de 1929 y la Gran Depresión subsecuente serían poca cosa en comparación; y los gobiernos no tienen idea de qué hacer. La mayoría de éstos tienen la horrible sospecha de que la unión fiscal europea dictada por Londres y las medidas de austeridad draconiana que trae aparejada, no van a resolver el problema, sino que en realidad van a crear condiciones por toda Europa como las que se ven ahora en los disturbios en Gran Bretaña.

No es de extrañar tampoco que tengamos una crisis de credibilidad de los gobiernos sin precedentes, los cuales se han puesto a merced de "los mercados" durante los últimos cuatro años, desde que hizo erupción la crisis en julio de 2007. Y en lugar de controlar esos mercados volviendo a poner regulaciones, los han afianzado, con una "emergencia" detrás de otra, para otorgarle cada vez mayores concesiones al poder de las instituciones financieras, y en consecuencia han convertido cientos de miles de millones de la deuda privada de los especuladores en deuda de los gobiernos, con lo cual se castiga ahora a las poblaciones de las naciones, con enormes programas de austeridad en los presupuestos públicos.

El sector financiero, con un nuevo "rescate" tras otro, expresa su gratitud lanzando nuevos ataques especulativos, primero en contra de Grecia y otros Estados de la "periferia" de la Unión Europea, y más recientemente contra Francia y Alemania, y apostando con los seguros de incumplimiento crediticio (CDS) contra esos países "como si fuera el fin del mundo", según el diario Handelsblatt. Al mismo tiempo, las reducciones en la calificación del crédito a varios países que han hecho las agencias calificadoras ha producido una contracción de la llamada "banca paralela" que opera totalmente sin control alguno, lo cual a su vez, debido al efecto de palanca de los derivados crediticios, está causando un derrumbe que se acelera geométricamente. Irónicamente, resulta que precisamente el sector "más rentable" y también el más riesgoso de la economía de casino, es el Talón de Aquiles del sistema.

No a la Unión Fiscal Europea

En esta dramática situación, los agentes del imperio británico —ya sean el Financial Times, o el jefe del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, o el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, quien invocó una nueva "emergencia" para su exigencia de un aumento en el capital de reserva de la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera (FEEF) a solo dos semanas de la cumbre de la UE del 21 de julio— sostienen que solo el establecimiento inmediato de un gobierno económico europeo puede detener el derrumbe final de la zona del euro. Según ese argumento sofista, solo una unión fiscal europea sería más grande y más poderosa que los mercados.

Por supuesto, dicho gobierno económico europeo —como lo planeaban desde un principio los arquitectos de la Unión Monetaria Europea— podría imponer, supuestamente de modo más efectivo, precisamente lo que quieren "los mercados" de todos modos, los recortes más brutales, como los que se le imponen ahora a Grecia, Portugal, Italia, España y Francia, excepto que los Estados involucrados no tendrían entonces ningún derecho de veto en absoluto para proteger el bien común de sus naciones, con las consecuencias sociales ya mencionadas que vemos en los disturbios británicos.

Esa eliminación de los últimos vestigios de soberanía nacional sería el último paso en toda una serie de violaciones a las constituciones nacionales de Europa —como se confirmó de nuevo en el "veredicto de Lisboa" de 2009 que emitió el Tribunal Constitucional alemán en Karlsruhe— e incluso los mismos tratados de la UE como el de Maastricht y el de Lisboa. El Banco Central Europeo (BCE), en violación de sus propios estatutos, desde hace tiempo ha estado comprando los bonos chatarra de los Estados en bancarrota en el mercado secundario, con lo cual ha ocasionado una hiperinflación en vez de garantizar la estabilidad del euro, actuando claramente en contra de los intereses de los Estados europeos y del bienestar general de los ciudadanos.

Con este ataque a la constitucionalidad, que en Estados Unidos toma la forma del "Supercongreso" controlado por la Casa Blanca, que acaba de hecho con el poder del Congreso, y que en Europa toma la forma de un inconstitucional estado federal de la UE, los representantes de esta política se privan a si mismos de su legitimidad. La evidencia de su ya visible fracaso es un desempleo juvenil promedio de más del 20%, lo cual ha producido una generación sin esperanza, sin ningún futuro bajo el sistema actual. Una continuación y profundización de esta política, como ocurriría con la unión fiscal europea, hundiría a la región transatlántica en una nueva era de tinieblas, que muy pronto llegaría hasta el último rincón de la Tierra.

La solución Glass-Steagall

Frente a esta amenaza existencial, solo hay una salida: Un sistema bancario dual a nivel global, en la tradición de la Ley Glass-Steagall de 1933 en Estados Unidos. El proyecto de ley para una nueva Glass-Steagall, registrado como H.R. 1489, lo introdujo la representante demócrata Marcy Kaptur (Ohio) en la Cámara de Representantes de EU, y cuenta ahora con el copatrocinio de otros 32 congresistas, y el respaldo de la federación sindical nacional AFL-CIO; la Unión Nacional de Granjeros (NFU, por sus siglas en inglés); y un sinnúmero de organizaciones sindicales locales e instituciones partidistas, así como de consejos municipales, etc.

Aquí enumero las medidas de emergencia necesarias:

1. Todos los países de la región transatlántica deben adoptar una legislación para un sistema bancario dual, basado en la Ley Glass-Steagall de Franklin D. Roosevelt del 16 de junio de 1933, cuyos principios existían también en los países europeos hasta principios de los 1980, con regulaciones estrictas bajo las que el sector bancario tenía principalmente el carácter de banca industrial, y los ahorros privados no se podían utilizar para las operaciones especulativas de riesgo.

La banca comercial, la banca de inversión y el sector de seguros tendrán que estar separados por completo uno de otro, como era el caso antes de que se derogase la Ley Glass-Steagall en 1999 mediante la Ley Gramm-Leach-Bliley.

2. Los bancos comerciales tendrán que colocarse bajo la protección del Estado; los bancos de inversión tendrán que poner en orden sus balances por su propia cuenta, sin la ayuda del dinero de los contribuyentes, lo cual en la práctica quiere decir que los billones en papel tóxico tendrán que ser eliminados, incluso si eso lleva a la insolvencia de los bancos.

3. Se identificarán las áreas legítimas del viejo sistema que tienen que ver con la economía real o con la vida productiva de la población trabajadora, y se les considerarán válidas en el nuevo sistema. Algunas categorías de estas obligaciones se tendrán que congelar primero, debido a la compleja interdependencia, y luego alguna institución del Estado las analizará, evaluará y reconocerá.

4. Luego, un sistema de banca nacional, en la tradición de Alexander Hamilton, debe emitir crédito de largo plazo, dentro del nuevo sistema de crédito, con bajas tasas de interés para propósitos de inversión productiva, la cual, con el acento en una cada vez mayor densidad de flujo energético y progreso científico y tecnológico, elevará la productividad de la economía.

5. Las naciones participantes deben establecer de inmediato un sistema de tipos de cambio fijos.

6. Para la reconstrucción de la economía global, se tendrán que realizar acuerdos de cooperación de largo plazo entre las naciones soberanas, cuyo propósito será construir proyectos de infraestructura y desarrollo bien definidos. Estos acuerdos representan de hecho un nuevo sistema de crédito, un Nuevo Sistema de Bretton Woods, en la tradición de Roosevelt.

7. Dada la destrucción de décadas en las capacidades industriales y agrícolas, como resultado del dogma monetarista, por debajo del nivel necesario para las condiciones de vida decente para la actual población mundial de unos 7 mil millones de habitantes, la meta debe ser la de alcanzar, mediante el motor de la ciencia, la próxima plataforma superior de desarrollo económico, como lo ha planteado Lyndon LaRouche desde el punto de vista de la economía física. Como ejemplo histórico, el aumento en la productividad logrado con el programa Apolo del Presidente John F. Kennedy ha durado hasta el día de hoy.

Únete a mí para hacer un llamado urgente a los parlamentos y gobiernos para que cumplan sus deberes constitucionales y protejan al bien común de quienes representan, mediante la adopción inmediata de un sistema bancario dual.

Firmantes,

Helga Zepp-LaRouche

 

 

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