Escritos y discursos de Lyndon LaRouche

Empiezan a reconocer la realidad del desplome económico
El arancel como tal no es un problema para Europa: LaRouche

12 de marzo de 2002 (EIRNS)—Lyndon LaRouche, aspirante demócrata a la Presidencia de los Estados Unidos, dijo que el nuevo arancel de 30 por ciento que el presidente George W. Bush impuso sobre el acero importado a los Estados Unidos, es un cambio positivo e inevitable hacia el proteccionismo en los Estados Unidos. En una declaración que dio a conocer "LaRouche in 2004", su comité de campaña, el 7 de marzo, LaRouche dijo que el hecho de que Tom Daschle y Trent Lott, respectivamente, los líderes demócrata y republicano del Senado, apoyaran la medida decretada por Bush el 5 de marzo, indica que empiezan a reconocer la realidad del desplome económico, como prueba el hecho de que 31 empresas siderúrgicas de los EU hayan quebrado en los últimos 3 años, y que 20.000 trabajadores del sector hayan perdido sus empleos desde 1997.

La declaración de LaRouche reza textualmente:

Es obvio que el cambio que está ocurriendo en la política arancelaria de los Estados Unidos representa una amenaza directa para la Organización Mundial del Comercio, y una amenaza implícita para los acuerdos vigentes de Maastricht. Sin embargo, sería un engaño potencialmente fatal suponer que, este cambio en la política arancelaria, cuyos efectos a corto plazo ya son evidentes, no era un cambio que iba a ocurrir, más o menos inevitablemente, aproximadamente ahora.

En general, esto augura lo que probablemente se torne, más bien súbitamente, en el cambio sistémico más prodigioso de la política económica mundial en treinta años.

Puesto que mi persona es una institución en los Estados Unidos, y que, entre los pronosticadores económicos a largo plazo públicamente conocidos de las últimas décadas, yo soy al que más los hechos le han dado la razón, es mi deber intervenir en este momento, para hablarle con franqueza a los círculos pertinentes de mi propio país, y a los círculos pensantes pertinentes de Europa y otras partes del mundo. Quiero preguntarles lo siguiente: ¿Cuál es el verdadero significado sistémico de la reciente decisión del Presidente de los Estados Unidos, misma que, implícitamente, apunta al abandono abrupto de más de tres décadas del régimen del "libre comercio", hacia lo que atinadamente ha sido denominado por el dirigente del Senado estadounidense, Daschle, como una acción de "justo comercio"?

Como quedó claró de un coloquio televisado entre un entrevistador de CNN y los senadores Daschle y Lott, la acción que está tomándose ahora en cuanto al acero, presagia cambios de carácter parecido en muchas categorías del comercio y asuntos relacionados. Ustedes en el mundo, y en los propios Estados Unidos, deben reconocer el hecho de que, o los Estados Unidos continúan realizando cambios que sigan la misma trayectoria denotada por la caracterización de Daschle del nuevo giro en la orientación económica del gobierno de Bush, o la economía estadounidense seguirá, como previamente, a la deriva que empezó luego de 1965, rumbo a la desintegración general. Ustedes, dentro y fuera de los Estados Unidos, deben ver este punto de inflexión en la toma de decisiones, a la luz de las verdaderas implicaciones del derrumbe inevitable de la burbuja de derivados financieros centrada en Enron.

Los Estados Unidos de América no pueden sobrevivir por mucho tiempo si continúan las tendencias, que recientemente han acelerado, de seguir perdiendo sus vitales sectores de la industria y la agricultura, a los efectos combinados de la globalización rampante y al imperio destructivo de superburbujas financieras al estilo de John Law. Lo del acero fue sólo el principio. Nadie en los Estados Unidos ni Europa, puede meter nuevamente al genio "en la botella" de las recientes tendencias globalizadoras.

Entre las principales consideraciones que deben tener en cuenta todos los principales círculos pertinentes, dentro y fuera de los Estados Unidos, en este asunto de retornar a las pautas proteccionistas del "justo comercio", están las siguientes.

La industria siderúrgica de Europa

Para examinar algunas de las distracciones desde la perspectiva correcta, consideremos la supuesta amenaza que la nueva política de Bush representa para la industria siderúrgica de Europa. ¿Significa el aumento de aranceles al acero importado el desplome de las exportaciones de Europa a los Estados Unidos? En y de por sí la respuesta es: "No constituye tal amenaza". Piense de manera realista; ¿cuáles son los hechos?

¿Consumirán los Estados Unidos menos acero a resultas del arancel? ¡No a causa del arancel como tal! Los Estados Unidos tienen que importar acero de donde esté disponible, confiando principalmente en las líneas de abasto tradicionales establecidas. En y de por sí, el cambio simplemente significa que el consumidor estadounidense pagará un precio promedio mayor por los productos de acero. El precio más alto del acero y los productos relacionados consumidos internamente, significará un aumento en la concentración del poder adquisitivo del sector productor de bienes tangibles, en detrimento del sector especulativo de la economía. También significará una tendencia hacia una mayor acumulación de capital para el sector productor de bienes tangibles de Europa.

La amenaza no viene de éste, ni de los muy probables aranceles adicionales. La amenaza viene del hecho de que el mundo es presa del derrumbe general en marcha del presente sistema monetario y financiero mundial. El costo de mantener al inherentemente, y sistémicamente, quebrado sistema monetario de "tipos flotantes" que ha imperado desde 1971, está chupándole hasta los huesos a la economía física, donde se producen y consumen los bienes tangibles.

Como se puso de relieve en la discusión entre Daschle, Lott y el entrevistador: la cuestión no es el arancel en sí, sino el pasmoso pero inevitable cambio, de una política monetaria globalista "librecambista", al restablecimiento de las políticas de "justo comercio" que caracterizaron la reconstrucción económica de posguerra en las Américas, Europa Occidental y Japón, de 1945 a 1964. Por más de tres décadas el mundo ha transitado por el camino utópico del "libre comercio". Ha llegado al puente utópico tendido sobre el abismo, para descubrir que el puente nunca existió. Tiene la opción, por tanto, de tratar de cruzar ese puente, o de volver al mundo real.

Para el típico personaje político consciente de los órganos de difusión, como el senador Daschle, el asunto es claro. Piensen en los proverbiales "entre la espada y la pared"; Daschle sigue defendiendo el "libre comercio" con su boca política, pero mueve sus manos hacia regresar en la práctica a las políticas del "justo comercio". Los personajes políticos estadounidenses involucrados no cambiaron su filosofía; la realidad se las está cambiando. Enron no fue la causa de este cambio, sino que fue, a fin de cuentas, más o menos la proverbial "gota que derramó el vaso".

El problema que presenta la nueva política arancelaria de los EU, no debe plantearse como un conflicto entre los intereses de los EU y Europa. Debe reconocerse como una señal de la inevitable necesidad de un cambio inmediato en el mundo, de dejar las sandeces de una "sociedad de consumo", y regresar a una "sociedad productiva". En vez de pelear por los restos menguantes de la economía mundial, los Estados Unidos, Europa y otros más bien deben pensar cómo mejor y más rápido regresar al tipo de políticas que el presidente Charles de Gaulle representó para Francia y Europa en general, en la época de su estrecha colaboración con el canciller Adenauer, y la colaboración de ambos con el presidente John Kennedy.

Mientras, este giro en la orientación estadounidense no debió sorprender a nadie que estuviera al tanto de las realidades económicas que han venido desarrollándose en los últimos diez años. La realidad de la economía estadounidense y mundial ha intervenido en todas las otras áreas que definen las pautas nacionales e internacionales. La economía ha anunciado: "¡Apártense; me estoy haciendo cargo!"

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