Escritos y discursos de Lyndon LaRouche

Cheney habla de terrorismo:
¿Cuáles terroristas, Dick?

En un comunicado del 9 de agosto, titulado "Ligero cambio de enfoque de flanqueo", dirigida a los miembros de su asociación política, el precandidato presidencial Lyndon LaRouche habló de la urgencia de la campaña política por desarticular la amenaza de un nuevo ataque terrorista al estilo del del 9 de septiembre de 2001, amenaza enunciada por el vicepresidente Dick Cheney en un discurso ante el American Enterprise Institute el pasado 24 de julio en Washington, y repetida en otros discursos la semana siguiente.

En el memorando, que reproducimos a continuación, LaRouche, quien encabeza la ofensiva por forzar la renuncia de Cheney, dice que "la totalidad de su actual poder en la formulación de la política estadounidense se debe tan sólo a aquellos benefactores políticos suyos, aún sin identificar, que dispusieron el ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001". Ahora, dice LaRouche, "Cheney ha prometido un próximo ataque terrorista a los Estados Unidos, comparable en su efecto político al del 11 de septiembre de 2001. Lo hace en momentos en que su menguante posición política requiere algún tal suceso afortunado para devolverle la postura que tenía antes de los recientes sucesos en la guerra de Iraq".

El tema del comunicado de LaRouche es cómo entender esta situación, y cómo desarticular la operación terrorista.

La parte siempre debe ubicarse en su relación funcional con el conjunto. Nunca hay que partir de lo local u otros aspectos particulares del todo. Los procesos siempre deben definirse en términos de los cambios de la geometría física de los procesos en marcha. Hay que variar ligeramente el énfasis que se ha hecho en las conexiones de Cheney con el óxido de uranio, pero sin abandonar el tema del uranio, destacando lo que tenemos establecido como un hecho, sobre la amenaza terrorista al interior de los Estados Unidos, a partir de las actuales operaciones de la internacional sinarquista, centradas en Blas Piñar.

La más urgente labor de flanqueo en este momento es elaborar una nueva perspectiva de la importancia de los lazos sinarquistas de Dick Cheney, con énfasis morboso en la amenaza terrorista contra los EU por parte de los correligionarios fascistas de Cheney en el exterior, sin menospreciar, por otra parte, ninguno de los puntos recalcados anteriormente.

Una precaución: no hay que dar a entender que Cheney es del tipo de amenaza conocida como un "genio malévolo". En sus días, Cheney era un mezquino bravucón de patio de recreo, un atleta burdo, más que nada; uno de esos gladiadores sudorosos que, recién salido de las lides deportivas, eyacula por el micrófono de un locutor colegial: "Mira, mami: ¡gané!" Tales eran los viejos tiempos en Wyoming, cuando el tosco atleta jadeaba a la distancia, avizorando a Lynne, la reina de belleza del colegio. Un pillo notoriamente bipolar, inclinado intelectualmente al papel de Abe Rellis, el "Kid Twist" de Minnesota, y no a las lides del intelecto: un vicepresidente, por decirlo así, que sólo sabe de vicio. Hoy lo controla Lynne, su esposa straussiana, y él es su juguete, su perro bravo y gruñón: "¡Ataca, Dick!"[FIGURE 31]

Pero Cheney ha asumido la posición de controlador de la especialidad del terrorismo, en momentos en que la totalidad de su actual poder en la formulación de la política estadounidense se debe tan sólo a aquellos benefactores políticos suyos, aún sin identificar, que dispusieron el ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001. De otra forma, sin ese ataque, Cheney seguiría siendo apenas un mono repelente que se pasea inquieto en la jaula vicepresidencial.

Ahora, hablando desde esa posición, Cheney ha prometido un próximo ataque terrorista contra los EU, comparable en su efecto político al del 11 de septiembre de 2001. Lo hace en momentos en que su menguante posición política requiere algún tal suceso afortunado para devolverle la postura que tenía antes de los recientes sucesos en la guerra de Iraq. Pretende ser experto en la materia. ¿Son baladronadas, o acaso sus asesores saben algo pertinente? ¿Se vislumbra algún tipo pertinente de ataque terrorista? Ahora que el fraude del óxido de uranio está sepultando el mito del origen árabe del 11 de septiembre, ¿qué otras alternativas existen?

Yo sé de dos casos que se ajustarían a los requisitos de Cheney. Una es la que tipifican las capacidades formalmente negables de Rafi Eitan, fugitivo estrella del escándalo del espía Jonathan Pollard, y actualmente objeto de la atención de las autoridades competentes en Israel y los EU. Los círculos fascistas israelíes son maestros del disfraz. El segundo es el definido por la reciente agrupación bajo la égida de Blas Piñar, el principal fascista de España. Hay que evaluar el potencial para un ataque a los EU al estilo del del 11 de septiembre de 2001, que podría atribuírsele a Piñar, de la misma forma en que el del 11 de septiembre se le atribuyó a los árabes.

El actual reagrupamiento de las fuerzas sinarquistas internacionales sí contiene elementos que se ajustan a la descripción de las principales organizaciones terroristas desplegadas en Europa Occidental en los 1970, en incidentes tales como el bombazo a la estación ferroviaria de Bolonia y el secuestro y asesinato de Aldo Moro, líder italiano a quien amenazó personalmente Henry Kissinger durante una reunión en Washington. Estos son grupos sinarquistas cuya penetración en México y otras partes de las Américas fue coordinada en los 1930 desde Alemania, por conducto de España, por la sede del partido nazi de Adolfo Hitler en Berlín. Todavía existen y permanecen activos hasta la fecha.

El aspecto más significativo del nuevo reagrupamiento internacional bajo Blas Piñar, ex funcionario de Franco, es su muscularidad, aunque de un potencial político–operativo intrínsecamente efímero. Se compone en gran medida, entre otros, de grupos pequeños pero musculares que representan una continuidad de los que se usaron para encubrir operaciones terroristas internacionales en Europa en los años setenta. Por acción reciente de Blas Piñar existen ahora instrumentos ideales pare encubrir operaciones terroristas enfiladas desde América Central y del Sur contra el interior de los Estados Unidos. Por su misma existencia, estos grupos efímeros musculares de perfil sinarquista internacional se cuentan entre las fuentes más probables de acciones terroristas internacionales; de otra forma, ellos también, como el efímero mosquito, mueren pronto. El referéndum inminente en Venezuela es uno de los puntos de interés central en el examen de posibles pretextos.

Piénsese en el efecto de un ataque terrorista a los Estados Unidos, comparable en su efecto sicológico al del 11 de septiembre, ¡pero achacado esta vez a poblaciones hispanas, en vez de árabes!

¿Cómo hemos de hacerle frente a esto? No seamos estúpidos otra vez. Los métodos de straussianos tales como [el procurador general John] Ashcroft y Cheney sólo empeoran las cosas. Hay que emplear métodos políticos inteligentes: desenmascarar la Internacional Sinarquista. Que la gente aprenda de las guerras europeas de 1920 a 1945, y de la subversión nazi de América Central y del Sur, cómo el presidente Franklin Roosevelt y su liderato político hicieron frente a tales amenazas. Se tiene que identificar el sinarquismo por lo que es; despojarlo de su tolerancia entre Gobiernos e iglesias, y apostar emboscadas de inteligencia a esperarlo calladamente para atraparlo si intenta moverse en determinadas direcciones.

El primer perímetro de defensa contra los peligros existentes es alertar a las poblaciones y a las instituciones competentes sobre esos peligros. Los Estados Unidos cuentan con la capacidad profesional para cumplir con lo que le toca de dichas precauciones, una vez se elimine la interferencia de la camarilla neoconservadora de Cheney.

La libertad es buena, pero para tenerla hay que defenderla; y esto, esencialmente, mediante métodos políticos que fomenten en vez de conculcar la libertad de los inocentes, defendiendo el derecho a la justicia para culpables e inocentes por igual. Algunos a veces se portan mal, pero el objetivo es redimirlos, y no simplemente eliminar a los que puedan caernos mal. La justicia tiene la cualidad infecciosa de contribuir al bien, y se cuenta entre las armas más eficaces de nuestra seguridad contra el terrorismo y muchos otros males.

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