Escritos y discursos de Lyndon LaRouche

El Sudoeste de Asia - La Doctrina LaRouche

17 de abril de 2004.

La existencia futura misma de los Estados Unidos, y mucho más, corre un terrible peligro por las medidas económicas y militares adoptadas por el Gobierno estadounidense de George Bush, y por las negligentes necedades de la campaña presidencial del mal asesorado senador John Kerry, que le hacen juego. Aunque las políticas del Gobierno de Bush sí difieren al presente en cuanto a detalles relativamente terciarios, ambas campañas comparten supuestos axiomáticamente idénticos en cuanto a la formulación de planes para la práctica en lo tocante a: a) la economía; y, b) la guerra asimétrica que arrecia en Iraq y Palestina. Pese a sus diferencias respecto al propuesto reacomodo de las sillas en la cubierta de nuestro Titanic EUA, ambos candidatos simplemente rehusan decir cualquier cosa que valga la pena o siquiera urgente, sobre el hecho de que, con las políticas que propone cualquiera de los dos el barco de nuestro Estado de seguro se hundirá.

Sólo de continuar Kerry sus recientes posturas patéticas de campaña de "yo también" en esos asuntos, la reelección de Bush por cualquier medio honesto sería una perspectiva probable en este momento. En los aparentes esfuerzos de Kerry por aplacar al amenazante Gobierno de Bush, y de congraciarse con los intereses financieros que se vislumbran como contribuyentes a su campaña, su proclividad al populismo vacilante está alejando, e incluso irritando a grandes sectores de la ciudadanía, "al proverbial hombre olvidado" del que dependería la victoria del Partido Demócrata en noviembre. Por el momento Kerry juega al perdedor, y al paso que va hace mucho por acarrearse esa derrota.

Si el presidente Bush de veras salió elegido, o si sólo lo embutieron en ese puesto, lo sigue oscureciendo el acto anticonstitucional de ejaculatio praecox que llevó a cabo en enero de 2001 el magistrado de la Suprema Corte de Justicia de los EU, Antonin Scalia, un hombre cuyas inclinaciones en derecho constitucional a menudo parecen más un eco de la Constitución de la Confederación que de la de los EU. No obstante, hemos adoptado al señor Bush como Presidente de los EU; algunos quizás por compasión, por el hecho de que, dado que hace mucho que los "policías torpes" de las comedias de Hollywood conocidos como los Keystone Cops están desempleados, el pobre señor Bush no califica para ninguna otra plaza disponible al presente, que no sea la de maniquí en la Casa Blanca, donde su ventrílocuo, el vicepresidente Dick Cheney, controla su desempeño.

Entre tanto, hasta ahora ninguno de los dos candidatos rivales tiene nada que decir de ninguna cosa de veras significativa, ni nada bueno que decir sobre ningún asunto esencial que ahora encare la nación. Mi deber es remplazar al senador Kerry como probable candidato, o crear una situación en la cual se vea obligado a convertirse en un candidato ganador y realmente calificado que sustituya a Bush.

Sobre la economía:

En estos momentos el actual sistema monetario–financiero mundial está en las garras de una fase marcadamente terminal de un desplome generalizado en marcha. Contrario a los reniegos del senador Kerry, por ejemplo, prácticamente todo banquero central importante del mundo hoy día, sea que esté o no de acuerdo con las soluciones que propongo, concuerda de forma enfática en lo que dice tras bambalinas con la precisión objetiva de mi advertencia de que hay un derrumbe en marcha. Saben que se trata de un derrumbe obra de Alan "Míster Derivados Financieros" Greenspan, que sería mucho peor que el que Europa y los EU experimentaron en el período de 1928–1933, un derrumbe que ahora va derechito a un estallido mundial generalizado en el futuro inmediato. El actual sistema monetario–financiero mundial está en las garras de la suerte de hiperinflación inducida por los derivados financieros de la cual este sistema nunca podría recuperarse.

Los EU mismos sí podría recuperarse, pero sólo con un sistema monetario de nuevo cuño, parecido al que diseñó el presidente Franklin Roosevelt. O reorganizamos el sistema mundial ahora, como lo hizo el presidente Franklin Roosevelt, o nos hundiremos en una epidemia global de fascismo al estilo de los "fondos buitre", como el que se apoderó de todo el occidente y el centro de Europa continental en el intervalo de 1922–1945. No se trata de una amenaza de lo que podría ocurrir en unos cuantos años. La amenaza es inmediata. Podría ocurrir el lunes o aun algunos meses después, pero embiste, y esta vez golpeará con mucha más fuerza que la calamidad que Calvin Coolidge le legó a Herbert Hoover hace tres cuartos de siglo.

En este renglón, el de la economía, el senador Kerry hasta ahora ha sido un desastre electoral que espera ansioso ocurrir. Su caso nos trae a cuento, no sin relación, el del desgraciado chapucero Al Gore, sin cuyas necedades de campaña no habría sido posible el actual mandato del presidente Bush.

Tenemos muy poco tiempo. El derrumbe general del sistema financiero estadounidense y el de Europa, puede ocurrir el lunes que entra, o bien la clase de trucos hiperinflacionarios que vienen estilándose podría posponer el crac por un rato.

Me explico.

En el segundo trimestre de 1987 pronostiqué un probable desplome de importancia en los mercados bursátiles para principios de octubre, lo cual ocurrió, precisamente en esa fecha. En la siguiente coyuntura al ex presidente de la Reserva Federal Paul Volcker, quien pronto convirtió a la economía estadounidense en despojos, empezando en octubre de 1979, lo remplazó el actual ocupante de la bañera y también de la presidencia de la Reserva, Alan "Burbujas" Greenspan, mejor conocido también amplia y atinadamente como "Greenspin" (o, en español, el "Chanfle verde"). Greenspan reaccionó a la ya desastrosa situación que Volcker le dejó en octubre de 1987 inventando una nueva especie de moneda, llamada "derivados financieros". Entre la gente inteligente no se conocen como "derivados", sino mejor se llaman "apuestas colaterales" en esa empresa de apuestas salvajes conocida como el mercado de valores de instrumentos de papel de los especuladores. Greenspin convirtió estas apuestas colaterales, que se calcula ascendieron a 8.700 billones de dólares en refinanciamientos hiperinflacionarios en el 2003, en una gigantesca estafa contable y financiera, en una fuente de activos nominales contabilizados como si tuviesen algún valor económico real en los mercados financieros regulares, como los de acciones y bonos.

Rompiendo la barrera de los bonos

Para entender el actual derrumbe del presente sistema financiero–monetario mundial que arremete, compara la manera en que vienen inflándose los mercados financieros, en gran medida mediante el fraude de los derivados, con la imagen de un avión de hélice, o incluso una de las primeras configuraciones de un avión de retropropulción que se acerca al momento en que intentará "romper la barrera del sonido", la famosa onda de choque que definió por vez primera el físico matemático Bernhard Riemann a mediados del siglo 19. Para el propósito de aplicar el concepto riemanniano a la actual crisis económica, la condición límite que define el frente de choque en el que estamos entrando ahora en las finanzas mundiales, es la proporción del ritmo de aumento de los agregados financieros en relación con la caída relativa en la producción de bienes físicos, excluyendo la calidad ficticia de los "servicios", del modo que el fenómeno de Wal–Mart es típico de esta demencia económica en el dominio de la mentada "microeconomía".

En tanto la masa de agregados financieros aumenta de forma geométrica, la reducción requerida en la proporción de descuento necesaria para sostener la burbuja financiera coincide con la tasa de interés de casi cero para los préstamos interbancarios de un sistema bancario japonés en virtual en bancarrota. Esta clase de emisión inflacionaria de crédito monetizado en lo principal se usa para apuntalar los menguantes mercados bursátiles estadounidenses. El caso de la estafa de Greenspin en los EU con los valores hipotecarios, orquestado por canales tales como la agencia paraestatal Fannie Mae, y una burbuja parecida y hasta peor en Inglaterra, son subproductos típicos de esa clase de situación monetario–financiera internacional cada vez más explosiva.

En tanto el aspecto angular de la curva inflacionaria apunta a una dirección casi vertical, se torna ominoso el equivalente a una sacudida de la aeronave. Pueda que el avión se haga pedazos, o que caiga fuera de control hacia su destrucción en un momento incierto pero inmediato, del modo en que los vuelos supersónicos de prueba a menudo chocaron, hasta que cierto ingeniero alemán le enseñó a los estadounidenses, prácticamente con dibujos al reverso de un sobre, cómo rediseñar la nave para el vuelo supersónico conforme a los principios de la onda de choque riemanniana.

Como puntos de referencia, esta burbuja pudo haber estallado al final del Gobierno del presidente George H.W. Bush, y esas presiones contribuyeron en gran medida a que el presidente Clinton lo derrotara. La burbuja de la informática de Greenspin mantuvo la farsa con vida durante el Gobierno de Clinton hasta la primavera de 2000, cuando la burbuja ya rayaba en la región del desplome generalizado ahora en marcha. La crisis que Soros provocó en Asia en 1997 fue resultado de esto. El desplome del mercado de los bonos GKO rusos en agosto de 1998 fue un caso. La política hiperinflacionaria del "muro de dinero" que se instauró a fines de 1998 pospuso el derrumbe hasta el mandato del presidente George W. Bush.

Ahora la relación de la curva tipo frente de choque empieza a apuntar derecho hacia arriba. La proporción del ritmo de crecimiento de la emisión cada vez más inflacionaria de activos monetarios y financieros ficticios, que ocurre de un modo que acelera el derrumbe de la economía física (real) subyacente, tiende a producir un efecto combinado de corte hiperbólico. En ese momento nada puede posponer el desplome del sistema monetario–financiero mundial en su forma actual.

Sólo los individuos ignorantes o los mentirosos de los círculos prominentes de todo el mundo negarían ese hecho hoy. Más bien, como pudiera sugerir el elegante François Rabelais, en la próxima reunión de los notables del FMI probablemente se acomodarán, todos y cada uno de ellos, por así decirlo, en un círculo, sentados cada cual, presa del pánico, en un inodoro con desagüe automático.

Lo cierto es que si se reelige al Gobierno actual de Bush y Cheney en noviembre, está garantizado un crac financiero general, un gobierno mundial schachtiano, uno fascista asesorado por un neoschachtiano como Félix Rohatyn o Robert Mundell y gobernado por fondos buitres, en combinación con el pronto desencadenamiento de los programas de Cheney y Blair al estilo de la Sociedad Fabiana, de guerra rodante perpetua a nivel mundial, sujeta a la doctrina de guerra nuclear preventiva que creó la al presente desesperada situación estadounidense en Iraq.

En tanto, los EU después de noviembre de 2004 se transformarían, bajo el equipo de Bush, Cheney, Ashcroft y Scalia, mediante medidas de emergencia, en un Estado fascista según el modelo de lo que ya Ashcroft y Scalia han revivido, a modo de tendencias agresivas, de las políticas del "jurista de la Corona" de Adolfo Hitler, Carl Schmitt; el Schmitt que fue el patrocinador original del mismo Leo Strauss cuyas doctrinas fascistas engendraron más tarde a los neoconservadores de Cheney. El momento de un ocaso venidero de esos siempre malditos dioses del Olimpo financiero, por lo general significa tiempos de ese género de guerra y dictadura inherentes a la noción de una era de tinieblas.

Sobre la guerra:

El tema inmediato de mi presente declaración política lo representa la tarea de sacar y llevar con éxito y rapidez al Ejército estadounidenses a puerto seguro, fuera del hoyo desesperanzador que representa la ocupación militar de Iraq que ahora se desmorona. Ni el presidente Bush, ni el senador Kerry, poseen en estos momentos la competencia para definir un enfoque práctico que logre el repliegue. Ni siquiera mi política funcionaría de no presentarla los EU como mi doctrina, del modo que explicaré aquí, y tampoco si el Gobierno estadounidense no señala que adopta mi doctrina.

Esa doctrina misma es la que sigue.

El interés de los EU en el Sudoeste de Asia

por Lyndon H. LaRouche
Sábado 17 de abril de 2004
.

1. Ni las causas ni el remedio para el actual atolladero de guerra asimétrica en ebullición en Iraq pueden encontrarse dentro de los confines de la presente configuración de fuerzas en conflicto dentro del propio Iraq. No puede haber razón moral o militar alguna para continuar una política de mantener a nuestras fuerzas en territorio iraquí. Por tanto, tenemos que sacar a nuestras tropas de una forma segura y rápida de Iraq. No obstante, esto no puede hacerse sin crear un marco estratégico más amplio en el que pueda dársele vida a una solución viable.

La trampa que en estos momentos tiene atrapada a las fuerzas militares estadounidenses en Iraq es que, si se precipita en una ofensiva temeraria, como propone un desesperado secretario de Defensa Donald Rumsfeld, o una retirada imprudente, crearía, sin falla, un desastre infinitamente peor que el que ya existe ahora allá, y para los EU a nivel mundial. De ahí que la presente situación en el terreno tiene que flanquearse de un modo estratégico.

2. Para definir una solución posible tenemos que cambiar el orden del día, de solo Iraq al tema de todo el Sudoeste de Asia. Sólo en el marco de una declaración apropiada del interés y la política estadounidenses en el Sudoeste de Asia en tanto unidad definida de forma congruente con la formulación de políticas en los EU, es que podemos poner en juego el concierto de fuerzas requerido para crear una alternativa viable para Iraq hoy.

3. Para los propósitos de la política exterior estadounidense, el Sudoeste de Asia ha de reconocerse en la demarcación de cuatro Estados principales, cuya cooperación apropiada es indispensable para crear una zona de estabilidad entre las naciones y pueblos de toda la región. Éstos son Turquía, Siria, Irán y Egipto. La seguridad del extremo nororiental de la región así definida depende de proteger su flanco, al garantizar la no ingerencia de intereses extranjeros al excluir a partes ajenas metiches de entrometerse en las conversaciones en marcha sobre la cooperación entre Armenia, Azerbaiyán e Irán.

Es solamente fomentando el establecimiento inmediato de una declaración apropiada en la que los EU se comprometen a reconocer esa realidad del Sudoeste de Asia, que puede obtenerse la ayuda necesaria para sacar a las fuerzas estadounidenses de Iraq. Lograr que esas y otras naciones de la región acepten dicha declaración de los EU, representa la acción de flanqueo necesaria. Por tanto, urge emprender una acción en la dirección aquí delineada, y tiene que ser inmediata.

4. El esfuerzo para establecer semejante zona de seguridad mutua en el Sudoeste de Asia fracasaría a menos que los EUA también tomen la medida más audaz que acarree la realización del compromiso incondicional de los EU a la negociación inmediata de un acuerdo de paz entre dos Estados a lo largo de líneas predetermindadas tiempo atrás, entre el Estado palestino y el israelí. Nadie en el Sudoeste de Asia, ni en gran parte del resto del mundo, creería que los EU son una contraparte honorable, a no ser que los EU le hincaran el diente, sin sus titubeos actuales y acostumbrados, al tan demorado establecimiento de una especie de paz palestino–israelí congruente con el precedente del principio del Tratado de Westfalia de 1648.

Si las naciones de la región del Sudoeste de Asia aceptan un arreglo tal, con la garantía del apoyo estadounidense, pueden entrar en juego las influencias internacionales necesarias.

5. Sin embargo, ninguna medida semejante propuesta por los EU —aun si se sigue al pie de la letra lo que se ha dicho aquí— sería aceptada por los pueblos de las región, a menos que el Gobierno estadounidense identificase dicha declaración como la adopción de esto, por nombre, como la "Doctrina LaRouche". Ninguna otra figura política importante de los EU podría disfrutar de la confianza del mundo árabe y partes relacionadas del mundo, a este propósito, por el momento.

La importancia esencial implícita de esta función del nombre de "LaRouche", se debe más que nada a que el Gobierno estadounidense, bajo el pulgar de personajes tales como el vicepresidente Cheney y sus neoconservadores leoestraussianos, ha obrado con un compromiso continuo con una doctrina utópica conocida variamente con los títulos de "guerra perpetua" y "guerra nuclear preventiva". Esas políticas son una extensión de las doctrinas de la Sociedad Fabiana de los aborrecedores de los EU, H.G. Wells y Bertrand Russel, las doctrinas del "gobierno mundial mediante el terror de las armas nucleares", el terror que dominó al mundo desde el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki, hasta los acontecimientos de 1989 en Europa. Cheney en particular ha escogido de blanco a Siria, Irán, Corea del Norte y a otras naciones, como las víctimas intencionales de dicha política. De reelegirse el mundo puede esperar acciones prontas, incluyendo ataques nucleares "preventivos" contra estos y otros blancos, que comenzarían poco después de las elecciones de noviembre. El mundo en general no considerará creíble ninguna declaración aplicable de la orientación explícita de los EU, a menos que esa declaración, como yo la elabore, sea considerada como una erradicación sistémica de la tradición de Russell de un "gobierno mundial" angloparlante. y de la relación de ésta con las doctrinas del vicepresidente Cheney hoy.

6. Al presente tenemos que mantener fuera de la formulación de políticas a los abogados de Wall Street y semjantes. similares. No debe introducirse ningún intento por desarrollar un "plan detallado de salida", ni de negociar un "contrato", previo a lograr que una mayoría conducente, al menos de los posibles partícipes en un nuevo acuerdo de seguridad y desarrollo del Sudoeste de Asia, se comprometan a llegar a un acuerdo en principio. Debemos recordar que el principio de la ruina de los compromisos —por lo demás excelentes— alcanzados con los Acuerdos de Oslo vino una vez que se permitió a ciertos intereses financieros, como los relacionados con el Banco Mundial, intervenir al modo de abogados de intereses bancarios para distorcionar la instrumentación de los acuerdos, de formas tan incompetentes que nunca se tomó ninguna medida seria de desarrollo económico. Ese error creó el vacío de inacción en el que la subsiguiente perversidad de Netanyahu, Ariel Sharon y otros cobró su precio de forma patente en ambos bandos,

a.) Únicamente principios de intención que cuenten con una base constitucional en el derecho natural en vez del derecho positivo, tal como el gran principio constitucional de "el provecho del prójimo" del Tratado de Westfalia de 1648, pueden ser exitosos en establecer un acuerdo medular en circunstancias como las que vive esta región hoy día. El derecho positivo debe esperar al placer de la adopción de los principios ecuménicos pertinentes de derecho natural.

b.) Los asuntos económicos más decisivos de la región del Oriente Medio son el agua y la energía. En la vecindad inmediata de Israel y la Palestina ocupada, por ejemplo, no hay agua suficiente de los recursos ahora disponibles para permitirle vivir en paz a la creciente población de esa región. Medios artificiales, como la desalación a gran escala, que son necesarios para aumentar el abasto bruto de agua potable a la región, junto con la provisión de la generación y distribución de energía relacionadas, pueden asegurar las condiciones de una paz posible y duradera en la región en general. En general la paz tendría perspectivas duraderas, sólo si se definiera a la región, tras el eco del Tratado de Westfalia, como una zona de cooperación en el desarrollo de Estados soberanos.

7. Los EU tienen que reconocer la importancia de la estabilidad del Sudoeste de Asia como un flanco crítico para la posibilidad de recuperación económica mediante el desarrollo por todo el continente de Eurasia y zonas afines. Es de interés vital para los EU que esta región del mundo se desarrolle de formas que eleven las condiciones de vida y las relaciones de cooperación entre los pueblos de ese continente, creando un sistema de cooperación para el progreso en el que los propios EU querrían ser aceptados como socios activos y útiles. Si incendiamos la casa de nuestro vecino, ¿puede la nuestra estar de veras segura?

La política militar estadounidense conducente

8. El juicio que el mundo se formará respecto a mi nueva política propuesta para el Sudoeste de Asia impulsará a otras naciones en referencia a analizar con mayor detenimiento mi política militar como tal. A ese respecto, ofrezco las siguientes notas aclaratorias conducentes:

a) Propuse que los EU adoptaran como su intención mi política para el retiro pronto y expedito de las fuerzas militares estadounidense del Oriente Medio. Como presidente, traería al grueso de nuestras tropas de regreso a los EU, para reconstruir a esas instituciones pertinentes ahí. Por consiguiente, establecí los siguientes aspectos ejemplares de una política militar relacionada, que nosotros y las naciones en el exterior debíamos aceptar como nuestra política.

b) En lo sucesivo la política militar de los EU tiene que ser la afirmación de una tradición militar de defensa estratégica, del modo que el gran Lázaro Carnot —quien rescató a una Francia prácticamente perdida de la ocupación y la división a manos de los ejércitos de casi toda Europa— definió por primera vez el término de una forma científica significativa. Esta política, como la conocemos, fue enriquecida por las contribuciones complementarias de Gerhard Scharnhorst de Prusia, del modo que la orientación de Scharnhorst se expresó, tanto en la destrucción de la Grande Armé en la trampa estratégica que le tendieron bajo el zar Alejandro I, como en la subsiguiente iniciativa prusiana que destruyó el poder del emperador Napoleón en retirada, antes de que pudiera regresar a Francia a armar un nuevo ejército. Este fue el magnífico principio aplicado por el comandante supremo Douglas MacArthur a la guerra del Pacífico, y la política de los EU de los generales tradicionalistas Marshall y Eisenhower, obstaculizada por nuestra nuestras relaciones extraordinariamente difíciles con el aliado británico Winston Churchill y compañía en Europa.

c) La defensa estratégica se basa en asegurar y fomentar la paz, no en la consecución de la guerra perpetua. Nunca más debemos tolerar imitaciones del fascista original, el emperador ladrón Napoleón Bonaparte, cuyo precedente preparó el escenario ideológico para las guerras posteriores de Adolfo Hitler. Así en la guerra, y en los tiempos de paz, las fuerzas militares de los EU de América tienen el propósito de ser, en esencia, una fuerza de ingeniería dirigida por oficiales cuyas capacidades descansan en los cimientos de la competencia en la ciencia y la ingeniería, y en el entendimiento congruente de la misión y las tareas relacionadas de las ramas militares de la república y sus funciones de inteligencia correspondientes, visto eso contra un trasfondo de comprensión de la historia relacionada del estadismo, en especial de la historia de la civilización europea desde la antigua Grecia.

d) La referencia al marqués de Vaubán y a la intención de construir fortificaciones tales como las de Belfort y Neuf Breisach que hace Carnot en su desarrollo de la tradición principal de la noción de defensa estratégica de Francia, más que los dogmas del mercenario barón de Jomini, fue la base de la revitalización de la academia militar de West Point durante las presidencias de James Monroe y John Quincy Adams. Esto lo apuntaló la función relacionada de la gran rama de la inteligencia y la contrainteligencia estadounidense de esa época, la Sociedad de Cincinato, entonces dirigida por nuestro general el marqués de Lafayette y en la que sirvieron héroes tales de nuestro servicio de inteligencia como Washington Irving, James Fenimore Cooper, el especialista en contrainteligencia Edgar Allan Poe, y otros.

e) Por aproximadamente cuarenta años, desde que se desató la guerra oficial estadounidense en Indochina, los EU y sus ramas castrenses han sufrido un deterioro a largo plazo en su calidad de fuerza de defensa estratégica, hacia un modelo imperial. Esta transformación se ha entretejido con un giro de nuestra economía nacional, de ser la principal nación productora del mundo, posición que conservó hasta el período de 1966–1968, a lo que se convirtió de manera creciente en la economía "posindustrial" depredadora que surgió en el intervalo de 1971–1981. En el último intervalo clausuramos nuestra infraestructura económica básica esencial y las buenas cualidades del empleo productivo, transformando a nuestra nación en algo que se asemeja a una Roma imperial que mantiene quieta a su arruinada población general con pan y entretenimiento circense a lo romano, al tiempo que saquea a esclavos sometidos, y a pueblos y sus naciones en el exterior.

f) La decadencia paralela de las recientes formas políticamente superpuestas de la doctrina y la práctica estratégicas de los EU se remonta en lo principal, a los acuerdos negociados entre el aparato de seguridad nazi y la facción estadounidense asociada con Allen Dulles y su compinche James J. Angleton. Bajo este arreglo la sección del aparato de seguridad nazi asociada con Schellenberg y Wolf, este último con sede en Italia, y con la red internacional del Hjalmar Schacht que puso a los nazis en el poder en Alemania, fue absorbida por el aparato de la inteligencia angloamericana como una "entidad antisoviética competente" y así, con el tiempo, por la OTAN. Este apropiamiento de un núcleo del aparato nazi en lo que se conoció como el ala "utopista" de la dirigencia estratégica angloamericana, fue parte integral de la instrumentación planificada de Bertrand Rusell de la política del "gobierno mundial mediante la guerra nuclear preventiva" entonces, y también de la del vicepresidente Cheney y sus círculos hoy. Las nuevas generaciones de ese aparato nazi ahora infestan a Italia, Francia, España y a las naciones de América Central y del Sur, del mismo modo que también infestan las capacidades bélicas de los utopistas pertinentes de nuestra propia nación hoy día. El vicepresidente Cheney y los neoconservadores, tales como Michael Ledeen, en general son representantes funcionalmente ideológicos de la actual generación de ese legado ("fascista univeral" y pro "globalización) de la Allgemeine–SS nazi.

g) Esta mezcla de ese elemento nazi con la facción utopista de la élite angloamericana se llevó a cabo a través de la España de Franco, y ese gran componente de la SS nazi rescatado de la República de Salò de la SS del general Wolf, que Mussolini nomminalmente gobernaba en Italia. Sin embargo, estos elementos, sin importar qué tan desagradables por derecho propio fuesen, no eran más que instrumentos de la misma red sinarquista internacional de organizaciones bancarias privadas que pusieron a los fascistas en el poder por toda Europa Central y Occidental continental a lo largo del período de 1922–1945. Es esa misma red de organizaciones bancarias sinarquistas la que estuvo detrás de los proyectos fascistas de 1922–1945, que son los intereses financieros que están detrás las pautas relacionadas tanto con el vicepresidente Cheney como con el control paralelo de la Sociedad Fabiana sobre el número 10 de la calle Downing de Londres hoy día.

Sería sólo denunciando estos hechos desagradables que los EUA podrían establecer ahora una doctrina estratégica competente y una práctica institucionalizada en el interés propio. Si los EU declaran que ya no tolerarán a esas reliquias del pasado, entonces serían posibles las reformas necesarias en la política y en la práctica, de regresar a la tradición de la fundación de nuestra república y sus formas constitucionales.

9. Los asuntos de la paz y la seguridad al presente no pueden separarse de la reconstrucción de la economía estadounidense, de regresarla a su función previa en tanto la principal sociedad productora del mundo, una función que se expresa en los niveles de progreso científico y tecnológico. Esto requiere la reconstrucción de nuestra república, en donde tiene que habilitarse a las instituciones congruentes con nuestra tradición militar de defensa estratégica para retomar su orientación constitucional tradicional.

a) Tal como el gran reformador de Prusia, Scharnhorst, también lo entendía, una política de defensa estratégica depende de la integración del ejército con la milicia general, las reservas organizadas e irregulares que pueden movilizarse para la guerra u otras emergencias. La milicia puede desempeñar esta función como tal, en la medida que esté calificada como una fuerza de ingeniería, de un modo en que las fuerzas enviadas a ocupar Iraq no estaban capacitadas para desempeñar la función de una fuerza de ingeniería, y fracasaron al no comprometer de inmediato a la gran milicia existente en Iraq como socio en la labor de ingeniería que le facilitaría a nuestras fuerzas una salida pronta y exitosa en un grado esencial.

b) La reconstrucción de la hoy quebrada economía estadounidense no puede lograrse sin una inversión a largo plazo y a gran escala de crédito generado por el gobierno federal, en programas nacionales y estatales importantes en la reconstrucción y desarrollo de infraestructura económica básica, quizás en el orden de los 6 billones de dólares en la formación de capital, puesta en marcha en los próximos cuatro años para este efecto. El problema con el que topa esto es la falta de capacitación entre la masa de sectores desempleados y pobremente empleados combinados de la fuerza de trabajo. En los 1930 con el presidente Franklin Roosevelt, creamos los Cuerpos de Conservación Civil, en lo principal bajo la supervisión de la ingeniería militar, produciendo así divisiones enteras que se alistaron para la guerra, pero que también contribuyeron mucho a erigir la fuerza de trabajo civil estadounidense de los tiempos de paz después de eso. El mando de Sargent Shriver de los Cuerpos de Paz de Kennedy es un ejemplo apropiado. La orientación del ejército regular a una relación funcional complementaria con las reservas, y de regresar al legado de un fuerte acento en la competencia en ingeniería impulsada por la ciencia en la capacitación y la asignación de labores, ofrecerá una integración en las tareas económicas de reconstruir nuestros ahora derruidos poderes productivos, y el mantenimiento de una calidad y cantidad adecuadas de efectivos regulares y en reserva.

c) La guerra debe terminar con la paz. Un ejército que va a una guerra necesaria tiene que terminar el trabajo construyendo los cimientos de una paz duradera, y tiene que estar calificado para cumplir esa misión.

10. Digámosle al mundo con vigor y claridad, y sin equívocos, que fuimos creados para convertirnos en eso, y que tenemos que volver a serlo. Entonces nos volveremos invencibles en cualquier empresa justificada, y evitaremos de forma escrupulosa lo que no debemos hacer.

<<Página Anterior