Escritos y discursos de Lyndon LaRouche

Iberoamérica ya ha saldado sus deudas

Además de las numerosas preguntas a las que respondió durante y después de su alocución por internet del 16 de junio, en especial las provenientes del Senado estadounidense (ver el intercambio anterior), Lyndon LaRouche también recibió otras tantas de Iberoamérica. A continuación reproducimos las respuestas de LaRouche a algunas de ellas (ver también “Los bolivianos acuden a LaRouche en busca de respuestas”, en Resumen ejecutivo de la 2a quincena de agosto de 2005, y el editorial “La solución para Iberoamérica pasa por los Estados Unidos”, en Resumen ejecutivo de la 2a quincena de julio de 2005).

La función del dinero

Pregunta: El acceso a los bienes y servicios es por medio del dinero. Luego, el dinero se convierte en un fin en sí mismo: a más dinero del que uno se apropia, más acceso a bienes y servicios. El dinero termina “comandando” la riqueza producida. Lo que es un mero medio que facilita el intercambio, se convierte en la llave de todas las puertas de acceso a la riqueza. El efecto sustituye a la verdadera causa de la riqueza.

Pienso que si no se resuelve este problema, un futuro Nuevo Bretton Woods como el que usted propone volverá a degenerarse y a entrar en el tobogán de la decadencia, como entró el viejo Bretton Woods a partir de antes de 1971.

¿No es hora de pensar en un mecanismo para quitarle al dinero ese poder de “comandar”, pero que a su vez sirva para facilitar el intercambio, o sencillamente prescindir del dinero y pensar en otro modo distinto de facilitar el intercambio de riqueza?

Una “oligarquía financiera” es un efecto de una noción previa que otorga al dinero el poder de comandar. En otras palabras, cuando existe la creencia (a nivel individual o colectivo) de que el dinero comanda la riqueza, ahí tenemos las condiciones para que surja una oligarquía financiera que va a retroalimentar esa creencia. Si queremos eliminar a la oligarquía financiera, debemos cambiar las creencias espontáneas de las personas en relación al comando del dinero.

En un sistema de economía física, ¿qué papel jugará el dinero? ¿Conservará su poder de comandar la riqueza?

En caso de que, bajo el escenario de una conferencia internacional de naciones, surjan otras pautas de comercio internacional basado en tratados bilaterales a largo plazo, ¿cómo se saldarán las cuentas entre los países contratantes? ¿En dólares? ¿En bienes físicos? ¿En una canasta [de mercado] sintética como unidad de cambio? ¿Cómo harán dos naciones para saldar las cuentas de su intercambio?

LaRouche: Conforme el poder decadente de los Habsburgo y reliquias relacionadas del feudalismo mevieval fueron presa del poderío imperial creciente del nuevo sistema veneciano del imperialismo liberal angloholandés, los principales sistemas económico del mundo se dividieron entre el sistema liberal angloholandés, por un lado, y el Sistema Americano de economía política, por el otro. Fue el temor a las implicaciones de la Declaración de Independencia de los EU lo que impulsó a la Compañía de las Indias Orientales británica de lord Shelburne y demás, a organizar las revoluciones francesas de julio de 1789 hasta 1815, para aislar la influencia de la república estadounidense ahogando a toda Europa continental en guerras continentales constantes, tal como se hizo al ascenso de los liberales al poder imperial mediante el debilitamiento mutuo de las potencials continentales con la guerra de los Siete Años, que concluyó con el Tratado de París de febrero de 1763.

La victoria de los EU contra la insurrección esclavista que emprendieron los agentes de lord Palmerston de Gran Bretaña, estableció al Estado nacional de los Estados Unidos de América como la principal potencia del planeta, creando un modelo de desarrollo económico que fue reproducido con amplitud en Alemania, Japón y otras partes, de 1877 en adelante, bajo la influencia directa del principal economista mundial de la época, Henry C. Carey de los EUA.

A pesar de los hechos de la historia económica moderna, los académicos y otros incautos de todo el mundo siguen parloteando con credulidad sobre las “glorias” y las “obcenidades’ ” del “capitalismo”, del modo que los liberales de la Compañía de las Indias Orientales británica difundieron la noción de “capitalismo” mediante diversos canales, entre ellos la víctima de los ardides de Palmerston, Karl Marx, a través de jefes del Ministerio de Relaciones Exteriores británico como Jeremías Bentham y lord Palmerston. El hecho de que el sistema de control mundial liberal británico de las finanzas internacionales controlaba los sistemas monetario–financieros del mundo, en especial la posición dominante de los liberales en el control de los préstamos financieros internacionales hasta la fecha, alimentó la credulidad —incluso la de Marx y Lenin— de aquéllos que gustan de los fanáticos religiosos de quienes copiaron el espíritu de este aspecto de su fe.

La única alternativa importante al sistema liberal británico de imperialismo que existe hoy es el Sistema Americano de economía política, como lo describió el primer secretario del Tesoro de la república estadounidense Alexander Hamilton, al igual que Mathew C. Carey, su hijo Henry C. Carey y Federico List. La victoria de Abraham Lincoln contra los títeres de lord Palmerston de la Confederación, y contra Maximiliano, el ratero y carnicero hitleriano que encabezó la ocupación habsburga de México del títere de Palmerston, Napoleón III, mató la expectativa de emprender una reconquista británica en Norteamérica, y estableció el Sistema Americano de economía política que muchas partes del mundo copiaron en el período que siguió a la insurrección de 1861–65 dirigida por Londres en contra del Gobierno de los EU.

Aunque la influencia del Sistema Americano de economía política se había esparcido entre los círculos patriotas de América Central y del Sur a principios del siglo 19, la difusión de la infuencia del Sistema Americano de economía política en tanto alternativa cualitativa al maldito sistema británico del monetarismo, descolló en varias ocasiones durante el período que va de la victoria de Lincoln hasta la muerte del presidente Franklin Roosevelt y después.

Con la muerte de Franklin Roosevelt, su sucesor, Truman, probó ser un corrupto, víctima de los ardides de la misma camarilla financiera derechista que comprendía a los círculos financieros británicos y estadounidenses que en un principio financiaron las dictaduras de Mussolini, Adolfo Hitler y Francisco Franco. Algunos de estos financieros rompieron con Hitler, en especial los que tenían su sede en los EU y Londres, pero sólo porque éste había decidido preparar primero un ataque contra Francia y Gran Bretaña, antes de atacar a la Unión Soviética. Una vez asegurada la victoria contra Hitler, los financieros que temporalmente apoyaron a Roosevelt por conveniencia, volvieron a impulsar de nuevo los métodos y objetivos fascistas. Así fue como el Gobierno de Truman arrojó las bombas nucleares contra Japón, para inaugurar el compromiso político angloamericano de preparar un ataque nuclear “preventivo” contra la Unión Soviética, con el propósito declarado de eliminar del planeta el Estado nacional a favor de una entrega explítica al gobierno mundial, o a lo que hoy se llama “globalización”. Se descartó el objetivo de la guerra nuclear “preventiva”, porque la Unión Soviética había fabricado armas nucleares y desarrollado un arma termonuclear antes que la alianza angloamericana. Así, hasta 1989 vivimos bajo la [política de la] “destrucción (termonuclear) mutuamente asegurada”.

La ofensiva por el gobierno mundial y la destrucción de todo vestigio del Sistema Americano de economía política tuvo lugar con el presidente Nixon. Se proclamó la eliminación del Sistema Americano como la extirpación de la influencia de Franklin Roosevelt. Ciertamente, Franklin Roosevelt basó todas sus reformas principales en el Sistema Americano, del modo que tanto Alexander Hamilton como su socio Isaac Roosevelt, el ancestro de Roosevelt, definieron este sistema.

La pertinencia de ese breve compendio histórico para tu mensaje, es la siguiente:

El uso del dinero es prácticamente inevitable. Sin embargo, el uso del dinero y el sistema del monetarismo no son concomitantes, excepto en las mentes perturbadas de los lerdos y otros seguidores de los liberales angloholandeses de la escuela neoveneciana. Por la misma razón, usar el dinero en la creación de inversión de capital físico y en la conversión de la utilidad de dicha inversión a una forma monetaria o equivalente, no es la distinción específica de lo que los británicos y los marxistas por igual han llamado “capitalismo”. Si reconocemos el hecho de que muchos de la actual camada de “monetaristas” declarados, como los de la llamada Escuela de Siena o los rufianes cuasifascistas del American Enterprise Institute y la Sociedad Mont Pelerin, están locos de remate, de entre sus cualidades menos detestables, el elemento esencial del simple hecho que subyace en el fanatismo del actual Gobierno estadounidense de Bush, es que el odio que estos fanáticos peligrosos sienten por Franklin Roosevelt es una expresión del mismo odio que los paniaguados de lord Shelburne y su Jeremías Bentham, y el protegido de éste, lord Palmerston, expresaron en contra del Sistema Americano de economía política, al instaurar la política de “guerras mundiales” con el recluta de Palmerston, el príncipe de Gales que después fue conocido como el rey Eduardo VII.

El dinero es dinero, tal como los recortes de uñas de los hombres y los chimpaces son uñas que representan especies de existencia fundamentalmente distintas.

En el Sistema Americano de economía política los objetivos de la política económica son físicos, no monetarios. El poder de crear y regular una moneda y su circulación es un monopolio del gobierno prescrito constitucionalmente, al igual que la regulación del comercio. Los impuestos, en tanto monopolio del gobierno, están diseñados para que el mismo medio sirva dos propósitos: cumplir con las obligaciones del gobierno y favorecer los avances económicos considerados de interés público, o simplemente para darle un trato más justo a los miembros de la sociedad. Este aspecto del Sistema Americano algunas veces recibe el nombre de políticas de “comercio justo”.

No dejamos que la circulación del dinero determine nuestro destino. Elegimos nuestro destino colectivo, y diseñamos la creación y circulación del dinero para hacer realidad el destino que un pueblo ha escogido a través de sus representantes legítimos. Hacemos esto al asumir la responsabilidad gubernamental del desarrollo y mantenimiento de la infraestructura económica básica requerida para satisfacer las necesidades de toda la población y de todo el territorio, al tiempo que le confiamos la producción de mayores innovaciones valiosas a los empresarios privados o a otras expresiones del libre potencial mental creativo de personas individuales.

Los mismos principios que expresa el Sistema Americano se aplican a las relaciones dentro de los Estados nacionales soberanos, y también entre ellos.

El amplio desafío que encara toda la humanidad hoy, consiste en emprender un programa de recuperación físico–económica mundial que, en gran medida, tiene que depender de la inversión de largo aliento en la creación y desarrollo de la infraestructura económica básica, más que nada la infraestructura que el sector público de las economías nacionales y del mundo aportan. Esto requiere un sistema de tipos de cambio fijos basado en tasas de interés simple de largo plazo que no pasen del 1 o 2% anual. En gran medida, son los gobiernos los que tienen que generar el crédito necesario para ésta y otras expansiones de la inversión útil, ya sea mediante la generación de crédito estatal, como lo prevé la Constitución de los EU para la generación de crédito público, o con la creación de enormes masas de crédito público a través de acuerdos y tratados de largo plazo entre países que comercian entre sí.

Por último, tengo que incluir una observación calificadora más. El problema adicional que reflejan las preguntas que me planteas en tu mensaje, es el error común de casi todos los escritores contemporáneos notables en materia de principios en la economía: que sus matemáticas tienen como premisa el supuesto falso de que las economías son sujeto de cálculos mecanicistas. De hecho, las economías no sólo son procesos de las cosas vivas, sino que pertenecen, como destacaba el gran Vladimir I. Vernadsky, a un orden de procesos aun mayor que el simplemente orgánico: la noosfera. Lo que Vernadsky y yo hemos definido desde nuestras perspectivas respectivas, es que el método necesario ha de basarse en un rechazo al método mecanicista, por los métodos adecuados para los procesos vivos que Leibniz definió en su distinción clásica entre la dinámica y los meros procesos mecánicos. A este respecto, casi todo el espectro de la economía contemporánea está errado del todo en sus métodos de cálculo. Ésta es la razón por la que mi prognosis de largo plazo es relativamente congruente y siempre acertada, en comparación con el fracaso distintivo de todos mis rivales putativos de los últimos cuarenta años.

Las ‘causas aisladas’ vs. el interés nacional

Pregunta: ¿Cuál es la postura de LaRouche respecto al control de la natalidad, el aborto, la anticoncepción, la eutanasia?

LaRouche: Me opongo a cualquier tratamiento simplista de estos temas en una modalidad de “causas aisladas”. Simplemente tenemos que defender el principio de la vida en la forma de la vida humana. Defender la vida con los métodos de las causas aisladas, es abandonar la necesidad de botar la ideología de la muerte que representa el Club de Roma y también los mentados “ambientistas”. También tienes que eliminar toda influencia de organizaciones como la Sociedad Mont Pelerin o redes monetaristas afines, cuyos métodos garantizarán el genocidio. A este respecto, el FMI y el Banco Mundial, y sus partidarios actuales, son los genocidas de hoy. Para defender la vida tienes que probar que estás a favor de la vida humana apoyando mi lucha contra la clase de políticas ahora asociadas con los ambientistas, y contra las del FMI y sus copensadores hoy.

Pregunta: Estoy escuchando la conferencia del señor LaRouche, que está hablando del desarrollo de países del oriente y de África. Yo vivo en Argentina, y me gustaría saber sobre su pensamiento acerca de la política económica respecto a Iberoamérica.

LaRouche: Lee mi Operación Juárez, en la que definí el meollo de mi dedicación permanente a la defensa del desarrollo de las repúblicas iberoamericanas. Creo que ha de haber disponible una traducción al español de dicho informe en el sitio electrónico [www.larouchepub.com/spanish].

Preguntas desde el Congreso argentino

Lyndon LaRouche también respondió a una serie de preguntas que recibió de la gente que se reunió en una sala del Congreso argentino para escuchar su discurso por internet. En la primera de ellas, LaRouche responde a una persona que comenta que el dinero para pagar la deuda externa argentina va directo a los EU, y que éstos luego le bombean ese dinero de una deuda fabricada a Israel.

LaRouche: Tu pregunta confunde varias cosas: 1) asuntos sobre los cuales no hay ninguna corroboración de las fuentes, pero que recoges como información verdadera o falsa; y, 2) revuelve los temas de la crisis de la deuda de Argentina con la política estadounidense hacia Israel.

Decir “deuda fabricada que va a los EU” no es una afirmación que signifique algo. Sin embargo, existe una categoría de deuda ficticia posterior a 1971 de Argentina y otras naciones, que fue creada con el pretexto de manipular, desde Londres, una devaluación de las monedas de naciones como las de Iberoamérica. Sin considerar las deudas creadas artificialmente por consejo del FMI y otros relacionados, entonces Iberoamérica ya ha saldado sus deudas soberanas extranjeras netas, que fueron infladas desde que en 1971–72 se remplazó el sistema original de Bretton Woods con el sistema monetario de “tipos de cambio flotantes” posterior a agosto de 1971.

No hay una relación directa entre estos asuntos y los complejos problemas de las relaciones de los EU con Israel.

Israel, por un lado, no controla a los EU. Más bien Londres y ciertas facciones de los EU han usado a Israel prácticamente como una marioneta desde que el secretario de Estado Rogers fue remplazado, cuando el presidente Richard Nixon, por el secretario de Estado Henry Kissinger. En realidad, los servicios de inteligencia británicos han ejercido un control influyente de la políticia oficial estadounidense hacia Israel, desde la época que Kissinger se instaló como secretario de Estado de los EU con Nixon.

Otra pregunta fue sobre el asunto de cómo determinar el valor de una nueva moneda mundial.

LaRouche: Las paridades fijas habrían de determinarse mediante la negociación de tratados. Debe ser una determinación en base a las reservas de oro, como en el acuerdo original de Bretton Woods. Sin embargo, se sometería a una consideración razonable esta estipulación de las reservas de oro en la organización del tratado, para cambiar el precio del oro como el valor de una moneda de reserva.

Se prescindiría de una canasta de bienes. Los acuerdos del tratado sobre los aranceles y el comercio regulados sí se aplicarían.

En otra le preguntaron:

1. ¿Qué tan real es la unión entre republicanos y demócratas como para debilitar al Gobierno de Bush?
2. ¿Cómo deben intervenir los EU en la crisis boliviana? Y,
3. ¿Qué debe hacerse en cuanto al sistema del Seguro Social en Argentina?

LaRouche:
1. No es una unión; es una colaboración para un propósito limitado. Este acuerdo, de continuar, estaría sujeto a revisión en varios sentidos, en la medida que lo juzguen conveniente los miembros pertinentes del Senado.

2. El comportamiento del Gobierno estadounidense de Bush y Cheney en la crisis actual de Bolivia puede caracterizarse de forma más adecuada como irresponsable, quizás hasta demente y perverso.

3. A mediados de 1982 redacté y di a conocer un informe titulado Operación Juárez, que diseñé a sabiendas de la operación de que sería víctima la república de México. Mis políticas para las relaciones entre los EU y toda Iberoamérica siguen siendo, en esencia, las que establecí como cuestión de principio en ese informe.

A LaRouche también le preguntaron si proponía eliminar el Fondo Monetario Internacional, y cómo remplazaría una economía especulativa con una productiva.

LaRouche: Olvídate del “Fondo”. Lo que se necesita es, en esencia, darle marcha atrás a las medidas de reforma al sistema monetario que fueron emprendidas con Nixon en 1971 y 1972; restablecer los acuerdos de Bretton Woods delineados por Roosevelt; y modificarlos sólo en el sentido de adaptarlos a la situación actual.

Sobre los principios de la economía, lee “Vernadsky y el principio de Dirichlet” [en Resumen ejecutivo de la 1a quincena de agosto de 2005.

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