Escritos y discursos de Lyndon LaRouche

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¡A Terra America!:

LAS RAÍCES DE EUA

Por Lyndon H. LaRouche, Jr.

Sábado 5 de mayo de 2012


El nacimiento de lo que habría de llegar a ser Estados Unidos, se debe trazar a partir de la poderosa influencia del cardenal Nicolás de Cusa y el hecho de que el descubrimiento de América del Norte por Cristobal Colón fue resultado de la influencia específica de Cusa en la expedición de los descubrimientos transatlánticos de Cristobal Colón y consecuencia de la influencia de Cusa en la fundación de los asentamientos en las Américas. Cusa, personaje descollante en la fundación del Renacimiento europeo y un importante fundador de la ciencia europea moderna, se había confrontado con los efectos destructivos del resurgimiento veneciano que conduciría directamente hacia esas grandes olas de guerra religiosa que dominarían en Europa desde 1492 hasta la Paz de Westfalia. Fue Cusa quien, personalmente, puso en marcha la política que motivó las misiones transatlánticas de Cristobal Colón para el establecimiento de una nueva cultura en las Américas. 

Lo que devino en Estados Unidos se fundó con los asentamientos de Massachusetts del siglo 17. La cultura brillante y los logros científico-económicos de la Compañía de la Bahía de Massachusetts fueron aplastados por el Nuevo Partido Veneciano de Guillermo de Orange durante el último cuarto de ese siglo, pero mediante la inspiración que recibió Benjamin Franklin de Cotton Mather, el imperialismo británico establecido por el Tratado de París de 1763 había provocado que los círculos que llegó a encabezar el científico y estadista Benjamin Franklin, a establecer un nuevo tipo de sistema de gobierno en América del Norte, fundado como un reflejo de principios derivados principalmente de la gran influencia de Godofredo Leibniz y los dirigentes de lo que llegó a conocerse como la Ecole Polytechnique de Gaspard Monge y Lazare Carnot de Francia. 

El sistema de gobierno y de economía que se lanzó en la original Constitución Federal de Estados Unidos por el científico y estadista Benjamín Franklin desarrolló aspectos iniciados principalmente por Franklin, pero con aspectos científicos distintivos cruciales de desarrollo económico relacionado, que otras naciones del mundo no han entendido hasta la fecha actual. La imperfección principal de Estados Unidos en tanto sistema ha sido la influencia británica que han ejercido las políticas británicas de Wall Street y financieros afines. 

Mi intención aquí es informar a mis lectores de esos principios constitucionales específicamente originales del Sistema Americano que siguen siendo prácticamente desconocidos entre las naciones europeas hoy todavía. El papel decisivo del Franklin D. Roosevelt a quien todavía odian amargamente en Londres, Wall Street y el Presidente de EU Barack Obama hasta el momento actual, es urgentemente necesario. Todo lo cual se puede identificar razonablemente, como lo hago yo aquí. Esos principios son de una importancia crucial para forjar el destino del mundo como una congregación de Estados nacionales respectivamente soberanos, en conjunto hoy todavía. La necesidad es inmediata, como lo ha señalado en esa dirección la dirigencia actual de Rusia.  


Hay dos entidades opuestas que se han de considerar como características de lo que se denomina como Estados Unidos. Esta diferencia ha dividido lo que devino en Estados Unidos entre dos facciones fieramente opuestas desde el momento del Tratado de París de 1763 que estableció al Imperio Británico como un vástago del Nuevo Partido Veneciano de tales como Guillermo de Orange de Gran Bretaña, así como el núcleo del imperio británico original en tanto imperio descendiente en principio del Imperio Romano original y de acuerdo al legado original de ese imperio. 

La clave para la definición estrictamente científica de ese Imperio Británico que existe bajo la actual reina Elizabeth hoy, es la tradición de las culturas europeas desde una época tan temprana como la del sitio de Troya, un proceso que se ha fundamentado en lo que se clasifica como “el principio oligárquico” basado en la noción de dinero, a diferencia del principio constitucional estadounidense de un sistema de crédito, distinto a un sistema monetarista. 

En este momento, yo he formulado una renovación de la Constitución original de Estados Unidos, una renovación que se basa en un programa económico mayor de tres elementos para la recuperación económica actual de Estados Unidos de América. Dos de estos aspectos se derivan directamente de la Constitución Federal de EUA: (a) Una reforma en base a la ley Glass-Steagall; (b) la sustitución del sistema monetarista diseñado en  Wall-Street, por un sistema de crédito. Además de estas afirmaciones de la composición constitucional de un debido gobierno de Estados Unidos, he formulado la necesidad inmediata de un programa denominado “NAWAPA” (Alianza Hidráulica y Energética de América del Norte). NAWAPA, que representa el mayor proyecto de su tipo en el mundo hasta ahora, se combinará, con base en un sistema crédito público, como el motor de la inversión para la recuperación económica de Estados Unidos actualmente en bancarrota. 

NAWAPA, que abarca el desarrollo potencial de América del Norte tan al sur como el norte de México, sería el complemento inmediato a destacados proyectos de Rusia como el desarrollo del Estrecho de Bering y los desarrollos descollantes que se proyectan ahora para el Ártico y proyectos mayores en Siberia, entre otros. 

Esta perspectiva de desarrollo que se promueve entre naciones cooperantes como EUA y Rusia, constituye al mismo tiempo la base para un nuevo programa de desarrollo espacial. 

Lo que es decisivo en lo que estoy comprometido a respaldar, es que el empleo de un sistema de crédito, en vez de un sistema monetarista, nos presenta con el único método de finanzas que podría satisfacer el tipo de objetivos que requieren estos proyectos. En otras palabras, quitándole el valor económico al dinero como tal, un sistema crediticio compromete crédito a una economía nacional con base al desarrollo futuro, en vez de la noción de un valor fijo del dinero. Todos los grandes logros de Estados Unidos en la economía en el pasado, tuvieron como premisa una noción de “banca nacional” opuesta a la noción de un sistema monetarista. La sustitución de la reliquia oligárquica llamada sistema monetarista, por un sistema de crédito público cuyo valor crece en tanto que crece la economía, es el único medio por el cual se puede llevar a cabo ahora una recuperación general de este planeta y la realización de los grandes programas impulsados por la ciencia. 

Estos fueron precisamente los principios de economía y práctica relacionada que le permitieron a un Estados Unidos dirigido por Franklin Roosevelt, establecer el sistema de crédito sobre el cual se produjo la aplastante derrota del monstruo nazi. Sin el rol de ese sistema de crédito, no se habrían podido sostener los logros militares y económicos de las fuerzas armadas contra Hitler. 

El imperio británico debe ser reemplazado por un sistema de sistemas de crédito de repúblicas respectivamente soberanas. Se requiere la sustitución de sistemas monetaristas por sistemas de crédito según el modelo que yo especifico para un sistema de crédito. Ese es el único método mediante el cual se puede dar marcha atrás al actual derrumbe físico general del planeta. Esa era ya la intención del Presidente Franklin Roosevelt. Ha sido el cambio radical en la política estadounidense impuesta por el imperio británico (i.e., Winston Churchill y demás, y el lacayo de Wall Street en EU, Harry S Truman) lo que llevó a Estados Unidos en una dirección contraria a la de Franklin Roosevelt. 

Mientras tanto, el imperio británico ofrece, descarada y enconadamente, nada distinto al genocidio, e incluso extinciones globales.