Escritos y discursos de Lyndon LaRouche

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Mensaje de política:

¡Ahora pega la hiperinflación!

por Lyndon H. LaRouche, Jr.

Jueves 8 de noviembre de 2012

El nuevo peligro, muy grave, que está a punto de golpear las regiones transatlánticas ahora, luego de que la campaña presidencial en EU llegó a su clímax, es la amenaza inmediata de la hiperinflación tanto en Estados Unidos como en la zona del euro de Europa occidental y central. Por ejemplo, la perspectiva de los partidos tanto Demócrata como Republicano en Estados Unidos, y de Europa bajo las políticas actuales, es un tipo de medidas de austeridad que, por su propia naturaleza, no pueden tener un efecto diferente que disparar una tasa acelerada de hiperinflación.

El factor crucial a considerar, en ese respecto, en este momento, es la desorientada tradición inherente a la suposición típicamente ilusoria de la variedad de monetaristas obsesionados con el oro, de que el asunto de la inflación se puede definir en términos de puro dinero per se. Por ejemplo: para los casos de Norteamérica y toda la Europa occidental y central. Bajo las condiciones existentes en la región transatlántica en este momento, obviamente el sector transatlántico norte, el peligro de un brote hiperinflacionario general al estilo Weimar es la amenaza relativamente más inmediata, por motivo de los efectos globales más significativos de esa región sobre el mundo en general.

Al momento del cierre de las recientes elecciones nacionales en Estados Unidos, este tipo específico de factor hiperinflacionario que se ha lanzado en ambos sectores transatlánticos señalados, sigue siendo la principal fuente tendiente hacia una crisis de desintegración general relativamente inmediata.

Hay, principalmente tres medidas correctivas necesarias para el caso ejemplar de la propia economía de Estados Unidos, aunque también para la totalidad de las economías de las regiones transatlánticas del norte.

1.) La inmediata instauración y aplicación estricta de la repromulgación precisa de las medidas Glass-Steagall del Presidente Franklin Roosevelt.

2.) Un programa de recuperación física-económica basado en el establecimiento de un sistema de crédito público.

3.) La iniciación de inversión física de largo plazo en redes de infraestructura económica básica físicamente productiva que fomente altas tasas de aumento de la infraestructura física económica básica, de lo cual es emblemático el ejemplo del lanzamiento del programa energético e hidráulico NAWAPA a la espera de que se inicie dentro de Estados Unidos, Canadá y el norte de México.

Medidas tales como el conjunto de esas tres tenderán a generar los efectos más benéficos para la humanidad, per cápita y por unidad de desarrollo espacial.

Factores principales

Buscando delimitar los factores de desarrollo combinados para un retorno global al crecimiento físico-económico y a la productividad neta, per cápita y por kilómetro cuadrado, es esencial el aumento de la densidad de flujo energético. Esto incluye, con prominencia cada vez mayor, la dependencia en fuentes de energía muy alta densidad de flujo energético y de intensidad productiva. Esto debe tomar en cuenta la necesidad creciente de adoptar medidas de defensa contra el aumento de amenazas mortales para la humanidad en la Tierra provenientes de asteroides y cometas. El éxito del aterrizaje en Marte de la innovación del Curiosity se debe considerar como una contribución hacia la satisfacción de la necesidad cada vez mayor, para quienes están en la Tierra, de la defensa de la vida humana en la Tierra, medidas necesarias por razón del potencial que se busca proporcionen tales programas en defensa de la Tierra.

Lo importante es el efecto

Se debe desechar el acento frecuente en el trabajo barato, en oposición al avance promovido por la ciencia en las facultades creativas, y en su efecto sobre la productividad humana per cápita y por kilómetro cuadrado de la superficie de la Tierra, y se debe revivir esto último, rápida y extensivamente. El efecto neto típico requerido, es el aumento acelerado de la densidad de flujo energético per cápita y por unidad de la superficie de la Tierra.

No hay nada forzado ni extraño ese mandato. La distinción de la mente humana, con respecto a las bestias y a los hombres convertidos en esclavos, es que la humanidad es la única especie que ha demostrado una capacidad inherente para su desarrollo voluntario único, e incluso la mera defensa de la población humana. El crecimiento cero, si continúa, sería en última instancia la muerte total de nuestra especie.

En general, en la medida en que ha ocurrido el progreso efectivo dentro y entre las naciones, lo que proporciona una necesaria medida gruesa de las orientaciones requeridas y logros, es el aumento en el impulso de la ciencia de los poderes productivos inherentes de la sociedad, per cápita y por unidad de territorio. Eso significa que, en el transcurso de la próxima generación, tanto la Tierra como el vecino Marte se caracterizarán -si nuestras sociedades son cuerdas- por la realización del potencial de las aplicaciones de la fusión termonuclear entre localidades tales como la Tierra, su Luna y Marte.

Mientras que el papel de la humanidad como habitante temporal u otro de Marte puede seguir incierto para nosotros al presente, el hecho es que, mediante la dependencia eficiente en la utilización de la velocidad de la luz como sistema de comunicación que opere dentro de las regiones cercanas del sistema solar, nos presenta, aquí en la Tierra, con la opción de un control creciente sobre los procesos localizados, por ejemplo, dentro de las regiones del sistema solar señalados desde la vecindad de más allá de Marte, al borde de Venus. Este aspecto específico del progreso requerido es de suma importancia cada vez mayor con respecto a las amenazas de los asteroides y cometas contra la vida humana y su existencia misma en el transcurso de las décadas sucesivas de nuestro siglo.

En tanto que la guerra ha sido, a veces, el motor del progreso científico-económico, del mismo modo, la defensa de la región entre Marte y Venus, y más allá, se debe reconocer, sin pánico, por supuesto, como una medida conveniente del ritmo de progreso científico-económico que debe alcanzar la humanidad durante las generaciones sucesivas de la población humana durante lo que queda del siglo presente: Mira hacia las estrellas, como nos han advertido y prometido los principales astronautas del mundo durante la época del lanzamiento y desarrollo de los programas tales como el de la NASA.

En este momento, la propia existencia continuada de la especie humana exige pensar en esas direcciones que acabo de resumir aquí.