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Potencias occidentales respaldan golpe neonazi en Ucrania

por un equipo de investigación de EIR

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2 de febrero de 2014 — Las naciones occidentales, encabezadas por la Unión Europea (UE) y el gobierno de Obama, están respaldando un golpe en Ucrania para imponer un cambio de régimen abiertamente neonazi. Si tienen éxito en su intento, las consecuencias se extenderán mucho más allá de las fronteras de Ucrania y los Estados vecinos. Para Rusia, tal golpe constituiría un casus belli, que llega en el contexto de la expansión del sistema de defensa antimisiles de la OTAN hacia Europa Central y el desenvolvimiento de una doctrina de Estados Unidos y la OTAN de "Ataque global rápido", según la cual Estados Unidos puede lanzar un primer ataque preventivo contra Rusia y China, y sobrevivir a la represalia.

Los acontecimientos en Ucrania constituyen un detonante potencial para una guerra global que podría escalar rápida y fácilmente a una guerra de extinción termonuclear. En la Conferencia de Seguridad de Munich este fin de semana, el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, tuvo un acalorado intercambio público con el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, en el que éste acusó a Rusia de usar una "retórica belicosa" y Lavrov respondió citando el programa europeo de defensa contra misiles como un intento para garantizar la capacidad de un primer ataque nuclear seguro contra Rusia.

En sus declaraciones oficiales en Munich y una semana antes en el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, Lavrov también atacó a los gobiernos occidentales por apoyar a las organizaciones terroristas neonazis en su afán por colocar a Ucrania bajo el control de la UE y la troika para apretar el nudo de la OTAN alrededor de Rusia.

En cualquier caso, Lavrov no insistió lo suficiente.

Los vándalos nazis toman la iniciativa

Desde que el Presidente Viktor Yanukóvich anunció que Ucrania renunciaba a sus planes de firmar el Acuerdo de Asociación con la UE, el 21 de noviembre de 2013, las organizaciones respaldadas por Occidente, integradas por remanentes de los colaboracionistas con los nazis durante la guerra y el período inmediato de la posguerra, la Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN-B, por sus siglas en ucraniano) y sus sucesores han iniciado una campaña de provocaciones dirigida no solo a la renuncia del gobierno del primer ministro Mykola Azarov, sino a derrocar al Presidente Yanukovich, elegido democráticamente.

En diciembre de 2008, tras el enfrentamiento militar de Georgia con Rusia en Osetia del Sur, Carl Bildt y Radek Sikorski, ministros de Relaciones Exteriores de Suecia y Polonia, respectivamente, iniciaron la Asociación Oriental de la Unión Europea. Esta Asociación Oriental de la UE se enfocó en seis países que habían sido repúblicas de la ex Unión Soviética; tres en la región del Cáucaso (Armenia, Azerbaiyán y Georgia) y tres en Europa central oriental (Bielorrusia, Moldavia, Ucrania). A estos países no se les invitó a ser miembros plenos de la UE, sino a integrarse en un mecanismo de la UE mediante los llamados Acuerdos de Asociación, cada uno de los cuales tenía como centro un Tratado de Libre Comercio Profundo y Amplio (DCFTA, por sus siglas en inglés). El primer objetivo del intento fue Ucrania. Bajo el Acuerdo de Asociación negociado con Ucrania, pero no firmado, se hubiera desmantelado su economía industrial y se hubiera violentado su comercio con Rusia (que hubiera terminando su régimen de comercio libre con Ucrania, para prevenir la inundación de sus propios mercados vía Ucrania), y los jugadores de los mercados europeos se habrían apoderado de las exportaciones agrícolas y de materias primas de Ucrania. Se hubiera impuesto en Ucrania el mismo régimen de austeridad mortal que se ha impuesto en los Estados mediterráneos de Europa bajo la estafa de los rescates financieros de la troika.

Además, el acuerdo de asociación obligaba a la "convergencia" en temas de seguridad, con la integración a los sistemas de defensa europeos. Bajo dicho acuerdo reformado, se hubieran eliminado los acuerdos y tratados de largo plazo sobre el uso de la armada rusa de los puertos cruciales del Mar Negro de Crimea, permitiendo finalmente el avance de la OTAN para asentarse en la frontera inmediata de Rusia.

Mientras los informes de los noticiarios occidentales promobían las manifestaciones en la Plaza de la Independencia de Kiev (Maidan Nezalezhnesti o Euromaidan, como ahora se le llama), como pacíficas en sus inicios, el hecho es que desde el principio esas manifestaciones incluyeron a declarados militantes nazis, vándalos "hinchas de fútbol" de derecha y "afghansy", veteranos de combate de las guerras en Afganistán, Chechenia y Georgia. De acuerdo con el parlamentario ucraniano Oleh Tsaryov, en enero de 2014 regresaron de Siria 350 ucranianos, después de haber luchado con los rebeldes sirios, incluyendo grupos vinculados a al-Qaeda tales como el Frente al-Nusra y el Estado Islámico de Iraq y Siria (EIIS).

Wikimedia Commons
El grupo juvenil del Partido Socialista-Nacionalista de Ucrania, marcha con sus banderas con esvásticas en Leópolis en 1999. El nombre del partido evocaba el nombre del Partido Nacional-Socialista Alemán (“Nazi”). En 2003 eliminaron la esvástica y en 2004 le cambiaron el nombre al partido por Svoboda.

Ya el fin de semana del 30 de noviembre y 1 de diciembre de 2013, los alborotadores estaban lanzando bombas Molotov y tomaron por la fuerza la oficina del alcalde de Kiev, a la que declararon "cuartel general revolucionario". Los manifestantes del opositor Partido Sbovoda, antes llamado Nacionalista-Socialista, marcharon bajo la bandera roja y negra de la Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN-B) de Stepan Bandera, los colaboracionistas de los nazis que, como un apéndice de la maquinaria de guerra nazi y en cumplimiento de sus propias ideas radicales sobre la pureza étnica, exterminaron a judíos y polacos durante la Segunda Guerra Mundial.

La consigna del partido Sbovoda, "Ucrania para los ucranianos", fue el grito de batalla de Bandera durante la colaboración de la OUN-B con Hitler después de la invasión nazi a la Unión Soviética. Al amparo de esa consigna, los combatientes fascistas de Bandera consumaron ejecuciones en masa y limpieza étnica. Fuentes ucranianas han reportado que el partido Sbovoda estaba realizando entrenamiento paramilitar ya en el verano de 2013, meses antes de que el Presidente Yanukovich decidiera rechazar el Acuerdo de Asociación con la UE.

El carácter neonazi, racista y antisemita de Sbovoda no disuade a los diplomáticos occidentales —incluyendo a la subsecretaria de Estado de EU para Asuntos Europeos y Euroasiáticos, Victoria Nuland— de reunirse públicamente con el líder del partido Oleh Tyahnybok, que en 2004 había sido expulsado del movimiento Nuestra Ucrania por sus vociferantes discursos contra "moscovitas y judíos", utilizando nombres repudiables y despectivos contra ambos.

El resurgimiento del fascista Bandera ha estado en marcha a plena vista desde la "Revolución Naranja" de 2004, cuando se nombró Presidente de Ucrania a Viktor Yushchenko, mediante una campaña callejera respaldada desde el exterior, fuertemente financiada por la Fundación Renacimiento Internacional de George Soros, y más de 2,000 otras organizaciones no gubernamentales de Europa y Estados Unidos, después de que oficialmente había sido declarado perdedor en una reñida contienda presidencial con Viktor Yanukóvich. El 22 de enero de 2010, uno de los últimos actos de Yushchenko como Presidente, después de perder por un amplio margen ante Yanukóvich en su campaña por la reelección, fue nombrar Héroe de Ucrania a Stepan Bandera, lo que es un alto honor de Estado. De acuerdo a informaciones recientes, la segunda esposa de Yuschenko, Kateryna Chumachenko, fue miembro del movimiento juvenil del banderista OUN-B en Chicago, donde nació. En la década de 1980, Chumachenko dirigió la oficina en Washington del Comité del Congreso Ucraniano de América (en el que la influencia del OUN-B fue grande en ese tiempo, de acuerdo a la Enciclopedia de Ucrania en Internet) y el Comité Nacional de las Naciones Cautivas, antes de migrar a la Agencia del Departamento de Estado para los Derechos Humanos. En enero de 2011, el Presidente Yanukóvich anunció que oficialmente se había anulado el estatus de Bandera como Héroe de Ucrania.

El OUN-B: un poco de Historia

El legado de la OUN-B de Bandera es fundamental para entender la naturaleza de la insurrección armada que ahora se desenvuelve paso a paso en Ucrania. La Organización de Nacionalistas Ucranianos se fundó en 1929 y en cuatro años la dirigía Bandera. En 1934, a él y a otros líderes de la OUN se les arrestó por el asesinato de Bronislaw Pieracki, el ministro polaco de Asuntos Internos. Bandera fue excarcelado en 1938 y de inmediato entró en negociaciones con los cuarteles generales de la ocupación alemana, de los que recibió fondos y logró un acuerdo para que la Abwehr entrenara a 800 de sus comandos paramilitares. En el momento de la invasión nazi a la Unión Soviética en 1941, las fuerzas de Bandera estaban formadas por al menos 7,000 combatientes, organizados en "grupos móviles" que coordinaban con las fuerzas alemanas. Bandera recibió 2.5 millones de marcos alemanes para realizar operaciones subversivas dentro de la Unión Soviética. Después de que en 1941 declaró un Estado ucraniano independiente bajo su dirección, fue arrestado y enviado a Berlín. Pero él mantuvo sus vínculos y apoyo financiero nazis, y durante la guerra los alemanes abastecieron y dieron cobertura aérea a sus "grupos móviles".

En 1943, la OUN-B de Bandera llevó a cabo una campaña de exterminio en masa de polacos y judíos, y mató a unos 70,000 civiles solo durante el verano de ese año. Aunque Bandera todavía estaba conduciendo las operaciones desde Berlín, el programa de limpieza étnica lo llevó a cabo Mykola Lebed, el jefe de Sluzhba Bespeki, la organización de la policía secreta de la OUN-B. En mayo de 1941, en un plenario de la OUN en Cracovia, la organización publicó un documento, "Lucha y acción de la OUN durante la guerra", en el que declaraba, en parte, que los "moskali, polacos y judíos son hostiles a nosotros y se les debe exterminar en esta lucha" ("moskal" es un término despectivo del argot ucraniano para referirse a los "moscovitas" o rusos).

Con la derrota de los nazis y el fin de la guerra en el frente europeo, Bandera y muchos líderes de la OUN-B terminaron en campamentos para desplazados en Alemania y Europa Central. Según escribió Stephen Dorrill en su acreditada historia del MI6 MI6: Inside the Covert World of Her Majesty’s Secret Intelligence Service (MI6: Dentro del mundo encubierto del Servicio de Inteligencia Secreto de Su Majestad), en abril de 1948 el MI6 reclutó a Bandera. El enlace con los británicos lo organizó Gerhard von Mende, un ex alto mando nazi que dirigió la División del Cáucaso del Ministerio del Reich para los Territorios Ocupados del Este (Ostministerium). Von Mende reclutó a musulmanes del Cáucaso y Asia Central para luchar con los nazis durante la invasión a la Unión Soviética. Al concluir la Segunda Guerra Mundial, trabajó para los británicos a través de una empresa de fachada, Servicios de Investigación de Europa del Este, que era una agencia de reclutamiento principalmente para insurgentes musulmanes que operaban en el interior de la Unión Soviética. Von Mende fue determinante para el establecimiento de un gran núcleo logístico de operaciones de la Hermandad Musulmana en Munich y Ginebra.

Mediante von Mende, el MI6 entrenó agentes del OUN-B y los soltó dentro de la Unión Soviética para realizar operaciones de sabotaje y asesinatos entre 1949 y 1950. En un informe de 1954, el MI6 alaba a Bandera como "un trabajador clandestino profesional con experiencia terrorista e ideas despiadadas acerca de las reglas del juego".

En marzo de 1956, Bandera empezó a trabajar con el equivalente alemán de la CIA, el BND, dirigido entonces por el general Reinhardt Gehlen, el jefe de la inteligencia militar del Frente Oriental durante la Segunda Guerra Mundial. De nuevo, von Mende fue uno de sus padrinos y protectores. En 1959, la KGB asesinó a Bandera en Alemania Occidental.

A Mykola Lebed, el mayor asesino de la OUN-B de Bandera, el comandante de campo de la policía secreta del grupo, le fue aún mejor al concluir la Segunda Guerra Mundial. En diciembre de 1946 lo reclutó el Cuerpo de Contrainteligencia del Ejército de Estados Unidos (CIC) y en 1948 estaba en la nómina de la CIA. Lebed a su vez reclutó a los agentes de la OUN-B que no acompañaron a Bandera y el MI6, y participó en diversos programas de sabotaje detrás de la Cortina de Hierro, incluyendo "Operación Cártel" y "Operación Aerodinámica". Después se le trasladó a la ciudad de Nueva York, donde fundó una compañía de fachada de la CIA, la Corporación de Investigaciones Prolog, bajo el control de Frank Wisner, quien fue el jefe del Directorio de Planes de la CIA en la década de 1950. Prolog funcionó hasta ya entrada la década de 1990 y obtuvo fuerte apoyo cuando Zbigniew Brzezinski fue Asesor de Seguridad Nacional del Presidente Jimmy Carter.

En 1985, el Departamento de Justicia emprendió una investigación sobre el rol de Lebed en el genocidio en Polonia y Ucrania Occidental durante la guerra, pero la CIA bloqueó la investigación y ésta finalmente se abandonó. Sin embargo, en 2010, después de la publicación de miles de páginas de registros sobre los tiempos de la guerra, los Archivos Nacionales publicaron un informe documental, Hitler’s Shadow: Nazi War Criminals, U.S. Intelligence, and the Cold War (La sombra de Hitler: criminales de guerra nazis, Inteligencia de Estados Unidos y la Guerra Fría), de Richard Breitman y Norman Goda, que incluyó una reseña detallada de la complicidad de Bandera y Lebed durante la guerra y su participación en ejecuciones en masa de judíos y polacos.

Este legado de Bandera y Lebed y las redes engendradas en el período de la posguerra están en el centro de los actuales acontecimientos en Ucrania.

Hablando claro

El 25 de enero de 2014, veintinueve líderes ucranianos de partidos políticos, organizaciones cívicas y religiosas, incluyendo a la ex candidata presidencial y parlamentaria Natalia Vitrenko, enviaron una carta abierta al Secretario General de las Naciones Unidas y a líderes de la UE y Estados Unidos, en la que denunciaban el apoyo de Occidente a la campaña neonazi para realizar un golpe de Estado sangriento contra un gobierno legítimamente elegido.

La carta abierta dice, en parte: "Deben entender que al apoyar las operaciones de las guerrillas en Ucrania… ustedes están protegiendo, incitando y animando directamente a los neonazis y neofascistas ucranianos.

"Ninguno de estos opositores (Yatsenyuk, Klitschko y Tyahnybok) oculta que ellos siguen la ideología y las prácticas de la OUN-UPA... Donde quiera que vaya la gente de Euromaidan en Ucrania, difunde, aparte de las consignas antes mencionadas, símbolos racistas neonazis… El uso constante de retratos de los verdugos sanguinarios de nuestra población, Bandera y Shukhevich, agentes de la Abwehr, también confirma la naturaleza neonazi de la gente de Euromaidan".

La carta abierta plantea estas preguntas a los líderes occidentales: "¿La ONU, la UE y EUA han dejado de reconocer la Carta y Veredicto del Tribunal Militar Internacional contra Crímenes de Guerra de Nuremberg, donde se condenó a los nazis hitlerianos y sus cómplices? ¿Han dejado de tener valor los derechos humanos para los países de la UE y la comunidad mundial? ¿Se considera democrática la devoción de los nacionalistas ucranianos a Hitler y su asesinato de civiles en masa?"

Solo en los días recientes, las escenas de violencia masiva desatada por manifestantes armados finalmente han comenzado a despejar la niebla de propaganda y los medios de comunicación occidentales han comenzado a informar sobre el carácter neonazi de la desestabilización en marcha. El 28 de enero, la revista Time tituló su informe desde Kiev, "Matones derechistas se están apropiando del levantamiento liberal de Ucrania", y dio el perfil de un grupo de los vándalos neonazis llamado Spilna Sprava ("Causa Común", cuyas iniciales en ucraniano son "SS"), como uno de los que están cerca del centro de las protestas.

El día siguiente, 29 de enero, el Guardian de Londres destacó una nota con el encabezado "En Ucrania, fascistas, oligarcas y la expansión occidental están en el centro de la crisis", con el subtítulo de "La historia que nos contaron sobre las protestas que agobian a Kiev tienen muy poca relación con la realidad". Seumas Milne, corresponsal del Guardian, escribió con franqueza: "Nunca hubieran conocido, partiendo de la mayoría de los reportajes, que nacionalista de extrema derecha y fascistas han estado en el centro de las protestas y ataques a los edificios públicos. Uno de los tres principales partidos de oposición que encabezan la campaña es el ultraderechista antisemita Sbovoda, cuyo líder Oleh Tyahnybok asegura que una ‘mafia moscovita-judía’ controla Ucrania. El partido, que ahora controla la ciudad de Lviv, a principios de este mes encabezó una agresiva marcha de 15,000 personas portando antorchas encendidas en memoria del líder fascista ucraniano Stepan Bandera, cuyas fuerzas lucharon con los nazis en la Segunda Guerra Mundial y participaron en la masacre de judíos”.

Ese mismo día Counterpunch también publicó un artículo de Eric Draitser, "Ucrania y el resurgimiento del fascismo", que empieza con la siguiente advertencia: "La violencia en las calles de Ucrania está muy lejos de una expresión de ira popular contra un gobierno. Más bien, es simplemente el ejemplo más reciente del ascenso de la forma más pérfida de fascismo que Europa haya visto desde la caída del Tercer Reich… En un intento para sacar a la fuerza a Ucrania de la esfera de influencia rusa, la alianza entre Estados Unidos, la Unión Europea y la OTAN se ha aliado —y no por primera vez— con los fascistas".

Enlace:
[1] http://larouchepub.com/spanish/pdfs/2014/0210-ukraine-nazi-coup.pdf

 

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