Economía






Resumen electrónico de EIR, Vol.XXIII, núm. 11

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Internacional

 

La deslocalización de Delphi

En los documentos del tribunal de bancarrotas de Nueva York salió a relucir la firma personal de Félix Rohatyn —el banquero sinarquista, padrino “demócrata” y traficante de influencias enemigo de Lyndon LaRouche— en el plan original del 1 de mayo de 2005 para deslocalizar a Delphi Corporation y destruir sus empleos, salarios y prestaciones sindicales.

Estos documentos y otras pruebas dejan claro que Rohatyn Associates y Rothschild, Inc., a través de la persona de Félix Rohatyn, emprendieron la debacle de Delphi y tramaron toda su “globalización por bancarrota”, como la llamó Business Week el 24 de abril.

En el tribunal de bancarrotas de Nueva York salió a relucir nada menos que la firma de Félix Rohatyn (izq.) —el banquero sinarquista enemigo de Lyndon LaRouche— en el plan para deslocalizar y destruir a Delphi. (Foto: Dan Sturman/EIRNS).

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Este plan de deslocalización y quiebra de Delphi —que pudo haberse dado con el nombre interno de “Northstar”— ha representado un ejemplo desastroso, un símbolo internacional, y un detonador de bancarrotas y cierres en las industrias automotriz y otras de Estados Unidos. El principal negociador del sindicato internacional de trabajadores de la electricidad IUE, Henry Reichard, quien murió el 6 de junio, lo calificó del “fin de la industria automotriz” y la destrucción de la clase media. Rohatyn emprendió este plan destructivo, al que se ha ligado al nombre del presidente ejecutivo de la quiebra de Delphi, Robert “Steve” Miller, a quien el plan de Rohatyn puso al frente de la compañía para llevarla a la quiebra. Además, Rohatyn ha intervernido en repetidas ocasiones en el Congreso en 2005 y 2006 con sus propuestas para instaurar “empresas de infraestructura” privatizadas. Directamente se ha opuesto y saboteado la adopción de la legislación de emergencia que Lyndon LaRouche propone para salvar al sector automotriz estadounidense con créditos y la protección del Congreso, con su “reconversión” para la construcción de infraestructura.

La debacle de Delphi ha abierto las compuertas para la destrucción de lo que queda de la industria automotriz en EU, incluyendo —al menos desde abril— el remate de plantas cerradas enteras y sus máquinas–herramientas, como si fuera por E–Bay. Ya ha dejado en la calle a otros 30.000 obreros de producción automotriz en 45 días, y no se ve que eso vaya a parar. Hizo que el Congreso reaccionara formando una “comisión automotriz” y una “comisión de manufacturas”, pero no que actúe para parar la destrucción en marcha del sector automotriz.

Responsabilizamos a Rohatyn de esta inacción potencialmente fatal del Congreso, y a aquellos congresistas que sigan porfiando en considerarlo un “demócrata de talla” en vez de un banquero sinarquista fascista. La de LaRouche es una propuesta de acción “estilo Roosevelt” para salvar al sector automotriz y construir infraestructura. Rohatyn se ha opuesto de manera directa y pública a recurrir a las políticas de Franklin Roosevelt o a los “métodos de RFC”, como él los llama.

Él directamente tramó el plan que está por cerrar al menos 21 de las plantas proveedoras más grandes de Delphi, mudando todas las operaciones de producción de la compañía al extranjero.

Cronologías condenatorias

El entrecruce de cronologías que aparece aquí como documentación del Comité de Acción Política Lyndon LaRouche o LaRouche PAC, repasa paso a paso la promoción de la estrategia de Rohatyn y Rothschild para Delphi, y su lamentable instrumentación a lo largo de 2005 y 2006.

Inmediatamente después de que Lyndon LaRouche le dijo al Congreso estadounidense en su memorando del 13 de abril de 2005, “Las medidas de emergencia que debe tomar el Senado”, que tenía que intervenir en la crisis automotriz que presagiaba el desplome de la deuda de General Motors, Félix Rohatyn —que actuó a nombre de su firma de inversiones Rohatyn Associates y de la división de bancarrotas de Rothschild, Inc.— le escribió a Delphi una propuesta el 1 de mayo de 2005 para formular una estrategia de fusión, adquisición, deslocalización o bancarrota. Se contrató a Rohatyn Associates y Rothschild, quienes redactaron un “plan estratégico”. El plan estratégico de Rohatyn fue adoptado, y entonces se especificó que cuando Delphi declarara la bancarrota, Rohatyn se “retiraría” y dejaría a Rothschild, Inc. a cargo de la asesoría de bancarrota.

Se contrató a Steve Miller como director ejecutivo el 1 de julio de 2005, de conformidad con su plan estratégico, mismo que Miller describió al declarar la bancarrota: “[Delphi] cree que un segmento sustancial de sus operaciones de negocios en EU tiene que abandonarse, consolidarse o reducirse por medio del proceso [de bancarrota] del Capítulo 11. . . Entre tanto, la empresa preservará y continuará el crecimiento estratégico de sus operaciones fuera de EU y mantendrá su prominencia como el principal proveedor automotriz del mundo”; la globalización y relocalización mediante el recurso de la “bancarrota estratégica”.

Fuentes del Congreso han informado que, en el mismo período de mayo a junio de 2005, “se les dijo” a congresistas demócratas que se abstuvieran de atender los memorandos de Lyndon LaRouche a favor una legislación para salvar al sector, porque “LaRouche está proponiendo nacionalizar la industria automotriz”. Y desde principios de junio de 2005, Félix Rohatyn empezó a publicar y a entregarle a miembros del Congreso propuestas para crear un “Fondo de Infraestructura Nacional” de unos insignificantes 50 mil millones de dólares, que el Congreso pediría prestados, pero que serían administrados por una Comisión Nacional encabezada por banqueros como él. En esto se le han unido el ex senador republicano Warren Rudman y otros.

Es más, el plan estratégico de Rohatyn y Rothschild que adoptó Delphi especificaba que, con una bancarrota de Delphi, muchas de las plantas manufactureras estadounidenses de la empresa —un activo estratégico para la economía de EU— podían declararse como activos “de mínimis” (¡activos de valor insignificante!) y rematarse su capacidad de máquinas–herramienta en internet. Eso es exactamente lo que ha sucedido, al menos desde principios de abril de 2006, según una orden del tribunal de bancarrotas que se asentó el 28 de octubre de 2005. El propósito de estos remates fue claro como el agua: pagar un primer plazo del crédito de 2 mil millones de dólares que JP Morgan Chase y Citicorp le facilitaron a Delphi, un crédito que Rohatyn Associates y Rothschild arreglaron antes de la bancarrota. Las plantas y máquinas–herramienta de Delphi están rematándose ahora para pagar las cuentas de préstamo de estos bancos.

Son esas plantas proveedoras y su versátil inventario de máquinas–herramienta, que los manufactureros automotrices están desechando, las que el esbozo de ley de emergencia de LaRouche insiste que una empresa pública federal creada por el Congreso tiene que adoptar y emplear —de manera directa o por contrato— para producir la nueva infraestructura económica de transporte ferroviario, energía y gestión de aguas que es vitalmente necesaria.

Y ahora está claro que Félix Rohatyn dio inicio al plan con el que Delphi está rematando estas plantas como si no valieran nada, sino para para hacer algunos pagos en efectivo de sus tarjetas de crédito de JP Morgan Chase. Personas familiarizadas con las subastas informan que muchas, quizás la mayoría, de los compradores de las máquinas–herramienta por internet son firmas extranjeras. Es más, Delphi no es la única que ha adoptado esta práctica que destruye de modo directo el potencial tecnológico y la seguridad nacional de EU.

De no ponérsele un alto a esta liquidación de máquinas–herramienta estratégicas, EU acabará como una nación tercermundista en cuanto a su industria.

Y como si fueran pocos estos crímenes morales, el plan estratégico de la bancarrota de Delphi también incluye el llamado Plan Clave de Compensación a Empleados, por el cual ciertos ejecutivos recibirán 400 millones de dólares en incentivos para que permanezcan en la empresa, mientras que a sus obreros de producción les recortará sus salarios a la mitad o cerrará sus plantas.

La “salida” de Rohatyn como consultor de Delphi en la fecha de su bancarrota, el 8 de octubre de 2005, quizás se debió a su otra función, como consta en los documentos que Delphi sometió al tribunal: Rohatyn encabezó gestiones de “debida diligencia” para varias firmas de capital privado que estaban perfilando a Delphi y sus operaciones; en otras palabras, le presta asesoría a fondos bursátiles o especulativos sobre cómo quedarse con la exprimida Delphi que dejó la “globalización por bancarrota”.

Que las plantas sigan abiertas, ¡despidan a Rohatyn!

El Congreso tendrá que responder si no actúa para detener esta destrucción planificada de las capacidades industriales y tecnológicas de EU, por no mencionar la pérdida de cientos de miles de empleos calificados y productivos, y el sacrificio de los salarios y prestaciones de los obreros estadounidenses que quedan en un diezmado sector automotriz.

Estas pruebas dejan claro que la misma figura “demócrata” que ha estado aconsejando o presionando a los dirigentes del partido para que no le den una respuesta “a la Roosevelt” a esta crisis, está implicada en el centro de los planes del cierre y deslocalización de la industria estadounidense, que son la causa misma de la crisis.

Rohatyn no es ningún demócrata, sino un financista sinarquista que sigue la peculiar tradición del banco Lazard Frères que lo adiestró, y que tuvo una participación central en el sinarquismo fascista europeo de los 1920–40.

Para varios cientos de miles de trabajadores automotrices en EU, es inmediatamente necesario que se deshaga el daño criminal que su “planificación estratégica” le hace a Delphi.