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En todas partes, la única estrategia viable para evitar la guerra, es el desarrollo económico rápido 

15 de enero de 2021 — El Papa Paulo VI tenía toda la razón cuando escribió en su encíclica de 1967, Populorum Progressio, (El progreso de los pueblos): “El desarrollo es el nuevo nombre de la paz”.

La crisis de desintegración sistémica de todo el sistema económico transatlántico de la que advirtió Lyndon LaRouche desde 1971, está ahora en marcha plenamente, y está empujando a Estados Unidos y al mundo al borde del abismo de un programa fascista, tanto económica como políticamente, exactamente como lo pronosticó LaRouche que sucedería, si no se adoptaban sus programas para el desarrollo económico global.

En Europa, las políticas dementes empujadas por Londres, de desnuclearización y descarbonización, han llegado al punto en que amenaza la existencia de toda la red eléctrica del continente. Si se permite que continúe ese programa, Alemania va a cerrar este año tres de las seis últimas plantas nucleares que le quedan, lo cual va a reducir el suministro eléctrico del país en un 7%, por ningún motivo legítimo, sino únicamente por la política de desindustrialización intencional y despoblación maltusiana.

Con relación a China, el secretario de Estado Mike Pompeo que va de salida, estuvo a un milímetro de reconocer a Taiwán como Estado soberano, con lo cual cruzaría intencionalmente la línea roja que ha trazado China y detonaría probablemente una respuesta militar abierta.

En Rusia, el reloj marca el tiempo que se acerca a la fecha del 5 de febrero de 2021, cuando expira el Nuevo Tratado START entre Estados Unidos y Rusia, lo cual dejaría al mundo sin ningún acuerdo sobre control de armamento entre las dos superpotencias, en un momento en que existen graves tensiones entre las dos.

Y en Estados Unidos, el asalto al Capitolio el 6 de enero, una provocación orquestada al estilo del incendio del Reichstag, ha sido el pretexto para destrozar la institución de la Presidencia y de la Constitución, en particular la libertad de expresión, y ha instigado la violencia jacobina (de izquierda y derecha) con lo cual se pretende desmembrar al país, el sueño febril del imperio británico de larga data. Los informes sobre los planes de violencia para el día de la toma de posesión, 20 de enero, en Washington, DC, y en muchas capitales de los estados en todo el país, son una amenaza para intensificar la crisis y llevarla a una situación peor.

La denuncia repetida que ha hecho el Presidente Trump por el asalto al Capitolio, para distanciarse él y su movimiento de la “turba violenta” y su declaración en el sentido de “hacer un llamado de que no debe haber violencia”, es loable, pero de ninguna manera suficiente para derrotar la estrategia global del imperio británico, de la City de Londres y de Wall Street.

“Es muy patente que Estados Unidos se halla en un estado de profunda polarización”, señaló la presidente del Instituto Schiller, Helga Zepp-LaRouche, en su videoconferencia semanal del 13 de enero. “Algunas personas hablan incluso del peligro de una guerra civil. Yo no voy a predecir ninguna de esas cosas, pero es muy claro que si no se encuentra el modo de superar esta polarización extrema, no se puede andar diciendo ‘vamos a pelear esto hasta la muerte’. Eso solo puede llevar a una tragedia absoluta o llevar a una situación como la Alemania de Weimar, dónde se desataron las peleas en la fase final entre los nacionalsocialistas y los bolcheviques, y ya sabemos en que terminó eso”.

“Lo que yo creo que hay que hacer es que debe haber un enfoque totalmente diferente. Es el enfoque de la ‘coincidencia de los opuestos’, una idea que desarrolló Nicolás de Cusa, el concepto de que la mente humana puede definir un nivel de solución que se ubica en un plano superior al plano en donde se originó el conflicto. Lo que significa eso en concreto, en una situación como esta, es que la gente de todos los sectores del espectro político deben trabajar juntos para abordar los problemas reales, como la hambruna, como la pandemia, darle una perspectiva a los jóvenes”, agregó.

Zepp-LaRouche se refirió al pensamiento y al enfoque organizativo de dirigentes como Mahatma Gandhi y Martin Luther King, quien se inspiró grandemente en Gandhi:

“Yo creo que esa voz de la razón ahora, como la de Martin Luther King, cuyo cumpleaños celebraremos en unos días”, se tiene que introducir en esta situación tan polarizada de Estados Unidos. “Creo que tenemos que introducir ese tipo de elemento de trabajar juntos en la solución de los problemas, para reconstruir a Estados Unidos. Tenemos que dar una perspectiva realmente a la gente del común, que se han distanciado del “sueño americano”, si es que estuvieron ahí alguna vez. Y creo que eso solo se puede hacer si llevamos las relaciones entre las naciones hacia un paradigma totalmente diferente… El mundo necesita urgentemente un nuevo paradigma, un nuevo sistema de Bretton Woods como lo había desarrollado mi finado esposo por décadas. Y creo que es ese pensamiento de Mahatma Gandhi, de Martin Luther King, de Lyndon LaRouche, lo que se necesita ahora”.

“Creo que este es un momento muy grave en la historia de Estados Unidos, es un momento grave para el mundo entero. Pero creo que hay fuerzas suficientes de buena voluntad en el mundo, de tal modo que con optimismo podemos reunir una alianza y una asociación para salvar la civilización, porque eso es lo que está en juego realmente”.

 

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