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Signal le da la bienvenida a usuarios que huyen de WhatsApp en busca de privacidad. ¿La irán a cerrar ahora?

17 de enero de 2021 — El control dictatorial sobre lo que se puede y no se puede decir, que ejercen Twitter, Facebook y plataformas similares de las redes sociales desde hace tiempo, depende de que esas plataformas sepan lo que dicen sus usuarios. ¿Pero qué tal si las plataformas no saben, y de hecho no quieren saber, lo que platican los usuarios? 

Ese es el caso de una plataforma que viene encriptada de extremo a extremo, por medio de la cual las comunicaciones entre dos partes (o más) solo se pueden leer o escuchar por las partes involucradas en la conversación, sin ninguna posibilidad en absoluto de que el proveedor del servicio de comunicación lea o escuche los mensajes cuando presta el servicio. En la década de 1990 eso era muy difícil de realizar, pero para la primera década del 2000 la comunicación encriptada de extremo a extremo se fue haciendo ligeramente más apropiada para los usuarios celosos de su privacidad. Pero fue hasta 2010, cuando Moxie Marlinspike (un seudónimo) creó TextSecure y RedPhone, que introdujo con facilidad las llamadas de voz y mensajes de texto encriptados para los usuarios de Androide. En los años siguientes, Marlinspike trabajó con WhatsApp para introducir el encriptado de extremo a extremo en las comunicaciones de ese servicio. Pero los dueños de Facebook, propietarios de WhatsApp, plantearon dudas sobre la presencia de vulnerabilidades introducidas deliberadamente en el encriptado. 

Luego de las fricciones que surgieron entre el cofundador de WhatsApp, Biran Acton, y los dueños de Facebook que compraron la aplicación, Acton dejó WhatsApp y creó la Fundación Signal, sin fines de lucro, junto con Marlinspike. Ahí crearon Signal, la plataforma de voz y texto encriptada de extremo a extremo, cuyo código fuente se hizo público con propósitos de auditoría y para demostrar que no había nada subrepticio. 

Signal se creó con un préstamo de $50 millones sin intereses que hizo Acton; la empresa depende de donativos y no de ventas, no se queda con los datos del usuario; mantiene su condición de entidad sin fines de lucro, lo cual la salva de que pueda ser comprada por ninguna corporación en las luchas del mercado bursátil entre las firmas; y Edward Snowden la recomienda para fines de comunicación.

Luego de que Parler fue proscrita por Google y Apple de sus tiendas de aplicaciones y que Amazon Web Services la expulsó, Signal se convirtió a mediados de la semana pasada en la aplicación más recurrida en las aplicaciones bajadas en iOS en 70 países, lo mismo que en 45 países para las aplicaciones de Android.

¡Hay que utilizarla!

Desde hace años se han hecho intentos por introducir puertas subrepticias en las tecnologías de comunicaciones, como por ejemplo el defectuoso Clipper Chip que se propuso en Estados Unidos a mediados de la década de 1990. Pero las puertas subrepticias, para las cuales solo los servicios de inteligencia y los proveedores tendrían la proverbial llave de acceso, son absolutamente imposible de mantener seguras. Si hay una puerta, no hay forma de garantizar que nadie más pueda encontrar la llave. 

Cuando Apple se negó a crear un software especial para tratar de abrir el iPhone del pistolero de San Bernardino, California, en el 2015, alegó, correctamente, que no podía entrar a través de los rígidos sistemas de seguridad que habían introducido en su producto. Porque no tenía puertas subrepticias.

Aunque el encriptado rígido plantea la cuestión de que cuando se habla en privado de asuntos sumamente terribles (como planes de asesinato o de abuso infantil) de todas formas hay la posibilidad, como lo señaló Edward Snowden en su reciente entrevista con John Stossel, de poder hackear selectivamente los teléfonos particulares de personas sospechosas de transgredir la ley. El uso generalizado de la comunicación encriptada puede obligar a la transformación del espionaje oficial masivo (que hoy existe en Estados Unidos por parte de las agencias de seguridad nacional) en una vigilancia selectiva, lo cual le asestaría un golpe técnico al terror orwelliano de la recolección de metadata que se lleva a cabo actualmente en Estados Unidos. (La entrevista Stossel-Snowden del 21 de diciembre de 2020, se puede ver aquí, en inglés: https://www.youtube.com/watch?v=ZSu4rCizyUM)

Así que, si quieren comunicación privada, bajen cuanto antes Signal, antes de que Google y Apple la saquen de sus tiendas. Porque a como van las cosas, la privacidad se va a convertir en delito próximamente, si no hacemos algo para impedirlo ya. 

 

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