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Para romper con el monetarismo, el ambientalismo y la locura, hay que crear un sistema global de salubridad

25 de enero de 2021 -- Los programas de vacunación que se están iniciando en gran parte del globo muestran en principio el enorme éxito que se puede alcanzar si se lleva a cabo un esfuerzo de urgencia para resolver el más enorme déficit global en infraestructura de salubridad. Los programas de vacunación actuales, aunque parecen impresionantes, son totalmente insuficientes y al ritmo actual se tardarían años para inocular a todo mundo que quiera ser vacunado. Las acciones de registro de patentes, por ejemplo, bloquean la producción masiva. En varios países, los sistemas de salud pública están sobrecargados o desbordados (incluso en zonas de Estados Unidos) y es necesario ampliarlos, lo cual requiere de inversiones de capital en instalaciones médicas, construir o mejorar la infraestructura para dar servicio a las instalaciones y ampliar la educación y entrenamiento de personal médico para garantizar el personal necesario de profesionales de la salud. Se necesitan sistemas de cobertura universal de atención médica.

Esto es solo el punto de partida de las medidas de recuperación y crecimiento económico que se necesitan con urgencia en el mundo entero, para poner a la especie humana en una trayectoria congruente con su potencial ilimitado para la creatividad, el núcleo central de la identidad humana. ¿Pueden las naciones y sociedades proporcionar una plataforma para que toda la gene tenga acceso a una existencia humana significativa para contribuir en algo de valor perdurable? Para ello, se necesita una movilización de “salubridad económica” para ponerle un alto a la grotesca burbuja financiera inflada que se ha vuelto un cáncer que destruye la economía física real de la que depende la subsistencia de la gente; es necesario extirpar ese cáncer cuidadosamente mediante la reorganización del sistema financiero según las normas de la ley Glass-Steagall de Franklin Roosevelt, para someter ese sistema bancario insolvente a una intervención de quiebra, a fin de permitir que la banca saludable pueda cumplir con su papel legítimo. Mediante este proceso se pondrá fin a la bursatilización de la economía, para sustituirlo con una política económica orientada por la ciencia de la economía física de Lyndon LaRouche, con un nuevo sistema de Bretton Woods para orientar el crédito a las actividades productivas necesarias y en particular a la necesidad urgente de industrializar al sector en desarrollo en África, Asia, Iberoamérica y el Caribe.

Hoy lunes empieza la reunión especial del Foro Económico Mundial (FEM) en Davos, Suiza. El domingo, el presidente ejecutivo del FEM, Klaus Schwab le dio la bienvenida a los primeros asistentes, y anunció que los temas a tratar van desde el “capitalismo participativo” y el “manejo global”, que son los eufemismos empleados para referirse a la imposición de criterios ambientalistas a las industrias y empresas en general y a la eliminación de los recursos energéticos confiables. El evento que se extenderá toda la semana va a impulsar el reajuste global del gobierno del mundo, de acuerdo al “cambio de régimen” que propuso la cofradía de banqueros y financistas mundiales en su reunión de Jackson Hole, Wyoming, en 2019, junto con la idea de una “Carta de la Tierra” que planteó el príncipe Carlos con el fin de tomar un control supranacional de los recursos del mundo y reducir la población mundial supuestamente en aras de “salvar el planeta”. Pero todos estos sueños de opio ambientalista se enfrentan a la dura realidad de que una economía mundial productiva, moderna y creciente, no puede sostenerse con fuentes de energía dizque “renovables”.

También hoy lunes 25 se presenta la demanda de juicio político contra el ex Presidente Donald Trump ante el Senado, en donde se iniciará el juicio absurdo la semana del 8 de febrero. El objetivo de esta farsa es la de sentar las bases para decretar leyes contra el supuesto “terrorismo interno” en Estados Unidos, para impedir que Trump (o cualquier otra corriente fuera del control de la casta dominante) pueda crear un movimiento político independiente.

Trump enfrente otro “juicio” también. Los 20 miembros del “Consejo de Vigilancia” de Facebook (una entidad que se llama así precisamente) van a oír la apelación de parte del ex Presidente de Estados Unidos, para decidir si se le restablece el acceso a Facebook. Este augusto y bien remunerado “Consejo de Vigilancia” (que se estableció hace un año y se la ha pasado desde entonces deliberando sobre tópicos cruciales como, “cómo puede la inteligencia artificial identificar tetinas diferentes en contextos diferentes”) tendrá un plazo de 90 días para dar su fallo.

Este procedimiento arbitrario y estrafalario muestra la necesidad de reglamentar la capacidad de los gigantes de la informática para aplastar la libertad de expresión. La compañía telefónica no te puede cortar una llamada en base a lo que estás hablando, pero Twitter te puede proscribir y Amazon te puede sacar de su servicio de red.

A propósito de Amazon, el empleador de 800.000 personas en Estados Unidos, enfrenta en sus instalaciones de Alabama el primer intento de sus empleados por crear un sindicato desde 2014. A pesar de que el Consejo Nacional de Relaciones Laborales aprobó el voto por correo para los empleados, de repente Amazon descubrió que el voto por correo “no es confiable”. Cosa curiosa para la compañía que preside el dueño del Washington Post que denunció por “infundadas” las denuncias del fraude electoral del voto por correo del 6 de noviembre.

Es hora de hacer valer la soberanía del Estado nacional y de la cooperación entre las naciones soberanas para alcanzar las metas comunes de la humanidad.

 

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