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¿Es el “GameStop” un presagio de “Game Over”?

1 de febrero de 2021 — En las últimas dos semanas han sucedido acontecimientos en el mercado de valores de Wall Street que muestran de manera muy ilustrativa qué tan rápido tienen que cambiar sus inversiones en masa las firmas financieras de la City de Londres y de Wall Street, para convertirlas en otra gigantesca burbuja de “finanzas ecológicas”, antes de que reviente la actual burbuja multibillonaria de todo tipo. Se están acercando a una deuda total global en activos de $275 billones de dólares que descansan sobre un PIB global de $80 billones de dólares, en donde la porción de la burbuja que se forma con la deuda corporativa “zombi” sobrevive totalmente con el dinero inorgánico que les imprimen los bancos centrales a tasas de interés cero o negativas, mediante el recurso de la “emisión cuantitativa”. Y mientras intentan empujar al mundo hacia una economía primitiva de tecnologías “ecológicas” y agricultura de subsistencia, ellos están parados en una cornisa muy inestable hecha de masas de deudas impagables.

Las tenencias bursátiles constituyen capital y no deuda; pero el margen de deuda en el mercado de valores (con que se adquieren algunos títulos) es de unos $750 mil millones de dólares tan solo en el mercado de valores de Nueva York.

Sin pretender hacer un análisis de “conocedor de información privilegiada” ni tampoco de un pronóstico, hay algunos aspectos obvios que se observan en el auge reciente de las acciones bursátiles impulsado por el subreddit #WallStreetBets, que sugieren que los mercados bursátiles en Estados Unidos, y quizás también el mercado de metales preciosos, podrían estarse acercando a un desplome abrupto que lo detonaría la desaparición de la liquidez. Las firmas financieras tienen motivos para estar nerviosas por los mercados en los próximos días, en que también podrían haber acusaciones de parte de la Comisión de Valores y Cambios (SEC, por sus siglas en inglés) de manipulación del mercado por parte de los jóvenes corredores relacionados con #WallStreetBets.

En primer lugar, hay algunos compradores de oro y plata entre los que impulsan la inversión “en manada” en los sectores minoristas en acciones bursátiles que están peleando contra los fondos de cobertura en las últimas dos semanas. Estos compradores de metales preciosos están buscando una “posición en corto” de la plata a principios de esta semana (demanda desproporcionada que aumenta el precio) y parece que no hay duda de que la liquidez ha desaparecido o es insuficiente en el mercado de la plata. Por la naturaleza del corretaje de las acciones y de las opciones que han estado haciendo que suban las acciones de GameStop, AMS, Bed, Bath and Beyond y otras franquicias (que en realidad están en declive en su desempeño económico) se ha generado una carga adicional en préstamos de margen (préstamos para adquirir acciones para cubrir pérdidas) en un mercado de valores ya de por sí sumamente sobrevalorado y con excesos de márgenes (de deuda). Las firmas de corretaje en internet Robinhood y Ameritrade, a través de las cuales se realizaron gran parte de esas transacciones, sufrieron pérdidas de liquidez necesaria la semana pasada y de manera repentina rechazaron las operaciones, lo que provocó que algunos inversores minoristas sufrieran pérdidas sustanciales en medio del auge general de estas acciones.

La falta de liquidez entre los corredores de bolsa es a veces un indicio de que los mercados se preparan para un crac. Otro indicio de lo mismo son las “manías” repentinas por acciones de escaso valor corporativo inherente (recuerden la burbuja de los tulipanes). La enorme preponderancia de las transacciones de acciones con programas computarizados puede amplificar las pérdidas de liquidez en firmas financieras relativamente secundarias hasta convertirlas en un crac, como sucedió en octubre de 1987. Y el comercio de plata representa una mercancía valiosa y no una acción. El intento de generar una enorme operación de “toma de posición en corto” con la plata en contra de los fondos de cobertura, esta semana o en las próximas, podría crear la demanda de una cantidad significativamente mayor de liquidez (por los préstamos de margen) de parte de más corredores y bancos de inversión que podrían no tenerla, y podría también llamar la atención de la SEC por el intento de “acaparar el mercado”.

Cabe destacar que la Reserva Federal intervino en los últimos días de la semana pasada para dar préstamos de liquidez a las firmas de Wall Street. Hace 16 meses hubo un grave problema de liquidez en el mercado interbancario de Estados Unidos (préstamos entre los bancos de un día para otro), que en un principio parecía implicar solo a unos cuantos fondos de cobertura sumamente apalancados que transaban con derivados financieros, a los que los bancos sacaron de los préstamos interbancarios. Esta crisis se mitigó con los cientos de miles de millones de dólares en préstamos de liquidez que inyectó la Reserva Federal, a varias entidades entre las que se contaban los grandes bancos de Wall Street; luego en octubre de 2019 la reserva sacó la cuarta ronda de emisión cuantitativa (QE4). Los bancos centrales más grandes sacaron luego la QE5, desde principios de marzo de 2020 con lo que inundaron de liquidez al sistema bancario insolvente.

Los problemas de liquidez actuales se están desestimando; se dice que se refiere únicamente a categorías muy pequeñas de acciones bursátiles y que ni los corredores ni los inversionistas lo notan siquiera, etc. Pero lo que importa en una crisis de liquidez de la deuda no es necesariamente el tamaño del detonante; el detonante puede ser bastante pequeño. Pero lo que importa es el inmenso tamaño de la bomba de la deuda que va a detonar.

Hay que reconocer que los “cheques de alivio” por la pandemia (parece que viene un sexto que se negocia) no han servido en absoluto para recuperar la economía productiva que reposa bajo esta aplastante burbuja de una deuda de todo tipo. Los “cheques de alivio” se han enviado de manera indiscriminada a cualquiera que gane menos de $75.000 dólares al año y a los hogares que tienen un ingreso anual de cientos de miles de dólares (que son los menos necesitados) y han servido en cierta medida para alimentar la especulación que ahora ha hecho sonar las alarmas.

Lo que se tiene que hacer más bien es nacionalizar la Reserva Federal, para empezar, y exigir de ésta la generación de crédito productivo; el restablecimiento de la ley Glass-Steagall de Franklin Roosevelt para cerrar el casino de Wall Street, e invertir esa generación de crédito en nueva infraestructura productiva, comenzando con la infraestructura de salud pública y atención médica, tanto en Estados Unidos como en las naciones en desarrollo mediante la cooperación con las mayores potencias como China. Esto es lo que va a detener el plan de la desastrosa “burbuja de las finanzas ecológicas” de los grandes bancos quebrados, y también frenará de paso la manía especulativa de los minoristas.

 

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