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Mejor promulguemos las leyes económicas de LaRouche, o pagaremos el precio por el colapso y la hiperinflación

23 de febrero de 2021 — Es impresionante que los países que tienen las redes de distribución eléctrica más inestables y los precios del servicio eléctrico más altos, en particular Alemania y Dinamarca, estén promoviendo de la manera más agresiva y suicida el gran retroceso tecnológico que significa el Nuevo Trato Verde ambientalista o “Gran Reajuste”. Ahora pasemos a Estados Unidos. Luego de la absoluta calamidad económica y desastre humano fatal, debido al régimen de desregulación de la red de distribución eléctrica en Texas y las fallas generalizadas de la gran cantidad de las turbinas de sus molinos de viento durante una tormenta helada, los multimillonarios de Wall Street, el gobierno de Biden, y la prensa nacional siguen promoviendo la insensatez del Nuevo Trato Verde ambientalista como si no hubiese ocurrido nada.

Esto se tiene que detener, y el oportuno Informe Especial de la EIR, que expone el “Gran Salto hacia Atrás” que es el Nuevo Trato Verde, es solo un paso en la dirección de lo que Lyndon LaRouche haría en este momento. La economía de Estados Unidos, y más todavía las de Europa, van en retroceso. Lo que presentó LaRouche como su “Triple Curva” o “Función Típica de Colapso”, que muestra de manera heurística cómo sucede el colapso financiero de una economía, tiene tres aspectos: el aumento geométrico del crecimiento de la deuda (“agregados financieros”); los agregados monetarios que aumentan más rápido todavía al intentar liquidar tanto la deuda buena como la mala; y la economía física que se derrumba de manera acelerada.

Al final del 2020 la deuda total alcanzó los $281 billones de dólares según el Banco de Pagos Internacionales (BPI), $21 billones de dólares más o un 7.5% más solo en un año. La deuda total de Estados Unidos creció hasta $69 billones de dólares, eso es un 11% durante el año pasado. La hoja de balance de la Reserva Federal llegó a los $7.6 billones de dólares, que indica que las reservas del banco se han duplicado en 16 meses al monetizar la deuda del Tesoro y comprar a los grandes bancos “valores con garantía hipotecaria”(MBS en sus siglas en inglés), incluyendo otros $90 mil millones de dólares tan solo la semana pasada. La oferta monetaria estadounidense (M2, que incluye dinero en efectivo y cuentas de cheques y de ahorro, así como valores de fácil liquidación) ha aumentado en un 26% en el año que va desde febrero del 2020, el mayor salto anual dado desde 1943. ¿Y qué hay de la economía física? Unas 19 millones de personas recibieron beneficios de desempleo en la semana que terminó el 7 de febrero, y 7 millones de personas más que están “fuera de la fuerza de trabajo pero quieren trabajar”, según el Departamento del Trabajo; eso es un 16% de desempleo.

Esa es la “función típica de colapso” de la Curva Triple de LaRouche, un colapso financiero o una explosión hiperinflacionaria. Algunos expertos del mercado, como Michael Burry (el famoso personaje de la película “The Big Short”, en español “La gran apuesta”) prevén que la explosión hiperinflacionaria va a llegar más pronto.

Los bancos de Wall Street siguen no obstante con sus extremos especulativos. Según la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC, por sus siglas en inglés), hasta el 10 de febrero, los bancos con sede en Estados Unidos han recibido $800.000 millones en depósitos adicionales desde julio del 2020, mientras que sus préstamos y arriendos pendientes han caído en casi $300.000 millones en los mismos siete meses. Los más grandes bancos de inversión de Wall Street han seguido cambiando sus activos a las operaciones bursátiles y las operaciones de arbitraje de tasas de interés del “ingreso fijo”; entre ellos, JPMorgan Chase que pasó de 34% de sus activos en enero en esas operaciones, a 42% ahora; Goldman Sachs de 63% a 78%; Morgan Stanley de 50% a 56%, y así por el estilo.

Lo que se tiene que hacer ante tales peligros, señalaba LaRouche, es utilizar nuevo crédito nacional (mediante un Banco Nacional de Crédito) para agregar rápidamente más empleo productivo nuevo y aumentar la productividad en la producción en general mediante avances tecnológicos en nueva infraestructura económica; por ejemplo, en energía nuclear, programas de urgencia para la fusión nuclear y la exploración espacial; transporte ferroviario de alta velocidad y de levitación magnética, tanto para personas como para mercancías. Si en vez de esto permitimos el “gran salto para atrás” en la productividad humana, con esa tecnología retrógrada como la que fracasó en Texas, si dejamos que otros gobernadores de estados sigan con este “modelo tejano” de energía eólica con gas natural de respaldo, vamos a pagar muy caro en vidas humanas.

Sabemos lo que decía Lyndon LaRouche que se debe hacer en esa situación. Imponer una reforma bancaria como la de la Ley Glass-Steagall de Franklin Roosevelt para desbaratar los casinos especulativos de Wall Street, y crear rápidamente una institución de crédito nacional, mediante la nacionalización de la Reserva Federal o la creación de un banco nacional hamiltoniano. Inyectar ese crédito a la economía a través de agencias de infraestructura en particular, para crear más empleos productivos y elevar la productividad con nuevas tecnologías, precisamente lo que no han hecho los billones de dólares gastados en programas de “alivio” por la pandemia. Hay que pagar a los granjeros precios justos para que sigan produciendo más alimentos. Aprovechar los avances de las naves espaciales a Marte y llevar una tripulación a la Luna otra vez.

El informe especial de la EIR “The Great Leap Backward: LaRouche Exposes the Green New Deal” (El gran salto hacia atrás; LaRouche revela el Nuevo Trato Verde ambientalista), tiene el objetivo de acelerar la implementación de esas medidas que propuso Lyndon LaRouche.

 

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