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Expertos sobre China de la Institución Brookings urgen una cooperación China-Estados Unidos para derrotar la pandemia

12 de marzo de 2021 — Cheng Li y Ryan McElveen, director y director asociado respectivamente del Centro de China John L. Thornton de la Institución Brookings, emitieron un importante llamamiento a China y Estados Unidos para que dejen de “retorcerse las manos y señalarse con el dedo”, lo cual ha caracterizado sus relaciones durante la pandemia de Covid-19, y en lugar de eso se pongan a trabajar juntos, como ha sido el modelo en pandemias anteriores, para detener la pandemia actual. En un artículo del 2 de marzo, ambos presentan “Diez razones por las que Estados Unidos y China deberían cooperar ahora para detener la pandemia”. La tarea urgente de poner la pandemia bajo control, argumentan, “solo se puede lograr mediante la coordinación global, lo que requiere el compromiso activo de las dos mayores economías del mundo”.

Lo que Li y McElveen señalan son prácticas que han sido eficaces en el pasado y se requieren actualmente con urgencia, aunque muchos casos han sido obstaculizadas debido a consideraciones geopolíticas estúpidas. Entre los muchos puntos que destacan, está la necesidad de retomar la tradición de cooperación en materia de salud pública. Ambas naciones tienen un largo historial de hacerlo “para combatir prácticamente todas las crisis sanitarias globales del último medio siglo”, pero, desafortunadamente, señalan con pesar los autores del artículo, la respuesta oficial al Covid-19 “destaca como una excepción”. Deben mantenerse los fuertes vínculos que existen entre las comunidades médicas de ambos países, a pesar de las barreras políticas que perjudican la cooperación gubernamental.

Otro objetivo fundamental debe ser establecer una “red global de vigilancia de variantes” del virus. En la medida en que surgen variantes por todo el mundo “Estados Unidos y China deberían coordinarse para construir una red global que esté a la vanguardia en la vigilancia de variantes” para mejorar el rastreo, la detección y la “alerta de nuevas variantes”. Con respecto a las vacunas, ¿por qué no establecer una “competencia mutuamente beneficiosa en desarrollo de vacunas? Como dos de los pocos países con empresas productoras de vacunas, Estados Unidos y China deberían participar en una sana competencia positiva y trabajar juntos para promover plataformas de vacunación eficaces”. Asimismo, se debe aumentar la capacidad mundial de producción de vacunas, así como lograr una “distribución internacional equitativa de las vacunas. Estados Unidos y China deben aumentar su apoyo a los esfuerzos de la comunidad internacional para coordinar una distribución equitativa de las vacunas a nivel global”.

Li y McElveen sostienen que el desafío ahora es “generar confianza y capacidad para el futuro. Al igual que los estadounidenses y los soviéticos colaboraron en la erradicación de la viruela en el momento álgido de la guerra fría, los esfuerzos conjuntos de Washington y Pekín enviarían hoy señales inspiradoras a la población de ambos países y de todo el mundo sobre la importancia de colaborar para salvar vidas”. Y concluyen que “mientras ambos países enfrenten dificultades en otras áreas de la relación bilateral, la colaboración con respecto al Covid-19 puede ayudar a sentar las bases para abordar otros asuntos del bien público global”. La cuestión, afirman, es no quedarse en el pasado, sino dirigir “los puños contra el Covid-19, en lugar del uno al otro”. (https://www.chinausfocus.com/energy-environment/ten-reasons-the-us-and-china-should-cooperate-now-to-stop-the-pandemic).

 

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