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A nombre de los financieros globalistas, el Washington Post amenaza a Bolivia con una segunda revolución de color

23 de marzo de 2021 — A nombre de Wall Street y de la comunidad de inteligencia, como lo hace siempre, el consejo editorial del periódico Washington Post publicó el 19 de marzo una advertencia al actual gobierno soberano de Bolivia, que si continúa con su conducta “ilícita” de arrestar y enjuiciar a quienes conspiraron y participaron del golpe de Estado de noviembre del 2019 contra el Presidente Evo Morales (la ex presidente de facto Jeanine Áñez y ex miembros de su gabinete de gobierno están presos, acusados de sedición y terrorismo) el resultado será “mayor caos, si es que no una guerra civil y una dictadura absoluta”. El Washington Post se atreve a sermonear que ese comportamiento debe cesar porque Bolivia “debería estar peleando en contra de la pandemia” en vez de estar haciendo acusaciones sobre “golpes de Estado” inexistentes. Luego exige que, “el gobierno de Biden encabece un esfuerzo regional para preservar la estabilidad democrática en este país que tanto ha sufrido, para que la crisis no se convierta en una catástrofe”

A la oligarquía financiera y a los especuladores del Silicon Valley que están detrás del Washington Post, que aplaudieron el golpe de Estado fascista del 2019 con el que derrocaron a Morales, no les agrada para nada los gobiernos que pelean para defender su soberanía, o que no abrazan “el orden internacional basado en reglas” de Occidente, como está haciendo el Presidente de Bolivia, Luis Arce. Desde que Arce asumió su cargo, hace 5 meses, restableció las relaciones con Rusia y China que Áñez había cortado, así como las relaciones con México y Argentina en Iberoamérica, y está trabajando para reconstruir la economía del país que el gobierno de Áñez saqueó, al mismo tiempo que está combatiendo la pandemia de COVID-19 lo más agresivamente posible, con la ayuda de Rusia, China y del mecanismo de la Organización de Naciones Unidas, COVAX.

Particularmente desagradable para los patrocinadores del Washington Post, son las revelaciones cada vez más abundantes que están saliendo a la luz pública casi a diario, sobre cómo un aparato internacional y sus operativos fascistas locales instalaron ilegalmente a Áñez en el poder forzando las renuncias, bajo amenaza de muerte, de los dirigentes parlamentarios que por ley debían haber sucedido a Morales una vez que este fue obligado a renunciar a su cargo, a causa del informe sin fundamentos de la Organización de Estados Americanos (OEA) sobre un supuesto fraude electoral.

La jerarquía de la iglesia católica boliviana, representantes de la Unión Europea, la OEA, el gobierno brasileño, el representante de los intereses del gobierno de Donald Trump en Estados Unidos (no hay embajador de EU en Bolivia), así como los fascistas locales y líderes del Proyecto Democracia, estuvieron involucrados en estas reuniones y se confabularon para que la Áñez se hiciera del poder. Este es el grupo que ahora defiende a Áñez, alegando que se violan sus derechos humanos, que le niegan la atención médica y que el gobierno no está respetando el “debido proceso”, puras mentiras flagrantes. Como era predecible, el Washington Post sostiene que “el meollo de las acusaciones para arrestarla, que ella conspiró con el ejército boliviano y con otros para derrocar al Presidente Morales, está en conflicto con la realidad histórica”. Y por supuesto, insisten en la mentira original sobre el fraude electoral: “El señor Morales perdió el poder por su propio intento de subvertir las elecciones del 2019”.

 

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