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Cambiando la trayectoria histórica

25 de marzo de 2021 — La evolución de un sistema físico parece estar dominado, a corto plazo, por su comportamiento pasado y por los componentes vecinos inmediatos de ese sistema. Sin embargo, en una escala de tiempo de largo plazo, otras fuerzas más amplias pueden dar a conocer su influencia, y eventualmente, llegar a dominar el comportamiento del sistema. Aunque los procesos históricos los forjan fuerzas que actúan tanto en el corto plazo como el largo plazo, para poder salvarnos de la contradicción fatal entre el sistema financiero moribundo de Occidente y el esfuerzo por mantener el control que otorga ese sistema, requiere de actuar de inmediato con una perspectiva de largo plazo.

La trayectoria que lleva el sistema político mundial no se ve prometedora. Las relaciones entre Rusia y Estados Unidos se encuentran en su nivel histórico más bajo: el Presidente de Estados Unidos llamó asesino a su homólogo de Rusia; la razón de ser de la OTAN es exagerar la supuesta amenaza de Rusia; las sanciones continúan; y los burócratas de Bruselas se oponen enérgicamente a la vacuna Sputnik V, lo que ocasiona miles de muertes innecesarias.

La política de Estados Unidos y de la Unión Europea hacia China no es mejor. La política de Estados Unidos, como han manifestado oficiales de las fuerzas armadas (del Comando del Pacífico de EU), funcionarios de gobierno (Blinken), y grupos de presión (más recientemente, el Consejo de Relaciones Exteriores), es de confrontación y de contención, diseñada para garantizar la meta inalcanzable de evitar el crecimiento de China, tanto a nivel nacional como internacional. La Unión Europea se unió a la política de sanciones contra China, por lo que alega son enormes abusos a los derechos humanos en Xinjiang. La más somera comparación del enfoque chino hacia el terrorismo en Xinjiang, con el enfoque de Estados Unidos, Gran Bretaña y la OTAN hacia Afganistán, Iraq, Siria y Libia, revela cuán vacuas son esas acusaciones.

El Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, por sus siglas en inglés) lo deja todo al descubierto. Reconoce que la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China es “el plan de infraestructura más grande de siempre, superando en mucho al Plan Marshall”, y admite que “China ha hecho de la inversión en infraestructura su mayor prioridad. Estados Unidos no lo ha hecho”, y que “Estados Unidos no tiene una alternativa verdadera que ofrecer ante los trenes de alta velocidad o la red de 5G”. Se queja de que China está violando las “reglas” que Estados Unidos ha adoptado ante la insistencia de Gran Bretaña, al referirse al apoyo que da el gobierno chino a sus empresas para ayudarles a hacer negocios en el exterior, construyendo plantas de carbón para producir energía que producen el alimento para las plantas (el dióxido de carbono), y por ofrecer un rápido financiamiento para infraestructura sin las onerosas imposiciones de impacto ambiental y social ni las demandas exigentes de pago.

¿Qué puede hacer Estados Unidos para competir? El CFR propone destruir a la competencia, en vez de jugar un papel fructífero; por ejemplo, “informar” a los países de las supuestas trampas que ellos dicen que esconde la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR) de China, imponer retrasos a proyectos de la IFR insistiendo en que haya una fiscalización ambientalista, y atacar la corrupción que ellos imaginan está envuelta en la iniciativa china.

Este enfoque no solo está mal; ¡su éxito implicaría por sí mismo un fracaso! El bienestar general de los pueblos del mundo, incluyendo el de Estados Unidos, es diametralmente opuesto a lo que la élite financiera y de inteligencia angloamericana considera equivocadamente que está en su interés.

El Movimiento LaRouche, a través del Instituto Schiller, ha desempeñado un papel absolutamente único y totalmente necesario durante el último medio siglo, en el fomento de las condiciones para que haya debate significativo sobre la colaboración política, el desarrollo económico y la identidad humana, guiado por los conocimientos económicos y la firme determinación de Lyndon y Helga LaRouche. La búsqueda enérgica del bien, y de colaboración con otros para conseguirlo, significa el establecimiento de políticas de gobierno coherentes con el crecimiento de las facultades productivas del trabajo, tanto en lo inmediato, a través del desarrollo intensivo en tecnología de nuevos procesos productivos y el tendido de plataformas de infraestructura avanzada, como en el largo plazo, mediante el apoyo gubernamental y social a los grandes avances de la ciencia y la tecnología.

El descubrimiento impactante que surge del genio apasionado, la perspicacia que surge de la dedicación profunda, el reconocimiento de la belleza de la especie humana que surge de actuar para mejorarla, es la nobleza compartida de todos los seres humanos, ese potencial divino que debe nutrirse y liberarse para aumentar la producción física y la utilización de energía en un orden de magnitud durante las próximas generaciones.

El proceso de la conferencia del Instituto Schiller es fundamental para debatir, articular y aplicar los conceptos necesarios para forjar el futuro. La trayectoria de la especie humana en la que debemos convertirnos, ¡es la de elevarnos!

 

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