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Líderes empresariales estadounidenses bajo amenaza: deben elegir entre Estados Unidos o China. No se puede operar con ambos 

1º de abril de 2021 — El ex Consejero de Seguridad Nacional adjunto, Matt Pottinger, un mano dura contra China, publicó un artículo de opinión el 26 de marzo en el diario Wall Street Journal, titulado “Pekín apunta a los empresarios estadounidenses”, en donde repite su discurso del 10 de marzo ante el Instituto Hoover, para desatar una campaña concertada contra la cooperación de los empresarios estadounidense con China, considerada como un eslabón débil en el estrecho consenso bipartidista para la confrontación con China.

Pottinger le dice a los empresarios estadounidenses que “desean relaciones comerciales simples y lucrativas”, que deben darse cuenta de que “la dimensión ideológica de la competencia” entre China y Estados Unidos “es ineludible, incluso fundamental”.

Pottinger pretende asustar a un público mayoritariamente conservador con el cuento de que Pekín quiere imponer un orden comunista y que se deben defender los “valores estadounidenses”. Ganar la carrera contra China, alega de manera desquiciada, “va a depender de que Estados Unidos y sus aliados consideren en cada programa que adoptemos, todo proyecto de ley que se proponga, y cualquier asociación que emprendan el gobierno y la industria, si aumenta nuestra influencia colectiva en esta competencia o si renuncia a su influencia frente a una dictadura hostil en Pekín”.

La Guía Estratégica Provisional de Seguridad Nacional del Presidente Joe Biden demostró que “hay una continuidad significativa en la estrategia de Estados Unidos”, señala Pottinger. Pekín reconoce “que sus esfuerzos por influir en Washington son cada vez más vanos” y por eso está “enfocando sus actividades de influencia en otros segmentos de la sociedad estadounidense, en particular en la comunidad empresarial”.

Pottinger lanzó la mentira descarada de que es Pekín quien quiere desacoplar las economías de Estados Unidos y Europa de la economía china. Alega que nadie en Washington está amenazando seriamente con un “desacople total”, solo para voltear y reírse al decir que en realidad “ya está en marcha un desacoplamiento de tipo más limitado”. Durante el gobierno de Trump hablábamos de un “desacoplamiento selectivo”; algunos funcionarios de Biden lo llaman “desacoplamiento controlado”, y figuras del Congreso como el senador Tom Cotton hablan de un “desacoplamiento dirigido”, escribió el ex funcionario del gobierno de Trump.

Luego vino la amenaza: “cuando tantas voces políticas diferentes utilizan un lenguaje tan similar, los directores generales deben prestar atención”. Pottinger recomienda a los directores generales estadounidenses “prudentes” que evalúen cómo afecta a sus empresas “la nueva realidad geopolítica” y la “competencia de las grandes potencias”, y que hagan planes de contingencia para diversificar sus cadenas de suministro, porque “los directores generales estadounidenses, sus consejos de administración y sus inversionistas tienen que decidir a qué lado quieren ayudar a ganar”.

Todo lo cual hace casi cómicas sus desvergonzadas protestas de que las recientes sanciones de Pekín contra algunos funcionarios activos y ex funcionarios gubernamentales estadounidenses (como él mismo) son parte de una “gran estrategia china para acumular y ejercer influencia económica para lograr sus objetivos políticos en todo el mundo”. A diferencia de la casta dominante angloamericana por la cual habla, ¡que ha impuesto sanciones económicas contra unos 30 países, hasta ahora!

 

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