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“Hacer el bien, al servicio del bien común”

5 de abril de 2021 — En ocasión de la Semana Santa y de la Pascua, el estadista Lyndon LaRouche escribió en más de una ocasión sobre la misión de la humanidad. El 29 de marzo de 2002, lo abordó en su mensaje “Pascua, un tiempo de reflexión”, una obra sustancial que comienza con la pregunta: “Ahora, en un momento de gran amenaza… ¿Cómo deberían ver todos los pueblos, de cualquier profesión religiosa, de todo el mundo, los acontecimientos más destacados de estos días?” ¿Qué debemos hacer? Después de una profunda reflexión, agrega: “Para resumir la cuestión a destacar en esta ocasión, consideren lo siguiente: 

“La doctrina de la inmortalidad del alma tiene una rica historia, desde los diálogos socráticos de Platón, pasando por el papel de la misma noción platónica del término agapé que expresa resumidamente San Pablo en I Corintios 13, y que impregnan todo el evangelio de San Juan. Es el concepto, traducido como promoción del bienestar general de las generaciones presentes y futuras, en la Constitución de Estados Unidos, y por lo demás, la noción de hacer el bien al servicio del bien común”. 

https://larouchepub.com/pr_lar/2002/020329easter_reflect.html

Hoy esas palabras resuenan. Los detalles de la “gran amenaza” de la que hablaba, es decir, las crisis de todo tipo, económica, cultural, bélica, se han agravado en los años transcurridos hasta llegar a la pandemia y las hambrunas de hoy. Basta con ver las dimensiones de las crisis alimentaria y agrícola. 

En abril del año pasado, el Consejo de Seguridad de la ONU recibió un informe sobre la situación de la hambruna en el mundo por parte del director del Programa Mundial de Alimentos (PMA), David Beasley, quien dijo a los diplomáticos que, a menos que se tomaran medidas de emergencia, el mundo vería “una hambruna de proporciones bíblicas”. Eso es exactamente lo que ocurrió. Vean las 10 naciones que Beasley señaló en esa sesión informativa de 2020: Yemen, Siria, Etiopía, República Democrática del Congo, Nigeria (norte), Sudán del Sur, Sudán, Afganistán, Haití, Venezuela. El número total de personas que necesitan alimentos desesperadamente en esas regiones en conjunto se acerca ahora mismo a los 120 millones, según el informe del PMA y de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) “Focos de hambruna” que publicaron el 23 de marzo de 2021. La situación es tan grave que hay gente en estas 10 naciones, más otras 20, que en conjunto carecen de alimentos hasta ese punto, que unas 34 millones de personas están a punto de morir de hambre en las próximas semanas. (https://www.wfp.org/publications/hunger-hotspots-fao-wfp-early-warnings-acute-food-insecurity-march-july-2021-outlook). 

Al mismo tiempo, los productores de alimentos se ven presionados a cerrar en masa. Los agricultores de las franjas alimentarias de mayor productividad en el mundo están bajo condiciones imposibles de soportar, con precios bajos y dictados ambientalistas que si no se corrigen, resultará en una escasez masiva de alimentos. El 2 de abril, Viernes Santo, miles de agricultores protestaron en la zona metropolitana de París, luego de las manifestaciones de agricultores que se llegaron a cabo en Lyon y en otras partes las semanas anteriores. En Alemania, los agricultores salieron a protestar en febrero y marzo en Berlín, Múnich y muchas otras ciudades alemanas, realizaron vigilias en oficinas del gobierno y sacaron los tractores a las calles. En India, las protestas agrícolas llevan ya cinco meses consecutivos. 

Pero, ¿quién actúa por el bien? ¿Quién sabe siquiera que existen esas situaciones inauditas desesperada? Lo mismo con la pandemia de la COVID-19. Aunque la mayoría del mundo conoce ahora muy bien, con grandes penas y pérdidas, el impacto del virus SARS-CoV-2, ¿quién está planteando la cuestión de los factores fundamentales para la seguridad sanitaria, como el acceso a la electricidad y al agua potable en África, detener el cierre de hospitales en cualquier parte, y construir más infraestructura de emergencia en todas partes? Es hora de romper el bloqueo de las vacunas y echar anda un plan de vacunación global a toda marcha junto con todas las demás medidas de salud pública. 

El apagón de la realidad y la indiferencia forzada son partes esenciales de las operaciones del Nuevo Trato Verde y del Gran Reajuste para desmovilizar al mundo para que acepte la despoblación masiva. Según la City de Londres, Wall Street y el Silicon Valley y los gigantes de la informática y demás, solo se permite comentar cómo salvar la Tierra del calentamiento global. Nada más. 

Pero podemos romper ese hechizo perverso. El proceso de las conferencias del Instituto Schiller, las publicaciones y el proceso organizativo en todas partes son fundamentales. Los programas de desarrollo son esenciales, por ejemplo, para el sudoeste de Asia y para la Iniciativa de la Franja y Ruta de América del Norte, como se presentó en la conferencia del Instituto Schiller del 20 y 21 de marzo.

Vean a África. Hace una semana, el Presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, hizo un fuerte llamamiento para seguir adelante con el proyecto de transferencia de agua para la cuenca del Lago Chad y África Central, el plan Transaqua, un programa necesario que durante décadas promovió el movimiento de LaRouche. Buhari se reunió con el Presidente de Chad, Idriss Déby, el 27 de marzo. El comunicado de prensa que publicó Buhari, señala que “es imperativo que se haga el transvase de agua al Lago Chad desde la cuenca del Congo, para que la gente pueda reanudar su vida normal”. 

Próximamente se darán a conocer los detalles de la próxima conferencia internacional del Instituto Schiller, prevista para el 8 de mayo, dentro de cinco semanas. Helga Zepp-LaRouche dijo al concluir el panel del 21 de marzo sobre “El sudoeste de Asia: Pivote par la guerra o desarrollo pacífico con la Nueva Ruta de la Seda”, después de una discusión sobre la geopolítica británica, que necesitamos “un desarrollo total para todo el continente euroasiático, y también para las Américas y África, para que todo el mundo tenga una ventaja. Pero esto se debe plantear en el orden del día como una totalidad. Creo que la lección de la pandemia y ahora de la hambruna, es que tenemos que organizar –y eso es lo que el Instituto Schiller quiere lograr realmente--  que pongamos en la agenda esta idea de superar el subdesarrollo para todos, para todas las naciones. Entonces, se puede ver que habría una ventaja, hasta para Estados Unidos, para el cual el mayor problema obviamente es el complejo militar industrial. Pero podrían cambiar, podrían reconvertir sus industrias bélicas para producir cosas útiles. 

“Así que creo que necesitamos una movilización mundial para que haya un nuevo orden económico mundial y el programa para ello es el Puente Mundial Terrestre. Así se supera la geopolítica”.

 

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