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Entrevista a Helga Zepp-LaRouche:
¿Qué es el Instituto Schiller?

Entrevistadores José Vega y Kynan Thistlethwaite

Martes, 27 de abril de 2021

Jóvenes miembros del Instituto Schiller entrevistan a Helga Zepp-LaRouche sobre la fundación del Instituto Schiller, sus objetivos y lo que significa participar en él.

"Se parte de un movimiento renacentista, no seas un esclavo popular o un esclavo de la cultura popular. Sé el inspirador de un movimiento renacentista y luego podremos cambiar las cosas".

HELGA ZEPP-LAROUCHE: Mi nombre es Helga Zepp-LaRouche. Como dijiste, fundé el Instituto Schiller, creo que fue hace 37 años. Estuve casada con Lyndon LaRouche durante 41 años y disfrutamos de una vida muy productiva juntos, haciendo muchas, muchas cosas políticas en el mundo y el Instituto Schiller fue uno de los medios, porque este fue el brazo con el que hicimos cosas políticas internacionales, como conferencias, intervenciones, seminarios, muchas cosas por el estilo. Así que, no sé, no puedo describir mi actividad política, porque es muy rica y tiene muchos aspectos.

JOSÉ VEGA: ¿Cuáles eran las circunstancias en el mundo y la situación del mundo en 1984, que le impulsaron a fundar el Instituto Schiller?

ZEPP-LAROUCHE: Bueno, era un momento muy turbulento, porque a mucha gente le preocupaba que estuviéramos al borde de la Tercera Guerra Mundial, porque teníamos la llamada crisis de los misiles de mediano alcance en Europa, donde los Pershing 2 y los SS-20 estaban apuntando unos contra los otros, entre la OTAN y el Pacto de Varsovia, porque la Unión Soviética todavía existía. Y todos estos misiles estaban preparados para lanzarse en caso de alerta. El peligro era que si solo uno de estos misiles hubiera aparecido en la pantalla del radar del otro lado, habría habido un lanzamiento automático, ¡porque el tiempo de advertencia era muy breve! A mucha gente le preocupaba correctamente que estuviéramos realmente en peligro de entrar en la Tercera Guerra Mundial, hasta por error.

Había movimientos por la paz, había cientos de miles de personas en las calles de Europa, protestando contra eso y yo estaba viajando con mi esposo Lyndon LaRouche, en Estados Unidos, en el contexto de su campaña presidencial y vi que muchos estadounidenses eran extremadamente anti-alemanes debido a estas manifestaciones, no entendían bien de qué se trataba. Y luego, viajé a Alemania y vi que había mucha gente extremadamente anti-estadounidense, porque percibía un peligro de guerra proveniente de estos despliegues [de misiles].

Así que pensé, si esto no se cambia, existe el peligro de un desacoplamiento, así que pensé que en cualquier caso, en mi experiencia, la política exterior entre las naciones era realmente mala. No podía ver… Se hablaba mucho de los aliados, de los valores, etcétera, pero en realidad sucedía que a dondequiera que se mirara, se veía que la política exterior sería de intervenciones, interferencia, incluso de golpes de Estado, lo que hoy en día se llamaría "cambio de régimen", hasta que hubiese el gobierno que querían ciertos círculos.

Entonces pensé que toda la situación estaba sobre una base completamente incorrecta y que era necesario reformular la política exterior de una manera completamente diferente. Y pensé que en lugar de centrarme en los problemas del momento, la mejor manera de lograr que las relaciones entre las naciones estuviesen mejor cimentadas sería si cada nación se relacionaba con la mejor tradición de la otra. En otras palabras, que cuando se hablara de Estados Unidos en el extranjero, no se hable solo de la guerra de Vietnam y eso o aquello de lo que no le gusta a uno de Estados Unidos, sino que uno se enfocaría en la Revolución Americana, en la Constitución estadounidense, en Lincoln, sobre las cosas de las que Estados Unidos puede estar orgulloso, y viceversa, Estados Unidos haría lo mismo con respecto a otras naciones. Como cuando se hablara de Alemania; que no solo se hable de 12 años de nacionalsocialismo, sino de los clásicos alemanes, Schiller, Beethoven, la música clásica, Leibniz y muchas otras cosas hermosas de Alemania; y eso se haría con todas las naciones.

Hice esta propuesta para crear un instituto de este tipo para mejorar la relación, primero entre Alemania y Estados Unidos. Pero luego, mientras estábamos organizando para su fundación, quedó claro que esto era un problema no solo para Alemania y Estados Unidos, sino para toda Europa. Así que, cuando fundamos el Instituto Schiller, primero en julio en Arlington, Virginia y luego en septiembre en Wiesbaden, Alemania, ya teníamos a 50 naciones participando. Entonces, 50 personas de diferentes países marcharon en el salón donde se llevó a cabo la conferencia, llevando sus banderas nacionales, se tocó su himno nacional, e inmediatamente hubo este hermoso espíritu internacional, desde el principio.

Pero luego quedó claro que no era suficiente que fuera un nuevo formato entre Estados Unidos y Europa, sino que esto era tanto más necesario con respecto al llamado “sector avanzado”, con los países en desarrollo. Así que la tercera conferencia que tuvo lugar en noviembre de ese año, ya contó con la participación de muchos líderes sindicales de Latinoamérica y representantes de África, de Asia. Así fue realmente como comenzó el Instituto Schiller, con una dinámica muy poderosa, desde el principio.

VEGA: Magnífico, porque creo que, unos años después, de hecho, tienes algo llamado la Declaración de los Derechos del Hombre, o algo por el estilo, donde haces una declaración completamente nueva, donde se plantea básicamente los nuevos derechos de la humanidad. ¿Podrías explicarme eso un poco más?

ZEPP-LAROUCHE: No, no, eso fue un poco diferente. Cuando fundé el Instituto Schiller, estaba revisando todas las cartas y estatutos internacionales, porque pensé que el Instituto Schiller tenía que tener una base del más alto nivel, así que estudié la Carta de la ONU y muchos otros documentos similares y luego, también la Declaración de Independencia [de Estados Unidos] y pensé que eso expresaría de la mejor manera, cuál era la intención del Instituto Schiller, excepto que no pensé que fuera solo para Estados Unidos, sino que debería aplicarse para todo el mundo. Lo que hice fue que me tomé la libertad de cambiar algo, como seis o siete palabras, donde dice en la Declaración de Independencia que esto se refiere a la colonia estadounidense, solo dije, que se refiere a todos los países del mundo. Así que hice pequeños cambios para que aplicara a todos los países del mundo. Y pensé que esto era muy importante, porque los derechos que se expresan en la Declaración de Independencia deberían ser los derechos de todos los países del mundo y también consideré que sería una muy buena forma pedagógica para que los estadounidenses entendieran que si bien Estados Unidos tiene un papel muy específico en la historia, también deben entender que exactamente esos mismos derechos son los derechos de todos los países [del mundo]; lo cual, dicho sea de paso, era la opinión de John Quincy Adams. Por eso es que la Declaración de Independencia y los Estatutos del Instituto Schiller son casi idénticos.

VEGA: Usted nombró al Instituto Schiller en honor al poeta alemán Federico Schiller. Ahora bien, ¿cómo refleja Federico Schiller los valores de los que habla aquí?

ZEPP-LAROUCHE: Quería introducir algo que normalmente falta en la política y es que lo principal es la imagen del hombre. Porque la imagen que se tenga del hombre, determina cuál es la política: si es que se considera que los seres humanos son sagrados, como la vida individual es absolutamente sagrada. Entonces, como creo que cada ser humano debe ser considerado como un genio potencial, como un alma potencialmente bella, pensé que la mejor idea, la expresión más hermosa, la noción más elevada de tal idea, la encontré en Schiller. Hay muchos bellos pensadores a lo largo de la historia universal, pero no he encontrado a nadie que tuviera tal poder del lenguaje, una idea tan noble de la humanidad, por eso consideré que para nuestros esfuerzos esto debería llevar el nombre de Schiller.

Y dado que el objetivo del Instituto Schiller fue, desde el principio, luchar por un nuevo orden económico mundial justo, por el desarrollo de todas las naciones del planeta, también me era claro que esto solo podría tener éxito si se combinaba eso con un renacimiento clásico, de la cultura clásica; y ambas ideas se encuentran en Schiller, quien básicamente estaba convencido de que la única forma de lograr una mejora en la política era a través del ennoblecimiento del individuo. Esta fue su respuesta a la Revolución Francesa, que él pensaba que había fracasado completamente. Y en sus Cartas sobre la Educación Estética, él desarrolló esta idea de que sólo a través del ennoblecimiento del individuo se puede obtener un mejor resultado político. Y dado que Schiller era enfáticamente tanto un patriota como un ciudadano del mundo y siempre dijo que no hay diferencia entre un patriota y un ciudadano del mundo, pensé que esto encajaba perfectamente con lo que quería hacer políticamente.

KYNAN THISTLETHWAITE: Señora LaRouche, usted hablaba de la misión del Instituto Schiller, crear un nuevo orden económico justo, en un paradigma mediante el cual las naciones pueden ayudar a desarrollarse mutuamente, en el tercer mundo. ¿Cómo ha evolucionado y se ha adaptado esta misión durante los últimos 37 años? Y también, en sus conferencias, usted pone de relieve el desarrollo de los jóvenes, el desarrollo de su creatividad. Así que, ¿cómo hemos estado interviniendo para cambiar la cultura y elevar a las generaciones más jóvenes?

ZEPP-LAROUCHE: Si uno reflexiona sobre lo mucho que hizo el Instituto Schiller en los cinco continentes durante casi cuatro décadas, creo que podemos estar bastante orgullosos, porque hemos marcado la pauta en muchos temas y creo que el Instituto Schiller hoy es considerado en muchos países y por muchas fuerzas en muchos países, como algo opuesto al oligarquismo, como la idea de la libertad republicana, como la idea de los estándares clásicos en la cultura. Porque hicimos una conferencia sobre el espacio, trabajamos con Krafft Ehricke, el pionero espacial excepcional: Krafft Ehricke, quien desarrolló algunos de los cohetes del Programa Apolo, quien tenía una hermosa visión para el futuro. Trabajamos en la filosofía, tuvimos conferencias en Roma con participación del Vaticano sobre San Agustín. Tuvimos una campaña sobre la afinaciόn de Verdi, donde participaron los principales cantantes del mundo.

Hubo tantas cosas; siempre estábamos luchando por los planes de desarrollo económico, para África, para Asia, para Latinoamérica: Trabajamos con Indira Gandhi en un programa de desarrollo de 40 años para India. Trabajamos con José López Portillo, el Presidente de México, sobre la integración económica de Latinoamérica. Teníamos programas de desarrollo económico para Estados Unidos, para Europa, el Puente Terrestre Euroasiático; así que creo que, con solo pensarlo, marcamos la pauta e inspiramos a muchas fuerzas en todo el mundo. Creo que hemos inspirado a muchos jóvenes en los cinco continentes y hay una especie de agrupación sólida de personas que entienden que tiene que haber un renacimiento clásico, de la cultura clásica.

Pero, lamentablemente, también estamos en un mundo donde la decadencia que nos rodea está aumentando, absolutamente. Creo que el colapso cultural actual de lo que llaman los "países occidentales" en realidad sólo puede compararse con la fase final del imperio romano. Si nos fijamos en las tasas de suicidio, la adicción a las drogas, la naturaleza satánica de la cultura popular, creo que, lamentablemente, el ambiente en el que trabaja el Instituto Schiller se ha vuelto absolutamente peor. ¿Eso significa que me rindo o que nos rendimos? No. No significa eso. Significa que nuestros esfuerzos son aún más importantes y creo que está muy claro que nos dirigimos hacia una verdadera Era de Tinieblas y ya estamos muy adentrados en eso, o logramos que suficientes personas lo vean, y por lo tanto se unan a nuestros esfuerzos, para que podamos detenerla y crear un Renacimiento. Entonces, como dije, es una situación mixta: por un lado, es muy buena. Por otro lado, es muy peligrosa.

THISTLETHWAITE: Señora LaRouche, cuando usted fundó el Instituto Schiller, ¿cómo imaginaba el futuro? ¿Cómo creía usted que sería el futuro? ¿Y qué concepto tenía entonces de lo que sería el 2020?

ZEPP-LAROUCHE: Yo no pensaba en el 2020 en particular, más bien me sentía bastante optimista de que podíamos lograr más rápido establecer un nuevo orden económico mundial justo. Porque como mencioné antes, trabajamos con el Movimiento de los Países No Alineados, trabajamos en programas de desarrollo para África, sobre el Plan Oasis para el Medio Oriente. Trabajamos en un plan de desarrollo de 50 años para la Cuenca del Pacífico, y por la integración de Latinoamérica. Por lo tanto, dado que esto era la aspiración de tantas personas en el mundo, yo estaba realmente optimista de que podíamos conseguir esto en un período de tiempo más cercano a la fecha de fundación del instituto.

Pero saben, como vemos ahora, las fuerzas de la oligarquía, del imperio, de quienes quieren que haya una confrontación geopolítica, ellos realmente no se dan por vencidos. Y recuerdo muy bien, de 1989 a 1990, cuando cayó el muro de Berlín, y la Unión Soviética colapsó en 1991, yo di muchos discursos, advirtiendo que si cometíamos el error de superponer sobre la colapsada Unión Soviética el sistema económico neoliberal, del que tal vez pudieran sacar una ganancia máxima en un breve período de tiempo, para los especuladores y los bancos, sería inminente luego otro colapso mucho mayor. Y desafortunadamente, se siguió exactamente por ese rumbo, imponiendo un modelo económico neoliberal, y es por eso que hoy nos encontramos ante un momento de crisis total, al borde de un nuevo colapso financiero mucho mayor, mucho peor que el del 2008; naturalmente, la pandemia; las dimensiones bíblicas de la hambruna mundial. ¿Acaso eso quiere decir que mis pronósticos estuvieron errados? ¡No! Estuvieron correctos; pero se cometió este error.

Afortunadamente tenemos esto otro que se está desarrollando, lo que fue el programa original del Triángulo Productivo, que fue una respuesta al colapso de la República Democrática Alemana (RDA), o Alemania Oriental, y a la reunificación alemana; yo trabajé con Lyn en esta idea, para lograr una integración de Europa del Este y de Occidente, y cuando la Unión Soviética se colapsó, lo ampliamos al Puente Terrestre Eurasiático. Y esto es prácticamente lo que hoy China está buscando con la Nueva Ruta de la Seda, y hay 150 países que están trabajando con ese nuevo concepto, que está muy en consonancia con lo que Lyndon LaRouche y yo hemos venido trabajando en las cuatro décadas pasadas.

Así que la situación está plena de posibilidades, pero también de graves amenazas. Esta es la razón por la cual necesitamos que más gente trabaje con el Instituto Schiller, para garantizar que terminemos con una nota positiva, y no en una catástrofe.

VEGA: Señora LaRouche, usted y su esposo tienen ese modo de mantenerse optimistas, a pesar de las condiciones y las tragedias del mundo, y que tan horrible se ve. ¿Es posible para usted, y en qué medida puede el arte Clásico ayudar a no solo darle fortaleza a uno, sino cómo puede ayudar a otras personas a ver el hermoso potencial en el mundo, y que no los absorba la fealdad del mundo?

ZEPP-LAROUCHE: Creo que ya te respondiste tú mismo, porque, sí, yo no estoy aislada o no es que no me afecta lo que sucede a mi alrededor. Por ejemplo, cuando veo el genocidio que está sucediendo en estos momentos, con las sanciones en contra de Yemen y de Siria, eso me disgusta enormemente, ¡porque eso es genocidio! No lo podemos llamar de otra manera. Así que no es que yo no me vea afectada por la realidad que me rodea, pero puedo decir que nunca, realmente nunca he dudado de que había la necesidad de mejorar al mundo. Y cuando vas a las mejores mentes de la historia universal que vivieron hace tanto tiempo, en todas las culturas , en la cultura asiática, en la americana, en la cultura europea, en la cultura africana, y te sumerges en esas ideas, como Leibniz, Platón, Schiller, Beethoven, Shakespeare, bueno, en cierto sentido, eso llega a ser tu identidad.

Y luego como le digo a mucha gente siempre, ustedes deben tener sus propias ideas —no importa qué tan viejo seas, ¿cómo quieres que se vea el mundo en unos años o décadas, cuando termine tu vida? Y una vez que tienes esa idea formada claramente en tu mente, entonces estás trabajando para hacerla realidad. Creo que eso es algo que me motiva, y en vista de que gente como Schiller y Lessing y muchos otros me inspiran, en cierto sentido, tengo una motivación interna. No dependo de influencias exteriores para hacer juicios y definir mis opiniones.

THISTLETHWAITE: Estabas hablando de ello, y cuando te pregunté sobre cómo imaginarías el futuro, tú pensabas que las cosas iban a suceder de manera más fácil y estabas muy optimista. Pero ahora que estamos en el 2021, vemos las sanciones brutales en contra de Siria, la hambruna en Yemen, y muchas otras situaciones peligrosas, como la COVID-19 y las guerras. Entonces, ¿qué debemos hacer, y cómo debería verse la Tierra en los próximos 50 años con las actuaciones del Instituto Schiller? ¿Cómo debemos intervenir, para garantizar que cada persona en el mundo tenga una vida trascendente y próspera, con la cual puedan contribuir al desarrollo de su sociedad y del mundo entero?

ZEPP-LAROUCHE: Creo que hay algunos objetivos que es absolutamente necesario que alcancemos si es que pensamos en que la humanidad salga de esta crisis, y he dicho muchas veces, que hay que comenzar con un sistema de salud a nivel mundial, porque esta pandemia no ha terminado; de hecho, el virus está mutando, hay nuevas variantes muy peligrosas, y esto puede retornar. Estamos en una carrera contra el tiempo, donde la cuestión es si ¿se va a vacunar a toda la gente en el mundo a tiempo, antes de que hayan variantes que anulen el efecto de la gente que ya fue vacunada? Así que verdaderamente es una situación muy peligrosa. E incluso aunque derrotemos este virus, allá afuera hay muchos otros virus a la espera, que podrían ser otra pandemia.

Por lo tanto, he hecho hincapié en la cuestión de que ¡necesitamos un sistema de salud moderno en cada país, incluso en los más pobres! Necesitan tener hospitales modernos, personal bien entrenado, médicos, enfermeras, trabajadores de salud; ¡pero para tener hospitales modernos, necesitas electricidad, necesitas agua limpia! Eso solo lo consigues cuando tienes infraestructura, y eso solo cuando tienes industrialización y una agricultura desarrollada. Así que creo que debemos aprender la lección de esta pandemia: nadie estará a salvo, a menos de que todos estén a salvo, y tenemos que utilizar esta crisis para superar el subdesarrollo de los países en vías de desarrollo de una vez por todas. Algo así como lo que era la intención de Franklin D. Roosevelt con el Bretton Woods, pero que nunca llegó a ser. Y naturalmente, Lyndon LaRouche dedicó toda su vida a conseguir que los países en vías de desarrollo alcanzaran ese avance.

Es por eso que decidí acompañarlo a principios de los 70, porque yo había viajado, como es conocido, yo viaje a China en 1971, en medio de la Revolución Cultural, y luego hice contacto con algunos países de África. Y regresé de ese viaje con la convicción absoluta de que no se podía tolerar el subdesarrollo. Y encontré en Lyndon LaRouche a la única persona que hablaba de manera contundente de la necesidad de desarrollar al África con infraestructura; pienso que esa es la cuestión absolutamente necesaria. Eso será la prueba de moralidad para definir si la humanidad tiene o no la aptitud para sobrevivir.

Eso es verdaderamente lo que tiene que ocurrir. Y por lo demás, las personas deben aprender la lección, de cómo construir un Renacimiento; de hecho eso se puede estudiar, porque ya antes hubo eras de tinieblas, y la gente salió de ellas. A mí, me gusta ver siempre, por ejemplo, uno puede ver el Renacimiento Árabe, la dinastía abasí del siglo nueve después de Cristo. Los califas, Harún al-Rashid y al-Mansur, enviaron emisarios por todo el mundo conocido hasta el momento, a Egipto, a España, a Italia, a Grecia, y le pidieron a la gente que trajeran de regreso el conocimiento, y en ese momento Bagdad era {la} ciudad más desarrollada. Y Europa recuperó su vieja cultura, que había perdido luego de que se colapsó el imperio romano, con los intercambios entre Harún al-Rashid y Carlo Magno, y hubo un pequeño Renacimiento, el Renacimiento Carolingio en Europa.

Luego hubo otro ejemplo, el del Renacimiento Italiano; esto fue después del siglo 14, que fue una verdadera Era de Tinieblas, con la peste negra, y un tercio de la población falleció. Pero luego la gente volvió a las fuentes originales; esto fue siempre el clamor de los humanistas, hay que ir a las fuentes originales, eso quiere decir Platón, San Agustín, quiere decir otros grandes académicos de la tradición platónica y neoplatónica. Entonces de ahí salió el bello Renacimiento Italiano, y creo que esa es la lección: tenemos que volver a lo mejor, a las expresiones superiores de la cultura de cada nación, de cada cultura y unir esto. Y entonces se puede crear algo nuevo a partir de eso. Y estoy absolutamente convencida de que eso es lo que hay que hacer: regresar a las fuentes, desarrollar tu motivación interna propia, no fijes tu atención en la era digital; no dejes que te controlen los teléfonos celulares o el 'playstation' y todas esas cosas. Porque esas cosas pueden ser aparatos útiles (bueno tal vez el 'playstation' no)  pero sí los otros aparatos digitales. Sino que debes de tener una motivación interna, no puedes meramente vivir de Google; como saben ¡"google" es ahora un verbo! Es absurdo, “googlear” algo. ¡Es ridículo! No tiene nada que ver con el conocimiento. Solo si dominas las verdaderas ideas de Platón, de Nicolás de Cusa, de Leibniz, o de muchos otros pensadores, entonces son tuyas.

Así creo que ustedes pueden lograrlo. Deben lograr que muchos jóvenes se entusiasmen, que vayan a las fuentes originales, que lleguen a ser parte de un movimiento renacentista, no sean un esclavo popular, o esclavos de la cultura popular. Sean inspiradores de un movimiento renacentista, y entonces podemos revertir esta situación.

Ve aquí el video de la entrevista, doblada al español 

 

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