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La responsabilidad de las grandes potencias de garantizar los medios de vida

15 de mayo de 2021 — El domingo 16 de mayo tendrá lugar una reunión sobre el conflicto palestino-israelí en el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (CSONU). El Consejo de Seguridad, que este mes preside China, se ha visto impedido de reunirse a principios de esta semana y de emitir alguna declaración para pedir el cese del terrible derramamiento de sangre, debido a las tácticas dilatorias de Estados Unidos. Más allá del número de muertos por los bombardeos y la violencia, el sufrimiento y el número de muertos aumenta cada hora debido a la destrucción generalizada de los medios de vida: agua, energía y alimentos. El domingo se cortará la electricidad en Gaza, donde viven dos millones de personas, luego de que Israel cerró el envío de combustible a través de los pasos fronterizos. El suministro de agua, ya escaso e intermitente, podría interrumpirse por completo. 

Esta región en crisis y el impacto mundial a la prolongada pandemia y el agravamiento de la hambruna, claman a gritos una acción concertada de las grandes potencias. Ya hay redes institucionales para estas tareas. La situación de emergencia pone de manifiesto de manera drástica la necesidad de una reunión de los mandatarios de los cinco países miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña y Francia) lo antes posible, como ha propuesto el Presidente de Rusia, Vladimir Putin, desde el 23 de enero de 2020 en Jerusalén. 

Putin y el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, se reunieron el jueves 13 (en línea) para pedir el fin de los combates entre Israel y los palestinos, y para que se actúe para “garantizar la seguridad de la población civil”, según la declaración del Kremlin. Guterres prometió específicamente durante su visita a Moscú que la ONU está “totalmente dispuesta” a reanudar la labor del Cuarteto para el Medio Oriente, integrado por Rusia, Estados Unidos, la ONU y la Unión Europea, para detener la violencia. 

La oposición de Estados Unidos a una intervención de paz es la continuación del viejo libro de jugadas de la política exterior  británica, que consiste en avivar las tensiones permanentes, algo demencial en la era nuclear. En particular, la política exterior de Estados Unidos de imponer sanciones económicas en toda esta región, y en tantos otros lugares del mundo, destruye de manera intencional los medios de vida de millones de personas. En el caso de Siria, por ejemplo, los efectos directos e indirectos de las sanciones estadounidenses impiden el regreso de los sirios a sus hogares. Según un informe reciente, “a la fecha de hoy, 2.249.050 de ciudadanos sirios han regresado a sus lugares de residencia elegida”, pero otros millones más, en especial los refugiados en países vecinos, no pueden hacerlo y están sufriendo enormemente. No tienen alimentos, ni agua potable, ni medicinas ni materiales de construcción, entre otras cosas. “Hasta ahora, se han ignorado cínicamente todos los llamamientos para reducir las sanciones”, dice la “Declaración de los Comités de Coordinación Conjuntos de la Federación Rusa y la República Árabe Siria sobre los problemas de la repatriación de los refugiados y desplazados sirios ” del 13 de mayo de 2021. (Declaración conjunta de los Estados Interinstitucionales de Coordinación de Rusia y Siria sobre los problemas del regreso de los refugiados sirios y migrantes internos a su patria : Ministerio de Defensa de la Federación Rusa). 

La cooperación de las grandes potencias para la intervención inmediata para el cese del fuego en la zona de Transjordania, implica al mismo tiempo el suministro de emergencia de ayuda humanitaria de agua, energía y medicamentos, y el compromiso con el desarrollo de la región. Ya hay programas de desarrollo económico en la agenda para la región. En las conferencias en línea  del Instituto Schiller desde el 2020, por ejemplo, se presentaron el “Proyecto Fénix” para Siria y el “Proyecto Felix” para Yemen, entre otros proyectos. La perspectiva del “Plan Oasis” que presentó hace décadas el economista y estadista Lyndon H. LaRouche, Jr., aboga por un desarrollo económico a gran escala en todo el Oriente Medio y el Norte de África, en consonancia con muchos proyectos específicos, como por ejemplo el proyecto nuclear ruso-egipcio que está en marcha en El Dabaa. 

En marzo de este año, el ministro de Asuntos Exteriores de China, Wang Yi, visitó seis países del sudoeste asiático, donde presentó una iniciativa de cinco puntos para la seguridad regional, que incluye el desarrollo económico, en relación con la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Dijo de manera expresa que China, cuando asumiera la presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU para el mes de mayo, alentaría al CSONU a deliberar plenamente sobre la cuestión de Palestina, para afirmar la solución de los dos Estados. Ahora esa promesa se ha convertido en una tarea de máxima urgencia para todo el mundo. 

Aprovechemos el diálogo de la conferencia del Instituto Schiller del 8 de mayo sobre “El colapso moral del mundo transatlántico calma por un nuevo paradigma”. Se pueden ver todas las presentaciones y el diálogo en este enlace: Evento 8 mayo 2021 - Instituto Schiller (Archivo) (larouchepub.com).

 

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