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Tu vida y la existencia de la humanidad, dependen de una movilización mundial en pro de instalaciones médicas modernas en todas las naciones del mundo 

16 de mayo de 2021 — Ha habido otros momentos como el actual en la historia de la civilización occidental. 

En los años de 1330, Europa se sumió en una guerra general y en una década la Peste Negra, la peste bubónica, cundió por toda la región, matando a 20 millones de personas, la tercera parte de la población europea; y no obstante, las guerras continuaron. 

En 1914, las naciones de Europa formaron bloques y se amenazaban mutuamente con la guerra, aunque no esperaban realmente que la guerra fuese a estallar. Pero estalló, evidentemente, y otras 20 millones de almas fueron sacrificadas en el altar de Marte, el dios de la guerra. Aunque la guerra estaba terminando en 1918, estalló otra plaga inmisericorde entre los soldados y los civiles entre los escombros de la guerra, la llamada influenza española, y en poco tiempo 500 millones de personas en todo el mundo, la tercera parte de la población en ese entonces, se infectó con el virus que ocasionó 50 millones de muertos a nivel mundial. 

¿Caminamos, con los ojos vendados moralmente, hacia otra guerra mundial, esta vez con una pandemia mortal ya avanzada, provocada por décadas de “pequeñas” guerras y decadencia económica? ¿Por qué las poblaciones de los años de 1330 y 1914 no previeron el horror de las guerras y las pandemias que iban a sufrir? Todos se deben hacer esa pregunta, y lo que es más importante, deben reflexionar sobre sus propias acciones o no acciones, ante la crisis actual. 

La presidente del Instituto Schiller, Helga Zepp-LaRouche y la ex cirujana general de EU, doctora Joycelyn Elders, iniciaron en junio de 2020 el Comité por la Coincidencia de los Opuestos, para abordar la crisis estratégica y social global.  El Comité emitió un llamado de emergencia el 14 de mayo a todos los pueblos y naciones del mundo, titulado, “La seguridad sanitaria mundial requiere una infraestructura médica en todos los países; ¡las principales naciones industrializadas deben colaborar, ya!” El llamado presenta un panorama de la drástica situación a la que se enfrenta la civilización hoy día, y señala: “nuestra respuesta a la pandemia, vista en estos términos, es una cuestión de importancia existencial para la especie humana. Se necesita la cooperación de todas las naciones industrializadas principales. Es vital un nuevo paradigma de coordinación entre Estados Unidos, China, Rusia y otros”. (https://larouchepub.com/spanish/boletines/2021/0516-seguridad_sanitaria_global.html).

No es ninguna hipérbole declarar que se trata de una crisis existencial. Una vez más, pregúntese, ¿qué debería haber hecho la gente de las décadas de 1330 y 1914, y que debe hacer usted hoy? No es una cuestión de caridad. No son las limosnas, ni siquiera los donativos de alimentos y medicinas –-por muy necesarias que sean desesperadamente—lo que puede detener lo que se nos viene encima. Décadas, más bien siglos, de abandono de importantes porciones de la especie humana, el saqueo de sus recursos por parte de las potencias coloniales, la esclavitud artificial de la deuda en la era neocolonial del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, y ahora las interminables guerras de cambio de régimen y las sanciones impuestas por las decadentes potencias transatlánticas, que frenéticamente tratan de impedir el surgimiento de China como nación moderna, al tiempo que satanizan a Rusia, y acusan a ambas de “agresión” cuando ejercitan sus fuerzas armadas dentro de sus propias fronteras, mientras se ven rodeadas de fuerzas nucleares hostiles de naciones situadas a miles de kilómetros. 

Consideren el caso del director de la Oficina de Libertad Religiosa Internacional del Departamento de Estado de Estados Unidos, Daniel Nadel, quien declaró esta semana que el gobierno chino había convertido a toda la región de Xinjiang en una “prisión al aire libre”. Por supuesto, todos los habitantes de Xinjiang son libres de ir y venir de Xinjiang, y los visitantes de todo el mundo son bienvenidos. El pueblo musulmán de allí tiene más mezquitas per cápita que cualquier otra región del mundo, y la pobreza extrema se ha eliminado. Compárenlo con Gaza, cuyos dos millones de habitantes, musulmanes y cristianos, se encuentran realmente en una prisión al aire libre, bloqueada por todos lados, sin electricidad, ni alimentos, ni agua potable desde hace años, y ahora bombardeada a diario, incluso los edificios de apartamentos de gran altura son demolidos por las bombas de una fuerza aérea moderna, dejando miles de muertos o heridos y muchas miles de personas sin hogar. El sistema de salubridad ya había sido aplastado por la COVID-19 y ahora es incapaz de atender a los heridos. El Presidente y el Secretario de Estado de Estados Unidos solo comentaron que “Israel tiene el derecho a la autodefensa”. ¿Qué peldaño del Infierno de Dante les espera a estos gobernantes? 

Hagan circular el llamado del Comité por la Coincidencia de los Opuestos (cuyo enlace incluimos arriba) a todos sus conocidos, a sus representantes políticos, a sus sindicatos y empresas. Sin un sistema de salubridad moderno en todos los países, morirán millones de personas más, mientras que las mutaciones que surjan de la propagación incontrolada, como en la India hoy y en África mañana, harán ineficaces las vacunas que se acaparan en Estados Unidos. La construcción de un sistema de salubridad moderno en cada país va a requerir de un suministro masivo de energía, precisamente lo que el Nuevo Trato Verde pretende impedir. Requerirá fuentes de agua potable y un transporte moderno. Solo si las principales naciones del mundo se unen, acabando con la geopolítica imperial británica de una vez por todas, podrá producirse un nuevo Renacimiento tan extenso. La alternativa es impensable.

 

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