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Ante la amenaza de sanciones de Estados Unidos, El Salvador recurre a China y Rusia en busca de apoyo para su desarrollo soberano 

20 de mayo de 2021 — En todo el mundo, las naciones empiezan a reconocer que está surgiendo una alternativa al moribundo viejo orden oligárquico de la geopolítica y la usura, y las naciones soberanas se vienen uniendo entre sí en procura del desarrollo mutuo. Centroamérica no es una excepción en este proceso.

“Tenemos un gran entusiasmo de poder potenciar la relación con Rusia, estamos ante un mundo con nuevos retos y oportunidades, y nosotros queremos aprovechar esas oportunidades”, dijo el Presidente de El Salvador, Nayib Bukele, al embajador de Rusia, Alexander N. Khokhólikov, al recibir el 19 de mayo las credenciales de parte del nuevo embajador de la Federación Rusa. Bukele señaló que El Salvador reconoce “la relevancia de Rusia en el mundo”. Khokhólikov respondió en el mismo espíritu, y le aseguró que el gobierno ruso también desea elevar la cooperación. El diplomático expresó su voluntad de “trabajar de manera bilateral y multilateral” con el Sistema de Integración Centroamericana (SICA) y el Parlamento Centroamericano, “porque así es como debe ser para maximizar el beneficio mutuo, tanto de Rusia como de El Salvador”.

Luego el jueves 20, la embajada de China en El Salvador emitió un importante comunicado en el que reitera el acuerdo firmado con El Salvador para que China supervise la construcción de cuatro proyectos de desarrollo solicitados por el gobierno salvadoreño, y precisa que China cubrirá los costos del proyecto. El Presidente Bukele publicó inmediatamente el comunicado en su Twitter, el cual siguen muchos en la región, además de los salvadoreños mismos.

El gobierno de Biden, que no ha suministrado ni vacunas ni ayuda para el desarrollo de la región, está amenazando públicamente con derrocar a los gobiernos de El Salvador, Guatemala y Honduras si rompen con el viejo orden.

El gobierno estadounidense hace esta arremetida a nombre de la “lucha contra la corrupción” en Centroamérica. El Departamento de Estado incluyó en su lista de funcionarios corruptos en esos países, la cual dio a conocer el martes18, por ejemplo, a dos altos funcionarios del gobierno de Bukele, a saber, a la jefa de gabinete del Presidente, Carolina Recinos, y al ministro de Seguridad y Justicia, Rogelio Rivas. Los cargos son de lo más absurdo: a Recinos se le acusa de participar en “importantes actos de corrupción durante su gestión en el cargo”, sin más detalles; pero los supuestos “importantes actos de corrupción” que supuestamente cometió Recinos, se refieren a que “adjudicó a su propia empresa privada de construcción varios contratos no competitivos y sin publicidad para construir comisarías de policía y otros edificios que dependen de su cargo oficial e infló los costos de los materiales”.

La congresista demócrata estadounidense Norma Torres, jefa de la Junta Centroamericana de la Cámara de Representantes, y una estrecha aliada de la vicepresidente Kamala Harris, proclamó el martes que se dio a conocer la lista: “Seré implacable en la exigencia de que se rindan cuentas por parte de nuestro gobierno; si sabemos que alguien es corrupto, espero que nuestro gobierno utilice todas las palancas a nuestra disposición, como las sanciones, la restricción de visas, retención de apoyo para disuadir futuros actos de corrupción y el desmantelamiento de los sistemas que permiten que ocurra la corrupción”.

 

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