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Tenemos que aplastar al maltusianismo en todas sus formulaciones perversas 

23 de mayo de 2021 — Cuando se escucha que los dirigentes de Estados Unidos y del Reino Unido estarían dispuestos a arriesgarse a una guerra nuclear, aun a sabiendas de que sus propios países serían diezmados y que toda la civilización podría quedar destruida, ¿hay alguna duda de que hay que estar bien loco para pensar de esa manera? Cuando les dicen que los planes del Nuevo Trato Verde contempla la eliminación de de todos los combustibles fósiles y la energía nuclear, para depender solo de las energías “renovables” como la solar y la eólica, que solo podrían sostener a una pequeña fracción de la población humana actual, ¿es acaso tu respuesta que, no es posible que quienes promueven esto pretendan tal resultado genocida? 

Si la respuesta a cualquiera de las dos preguntas es afirmativa, entonces has rechazado la evidencia que está a la vista de todos que esos dirigentes son partidarios orgullosos de las ideas del pastor Thomas Malthus, de que hay que detener el crecimiento de la población o la especie humana se destruirá a sí misma. El argumento ha tomado muchas formas a lo largo de los siglos; el pastor Malthus por su parte alegaba que el crecimiento de la población es geométrico, mientras que el crecimiento de los alimentos es aritmético, lo cual lleva inevitablemente a provocar hambrunas, la depresión y la despoblación. En el apogeo de la expansión colonial del imperio británico, los “buenos pastores” de la época predicaban la eugenesia (la “ciencia” de las razas), para demostrar “científicamente” que la raza blanca es superior a las “razas menores”, con lo cual justificaban el trabajo forzoso y el maltrato a sus súbditos colonizados, con una hambruna ocasional o una pandemia desenfrenada para “sacrificar el rebaño” en exceso. La eugenesia quedó desacreditada cuando los nazis la utilizaron para eliminar a los judíos, gitanos y otros en los hornos de gas, pero después de la guerra, lord Bertrand Russell (a quien Lyndon LaRouche ha calificado como el hombre más malvado de su tiempo), decía, con relación a la necesidad de tratar el “problema de la sobrepoblación”: “La guerra… ha sido hasta ahora decepcionante en este sentido... Pero tal vez la guerra bacteriológica pueda resultar más eficaz. Si se pudiera diseminar una Peste Negra por todo el mundo una vez en cada generación, los sobrevivientes  podrían procrear libremente sin que el mundo se llene demasiado… El estado de cosas podría ser algo desagradable, pero ¿y eso qué?” 

Ahora el pastor Malthus se hace pasar por un científico del clima, para aterrorizar a los niños y a las personas pueriles con hojas impresas salidas de las computadoras que alegan que el carbono (el alimento de las plantas, el alimento de la vida) es en realidad un contaminante que está calentando el planeta hasta un punto de ebullición, que nos matará a todos si no cerramos las fábricas, abandonamos la agricultura moderna y dejamos de comer carne, y a toda costa, impedimos que los países en desarrollo se conviertan en naciones industrializadas modernas. Para estar seguro, de ello, el ex gobernador del Banco de Inglaterra y ahora Enviado Especial de la ONU para la Acción Climática y las Finanzas, Mark Carney, dijo en una conferencia sobre el clima con dirigentes africanos que tienen que prometer absolutamente que no van a desarrollar sus recursos ni cortar sus árboles, ni construir ninguna industria “contaminante de carbono” ni infraestructura moderna, para que puedan obtener “compensaciones de carbono” de las industrias de los países industrializados. Esas industrias seguirán emitiendo carbono, mientras mantienen a los países en desarrollo en el atraso y sus materias primas baratas, pagando un pequeño “impuesto sobre el carbono”. Y además, Carney les dijo que habrá una “policía verde” que ocupará sus países para asegurarse que impongan efectivamente la política de no desarrollo y puedan ganar así sus “compensaciones de carbono”. Mínimamente, un colonialismo verde. 

¿Y por qué los gobiernos de Estados Unidos y del Reino Unido odian tanto a Rusia y a China, al grado de desplegar misiles nucleares, aviones y submarinos en todas sus fronteras, en Europa, en Asia y ahora en el Ártico? ¿Es debido a sus “agresiones”, cuando a diferencia de Estados Unidos y la OTAN, ellos mantienen sus fuerzas armadas dentro de sus fronteras y su vecindad inmediata? ¿Será por los derechos humanos, como en Xinjiang, que está prosperando como pocos lugares en el mundo, mientras que las guerras y sanciones de Estados Unidos en Siria, Yemen, Venezuela y en decenas de países más están causando hambre y miseria? La respuesta es que el Nuevo Trato Verde, y el Gran Reajuste, no va a funcionar si China sigue construyendo infraestructura, centrales eléctricas e industrias por todo el sector en desarrollo, por medio de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, mientras que Rusia sigue construyendo centrales de carbón y centrales nucleares en África. Rusia y China están haciendo lo que se proponía hacer Franklin Roosevelt después de la guerra: acabar de una vez por toda con el atraso colonial impuesto por las potencias europeas, utilizando los métodos del Sistema Americano de economía, los métodos hamiltonianos. Pero Estados Unidos mismo ha renunciado al Sistema Americano y ha sucumbido al Sistema Británico, al libre mercado, al libre comercio, a la desregulación, las privatizaciones, y a una política económica dirigida no por los gobiernos electos sino por los bancos privados, que están recortado el crédito a la economía productiva en aras de “salvar el planeta”. 

¿Lanzarán una guerra para salirse con la suya? Tal vez crean que Rusia y China se echarán para atrás y renunciarán a su desarrollo, Tal vez piensen que los países en desarrollo de África, Iberoamérica y Asia también aceptarán ser “comprados” para seguir en su condición de atraso. 

Se equivocan. La Organización LaRouche, el instituto Schiller y el Comité por la Coincidencia de los Opuestos, saben que, a menos que los ciudadanos y las naciones rechacen el camino hacia la guerra y a la despoblación, y que estas naciones se unan, incluyendo en especial a Rusia, China y a Estados Unidos, para poner fin a la pandemia con sistemas de salud modernos en todos los países del mundo; para detener la hambruna con una movilización de agricultores a nivel mundial para duplicar la producción de alimentos; para detener la movilización de guerra y desviar el sector industrial militar hacia la energía de alta tecnología, la infraestructura y la exploración espacial; y someter a una reorganización por bancarrota a todo el sistema financiero transatlántico que no es más que un casino de juego inflado en manos de Wall Street y la City de Londres; sin todo esto, el mundo y la población entera se enfrentan a la desintegración. Somos humanos, somos una especie cognitiva, que puede crear el futuro que necesita la humanidad en su conjunto. Actúa como tal. 

 

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