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The Economist de Londres se desahoga contra el Presidente México López Obrador de México 

29 de mayo de 2021 — Nunca conocido por su sutileza, la revista insignia de la City de Londres, The Economist, publicó un artículo de portada en su edición del 29 de mayo al 4 de junio que lleva el título de, “El falso Mesías de México; los votantes deben frenar al presidente de México hambriento de poder”. Un Presidente López Obrador de aspecto severo es colocado en un montaje contra un fondo de una chimenea contaminante de la compañía petrolera nacional PEMEX, protegida por soldados en posición amenazante. Y, oh sí: parte del fondo parece de manera muy sospechosa como una esvástica deformada. 

¿Entiendes? Puede ser que López Obrador haya sido elegido democráticamente como Presidente con una avalancha de votos; es posible que todavía goce de 61% de popularidad (admite The Economist); pero en realidad es un dictador que apoya la contaminación, los sucios “ferrocarriles que queman diesel”, y se niega a entregar la riqueza petrolera del país y la compañía petrolera estatal Pemex a los bien intencionados “inversionistas” internacionales, como los banqueros de la City de Londres y de Wall Street. 

¿Por qué ahora? Porque el 6 de junio se celebran elecciones en México al Congreso y a las gobernaciones de los estados, en las que es posible que López Obrador gane una súper-mayoría en el Congreso que le permitiría garantizar que Pemex se quede en manos mexicanas, que pueda proseguir con el desarrollo de la infraestructura del país, y tal vez —lo peor para el imperio británico— acabe de una vez por todas con la autonomía del banco central y de esa manera arrebatarle de las manos el control del sistema de crédito de la nación a los depredadores financistas internacionales. 

El artículo de The Economist tiene dificultades para comenzar. “El presidente mexicano de alguna manera ha escapado a los señalamientos públicos… Para mérito suyo, él habla en voz alta y con frecuencia a favor de los desposeídos de México, y en lo personal no es un corrupto. Sin embargo es un peligro para la democracia mexicana”. ¿Cómo es eso? “El señor López Obrador tiene un 61% de aprobación. Muchos consideran que a él le importa la gente de a pie, aunque no haya mejorado sus vidas en lo material… Mientras más palancas controla, más podrá el señor López Obrador alcanzar su plan para transformar a México. Ha hecho cosas buenas, como aumentar las pensiones y subsidiar la educación para los jóvenes. Aunque es un izquierdista, ha mantenido el gasto y la deuda bajo control, de manera que la calificación de crédito de México se mantiene tolerablemente firme”. 

Entonces ¿cuál es el problema? “El tiene gratos recuerdos de la década de 1970, cuando el monopolio del petróleo en manos del gobierno repartió generosidad en su estado natal. Está tratando de recrear algo similar, prohibiendo prácticamente la inversión privada en los hidrocarburos y obligando a la red (eléctrica) a comprar primero energía de las fuentes de Estado, sin importar qué tan costosas o tan sucias sean. Le gustan los ferrocarriles, así que está invirtiendo $7 mil millones de dólares en un derroche de quema de diesel en su región natal”. 

Y lo que es peor: “La semana pasada dijo que iba a sustituir al gobernador del banco central por alguien que esté a favor de ‘una economía moral’|”. Y eso es claramente la gota que derrama el vaso. “Los inversionistas están cautelosos. Le temen a la incertidumbre de gobernar por capricho presidencial”. 

The Economist termina haciendo un descarado y abierto llamado a la acción e intervención en los asuntos internos del país, dirigido a los mexicanos obedientes y al gobierno de Biden: “Dado el riesgo, el 6 de junio los votantes deben apoyar a cualquiera partido de oposición que tenga la mayor posibilidad de ganar, dondequiera que vivan. Los partidos de oposición deben trabajar juntos para frenar al presidente”. Además, “Estados Unidos debe prestar atención. A Donald Trump no le importó la democracia mexicana. El Presidente Joe Biden debe dejar en claro que a él sí le importa. Debe tener tacto: los mexicanos, comprensiblemente, son alérgicos a que su vecino grande los empuje de un lado a otro. Pero Estados Unidos no puede hacerse de la vista gorda ante el autoritarismo que avanza paulatinamente en su patio trasero. Además de enviar vacunas, sin ninguna condición, el señor Biden debe enviar amonestaciones silenciosas”.

 

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