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Afganistán: tras la maldad infligida, crear un bien aún mayor 

12 de julio de 2021 — La retirada de Estados Unidos y de la OTAN de Afganistán pone fin a 20 años de una operación militar descaminada y pone sobre la mesa la diferencia de resultados que se consiguen con la geopolítica y los resultados que se obtienen mediante el desarrollo y la cooperación. Estados Unidos y la OTAN nunca debieron haber estado en Afganistán. Los ataques del 11-S no los organizó un grupo de 19 individuos coordinados desde una cueva. Los secuestradores contaron con apoyo externo a su grupo durante su estancia en Estados Unidos, y no vino de Osama bin Laden, sino de Arabia Saudita. No había ninguna misión militar que cumplir en Afganistán. 

Pero sirvió como la primera de una nueva serie de guerras, basadas en un nuevo paradigma de geopolítica que desprecia el derecho internacional y sostiene la falacia de la “Responsabilidad de Proteger” que exige una acción militar para interferir en los asuntos internos de otras naciones con los pretextos más absurdos y generalmente inventados. 

Como señala Helga Zepp-LaRouche en su declaración “Afganista´n en las encrucijadas”, “la turbulencia estratégica provocada por la retirada de las tropas de la OTAN de Afganistán, ofrecen una excelente oportunidad para reevaluar la situación, para corregir la dirección política y emprender una política nueva orientada en soluciones. La larga tradición de manipulación geopolítica de esta región… se debe enterrar de una vez por todas, para no volver a revivirla”. 

El mundo no es un “Gran Juego” de suma cero. El vicepresidente de China, Wang Qishan, destacó el gran potencial que se abre con una cooperación entre Estados Unidos y China: “El mayor reto para Estados Unidos no está en China. Está en los propios Estados Unidos. Su estrategia hacia China debe evitar que se forme un círculo vicioso de engaños y juicios erróneos. Mientras mantengamos el concepto de un destino compartido para toda la humanidad, las cuestiones entre China y Estados Unidos no serán fundamentalmente opuestas e irreconciliables, y se encontrará un camino de coexistencia pacífica y de cooperación”. 

Encontrar la vía hacia la cooperación requiere pensar en el futuro, y sobre todo en un futuro compartido por la humanidad, lo que nos lleva a mirar—como lo expresó el director de EIR para asuntos del Medio Oriente, Hussein Askary, en su intervención en el Diálogo del Proyecto Manhattan el sábado pasado—no el barro bajo nuestros pies, sino hacia las estrellas sobre nuestras cabezas. 

La cooperación internacional en el desarrollo de la infraestructura física de la región en general aportará a Afganistán y a sus vecinos unos beneficios que superarán con creces los que podrían conseguirse sin la integración regional. Esto requerirá ingeniería, apoyo técnico y un financiamiento estable. Esta es una oportunidad para reunir a los vecinos y aprovechar la experiencia de todo el mundo. 

El manual para hacerlo ya lo escribió, literalmente, EIR y el Instituto Schiller, en forma de un programa de desarrollo de infraestructura regional, industrialización a gran escala y desarrollo tecnológico de la agricultura. 

“Por todas estas razones”, señala Zepp-LaRouche en su declaración, “el futuro desarrollo de Afganistán representa una bifurcación en el camino para toda la humanidad. Al mismo tiempo, es una demostración perfecta de la oportunidad que reside en la aplicación del principio de Nicolás de Cusa, de la Coincidencia de los Opuestos… En Afganistán, es más cierto que en cualquier otra parte del mundo: el nuevo nombre de la paz es el desarrollo”. 

Solo abandonando la geopolítica y adoptando políticas nacionales para lanzar un renacimiento económico y aplastar el poder de las finanzas imperiales, podrá Estados Unidos estar capacitado para desempeñar un papel útil en el mundo. Las misiones que Estados Unidos necesita con urgencia serán el tema de un próximo folleto de la Organización LaRouche. 

La obra del mayor pensador estadounidense reciente sobre la cuestión del desarrollo—Lyndon LaRouche—será el tema de un seminario en línea que se llevará a cabo el 14 de agosto, con motivo del “50º aniversario del asombroso pronóstico de LaRouche del 15 de agosto de 1971”.

 

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