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El Instituto Schiller moviliza una poderosa resistencia a la locura ambientalista, mientras que Occidente desciende a la locura de una era de tinieblas 

26 de julio de 2021 — La conferencia del Instituto Schiller del sábado 24 de julio fue una poderosa demostración del hecho de que capas de la población, de políticos, científicos, industriales y agropecuarios de toda la región transatlántica se están movilizando para combatir los programas del “Nuevo Trato Verde” ambientalista que está desmantelando la economía productiva y amenaza con una despoblación maltusiana en todo el planeta. Quienes están en la lucha expresan su gratitud al Instituto Schiller por aportar la plataforma para unir a todas esas fuerzas al mismo tiempo que ofrece una dirección conceptual a la lucha.

La conferencia se tituló “No hay ninguna ‘emergencia climática’. Apliquemos la ciencia y el desarrollo económico para detener los apagones y las muertes”. (https://youtu.be/ l2D4uMM13Jo).

Destacados científicos de cinco países expusieron la mentira de que el carbono tiene algo que ver con el clima, y la devastación que se ha impuesto con el desmantelamiento de los combustibles fósiles y de la energía nuclear. Agricultores de Estados Unidos y de Alemania expusieron la perversidad de utilizar este fraude para clausurar terrenos agrícolas. Helga Zepp-LaRouche se refirió al colapso de Alemania, otrora el centro de la ciencia y la cultura más grande de la humanidad, ahora postrada en la degeneración posindustrial en donde todos los partidos políticos respaldan las mentiras ambientalistas.

Y no obstante, la conferencia irradió optimismo. Demostrar la voluntad de los ciudadanos para enfrentarse a la opinión popular y a la dirigencia demoníaca, para decir la verdad, es el primer paso necesario para que una nación pueda escapar de la inminente Era de Tinieblas. La conferencia inició con un video inspirador de Lyndon LaRouche hablando en diciembre de 1985, en una conferencia para celebrar el 600º aniversario del bautismo de San Agustín en 1986 como “El año de San Agustín”, sobre el significado de “el bien”, ya que las grandes mentes de la historia, como Sócrates y Agustín, lucharon por entender ese concepto y por transmitirlo a la población. El bien, dijo LaRouche, reside en la facultad de los seres humanos, a través del poder creativo de la mente, único en la especie humana, de descubrir los principios del universo, aplicar esos principios a las tecnologías y a las artes, lo cual aumenta el poder del trabajo, y contribuye así en la vida mortal del individuo a la vida eterna de la humanidad.

En contraste con esa conferencia, en una ironía particularmente espantosa, se realizaron manifestaciones de masas el mismo día en cuatro de las principales naciones del sector avanzado: Reino Unido, Francia, Italia y Australia. Estas manifestaciones de masas, algunas pacíficas pero otras bastante violentas, en las que hubo enfrentamientos con la policía, no se oponían al genocida Nuevo Trato Verde; ni se oponían al creciente peligro de una guerra termonuclear; tampoco exigían poner fin a las condiciones de austeridad y de pobreza que afectan a todas las naciones industriales y que amenazan con la hambruna masiva en las naciones subdesarrolladas. No; se oponían a la vacunación contra la COVID-19 y se autodenominaban como “anti-vaxxers”; personas enfurecidas sin ninguna idea para resolver las causas reales de la crisis de desintegración global a la que se enfrenta la humanidad, y llevados hasta la locura porque se les dijo que se vacunaran contra la COVID-19, que ya ha matado a más de 4 millones de personas en el mundo y que va de nuevo en aumento en casi todo el mundo.

Un orador en la manifestación de Londres pidió que la gente denunciara los nombres de los médicos y enfermeras que administran la vacuna, proclamando que “en los juicios de Núremberg, juzgaron y colgaron a los médicos y enfermeras”. Esto recuerda a los flagelantes de la Era de Tinieblas del siglo 14. ¿Creen realmente estas personas que todos los científicos de Rusia, China, Europa y Estados Unidos que han contribuido al desarrollo de estas vacunas, tratan de matar a todo el mundo? Lo mejor sería que se unieran al Instituto Schiller para exponer y aplastar al Nuevo Trato Verde ambientalista, que en realidad es un movimiento maltusiano, iniciado y dirigido por el príncipe Carlos, en liga con los mega banqueros de la City de Londres y Wall Street, para “sacrificar a la manada” de la especie humana.

El 31 de julio, el Instituto Schiller realizará otra conferencia, centrada en la ventana de oportunidad que representa la retirada de las fuerzas militares de Estados Unidos y de la OTAN de la desastrosa guerra de 20 años en Afganistán. ¿Volverá Afganistán a convertirse en un campo de entrenamiento para el terrorismo y en el principal productor de opio en el mundo? ¿O romperá finalmente Estados Unidos con la geopolítica británica de “nosotros contra ellos”, del lema hobbessiano de “todos contra todos”, y se unirá con Rusia y China, y todas las demás naciones de la región, en el desarrollo de ferrocarriles, industrias, la agricultura, escuelas y hospitales en Afganistán, para demostrar el principio de la “paz a través del desarrollo”, como lo proponían los padres fundadores de Estados Unidos, John Quincy Adams, Abraham Lincoln, y Franklin D. Roosevelt? Si se logra esto en Afganistán, será un modelo para el mundo.

Está previsto que se reúnan representantes de Rusia y de Estados Unidos para una segunda ronda de pláticas estratégicas en Ginebra el próximo 28 de julio, para conversar sobre el control de armamento y otras cuestiones, como seguimiento de la cumbre que sostuvieron los Presidentes Biden y Putin el mes pasado y en sus conversaciones telefónicas. Afganistán estará sin duda en el orden del día. La subsecretaria de Estado de Estados Unidos, Wendy Sherman, que encabezará la delegación estadounidense, se reunirá antes con el ministro de Asuntos Exteriores de China, Wang Yi, y otros funcionarios chinos en Tianjin el lunes 26 de julio, en donde, de nuevo, es seguro que Afganistán será parte del orden del día, y quizás la posibilidad de una cumbre de los Presidentes Biden y Xi Jinping.

Es un momento preñado de la historia, para bien o para mal. Tenemos que movilizarnos por el bien.

 

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