Go to home page

Zepp-LaRouche: “pongan las soluciones por delante” 

2 de septiembre de 2021 — El 31 de agosto, día en que Estados Unidos terminó de sacar de Afganistán a algunos civiles y a las fuerzas militares luego de una guerra ilegal de 20 años, el Presidente Joe Biden dio un mensaje a la nación, en el que habló del “final de una era”. El mismo día en Afganistán, el Talibán llevó a cabo dos conferencias de prensa en Kabul, una en el aeropuerto internacional, y una en el edificio del canal de TV nacional, en las cuales los líderes anunciaron su compromiso con la soberanía de Afganistán, con la reconstrucción de su economía, pedir ayuda internacional, y propiciar el retorno de la población afgana para reconstruir la nación. 

“Pongan las soluciones por delante”, fue el llamado urgente que hizo hoy Helga Zepp-LaRouche, presidente del Instituto Schiller. Ella recalcó que este es un punto de inflexión. Hay necesidades humanitarias inmediatas en Afganistán, así como las persistentes crisis de la pandemia y la hambruna a nivel mundial, lo cual es urgente abordar, y está la necesidad de echar a andar proyectos de infraestructura básica para mantener un nivel de vida digno y para el futuro. Y al frente de todo está la urgencia de construir una plataforma para proporcionar seguridad sanitaria a todos los países del mundo. Para lograr todo esto se necesita la colaboración internacional. 

En lugar de esta visión general, abundan todo tipo de reacciones entre las instituciones dominantes del sistema transatlántico, sobre el final de las “guerras sin fin” a consecuencia de la retirada de Estados Unidos de Afganistán, que van desde la conmoción y la histeria, hasta el balbuceo benigno sobre la “diplomacia”, pero sin un contenido de desarrollo. El complejo MICIMATT (siglas en inglés del complejo militar industrial-congreso-inteligencia-medios de comunicación-academia-grupos de peritos), está trabajando horas extras para frustrar las medidas que es necesario tomar. Por ejemplo, los medios de comunicación tratan de inculcar una furia obsesionada, sobre todo respecto a la evacuación de Kabul, y sobre “cuestiones” estrictamente militares. En cambio Helga Zepp-LaRouche, exhortó a que nos enfoquemos en “¿Qué hay que hacer ahora?”. Primero que todo, es momento de reflexionar sobre por qué sucedió toda esta terrible situación. Esto plantea la cuestión del encubrimiento, durante 20 años, de los verdaderos responsables del atentado del 11 de septiembre del 2001. 

En 10 días, se llevará a cabo la conmemoración de los 20 años del ataque del 11 de septiembre del 2001. En el 2001, la culpa de esta atrocidad fue con toda intención mal atribuida, deliberadamente, para encubrir al imperio británico y a la monarquía saudita y a las redes relacionadas responsables, para en vez, enfocarse en los tipos malos de las cuevas de murciélagos en Afganistán durante las siguientes dos décadas. 

En Nueva York, Diane Sare, candidata independiente al Senado de Estados Unidos, publicó un suplemento especial de su periódico mensual, The New Federalist (El Nuevo Federalista). Con fecha de hoy, su artículo editorial se titula, “9/11 Was Preventable; Only Facing the Truth Will Secure the Future” (El 11 de septiembre era prevenible; sólo si enfrentamos la verdad podemos garantizar el futuro). El folleto contiene extractos de una entrevista en directo de Lyndon LaRouche en la radio de Utah en el mismo momento en que se sucedían los atentados del 11-S. Entonces él advirtió sobre la naturaleza verdadera de las redes que perpetraron este ataque, y señaló que, “Osama bin Laden no es una fuerza independiente…”. 

[https://d3n8a8pro7vhmx.cloudfront.net/sareforsenate/pages/159/attachments/original/1630433679/20210911-Special-New-Federalist-COLOR.pdf?1630433679] 

En el propio Afganistán en estos momentos, del total de la población de 39 millones de personas, se estima que hay unos 18 millones de personas que necesitan urgentemente ayuda humanitaria (refugio, agua, alimentos, medicinas, ayuda para subsistir). Mucho más de 500.000 afganos están desplazados dentro de su propia nación. Personal de la Organización de Naciones Unidas (ONU) se encuentra allí en estos momentos, de la UNICEF, del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), y de otras agencias, para garantizar que la ayuda se mantenga.  

La semana pasada, David Beasley, director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (PMA), estuvo personalmente en Afganistán durante el período de evacuación, para reunirse con el Talibán, y mantener la continuidad de la ayuda.  Él considera que alrededor de 4 millones de afganos podrían morir este año de hambre si la ayuda alimentaria no se recibe de manera constante. Informó además que el Talibán está cooperando plenamente, y que han proporcionado almacenes para los alimentos y rutas para el reparto. El PMA se comprometió a garantizar los alimentos para el invierno durante los próximos 45 días, siempre y cuando lleguen al PMA $200 millones de dólares más. 

Los acontecimientos en Afganistán, históricos y dramáticos, son de hecho parte de la desintegración de todo el sistema neoliberal. La falta de proyectos de infraestructura en Estados Unidos y el deterioro de la infraestructura existente en el medio siglo pasado, en especial la disposición de nuevos suministros de agua, las estructuras de protección contra catástrofes, la construcción de vías férreas y el desmontaje de la capacidad de atención sanitaria, se encuentran en la fase extrema. Esto es lo que es pertinente —no el cambio climático— a los voraces incendios forestales del Oeste, y la vulnerabilidad a los daños causados por los huracanes en la costa del Golfo y en otros lugares. Muchos estados están haciendo frente a desastres en sus cosechas, lo que hace posible la crisis alimentaria mundial. 

Entre las “soluciones” a las que se refiere Zepp-LaRouche, está la reorganización bancaria con el principio de la ley Glass-Steagall, crédito dirigido para programas urgentes de construcción de infraestructura, en particular para la construcción de un sistema de salud, la investigación y el desarrollo espacial, la energía de fusión nuclear, y otros programas científicos de vanguardia. 

Afganistán es una coyuntura especial, que implica la necesidad de cambiar de rumbo. Pero mientras tanto, persiste el peligro de los partidarios de continuar con las “guerras sin fin”, que siguen con el Pivote de Asia, las acciones contra China en el Pacífico; la activación de Ucrania en contra Rusia; y todas las otras maniobras geopolíticas. El 30 de agosto, el mariscal en jefe del Aire del Reino Unido, sir Mike Wigston, se jactó de que Gran Bretaña está dispuesta a realizar ataques aéreos en cualquier lugar, si el objetivo es el terrorismo. Incluso aunque ya no se encuentren en Afganistán, “uno de los lugares del mundo de más difícil acceso… todavía tenemos la capacidad de actuar allí” por medio de ataques aéreos y drones, afirmó. Después de todo, llevamos a cabo bombardeos en Siria y en Irak, dijo Wigston. “Sé que habrá casos en los que será inevitable que caigan víctimas civiles”. Según un estimado, el Reino Unido ha realizado 50 ataques aéreos desde enero, en Siria e Irak. 

En lugar de más muertes y fracasos, el mundo está preparado y dispuesto a trabajar por la paz a través del desarrollo.

 

Archivo de Comentario Editorial y Actualidades

Volver    Volver al inicio

clear
clear
clear