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Pino Arlacchi escribe sobre el 11-S: EU se ha convertido en un “protector” estilo mafia

11 de septiembre de 2021 — El siguiente artículo de Pino Arlacchi, fechado el día de ayer, se publica en la edición del 11 de septiembre del diario italiano Il Fatto Quotidiano. El autor autorizó a EIR y al Instituto Schiller a publicar una traducción del mismo. Arlacchi fue director general de la Oficina de las Naciones Unidas Contra las Drogas y la Delincuencia de 1997 a 2002. 

Desde las Torres Gemelas a Kabul: Como se derrumbó el imperio

(https://www.ilfattoquotidiano.it/in-edicola/articoli/2021/09/10/dalle-torri-gemelle-a-kabul-cosi-e-crollato-limpero-usa/6316380/?utm_source=newsletter&utm_medium=email&utm_campaign=commenti&utm_term=2021-09-10) 

El 11 de septiembre y Estados Unidos: De gobierno mundial a extorsión mafiosa 

Por Pino Arlacchi 

La coincidencia entre la retirada de las tropas de Afganistán y el 20º aniversario del 11 de septiembre sugiere que se ha cerrado un ciclo. Muchos lo identifican como el ciclo del imperio estadounidense. 

La hegemonía de Estados Unidos sobre el “mundo libre” se estableció después de 1945 y se basó en una oferta de protección frente a la principal amenaza externa, el expansionismo de la URSS. La amenaza se infló notablemente, y solo sirvió para legitimar la pretensión de un gobierno mundial estadounidense. Pero la oferta estadounidense acabó siendo aceptada porque en Europa el peligro soviético se convirtió poco a poco en una profecía que contribuyó a cumplirse. Poco importa que el rearme ruso fuera un efecto y no una causa de la Guerra Fría. Cualquiera en el continente que se encontrara al alcance de los misiles soviéticos acabó por unirse voluntariamente a la propuesta de protección de las barras y las estrellas. La protección del Tío Sam se había legitimado. 

La situación comenzó a cambiar con la derrota en Vietnam, pero el punto de inflexión radical fue el repentino colapso del comunismo en 1989. Entonces surgió un problema grave. Desaparecido el Gran Enemigo, ¿cómo justificar la continuidad de la protección estadounidense y del bloque de poder al que dio origen, es decir, el complejo militar-industrial-político que hoy se denomina “Estado profundo”? 

Desde 1989 hasta el 11 de septiembre de 2001, el gobierno mundial y el Estado profundo atravesaron por una crisis de supervivencia. Estaba claro que tarde o temprano, una vez derrotado el adversario de la época, llegaría la hora de la verdad sobre el recorte del gasto militar. 

La Belle Epoque clintoniana pasó en busca de un nuevo enemigo. Se elaboró el concepto de “multiple fuentes de amenaza”. Una vez muerto el gran dragón comunista, había en su lugar muchas grandes serpientes y pequeñas serpientes que decapitar: las mafias, los narcotraficantes, el “eje del mal” de los llamados Estados forajidos. 

Pero estas pequeñas serpientes no eran muy convincentes como amenazas existenciales para la seguridad de Estados Unidos y del planeta. No podían considerarse peligros a los que enfrentarse con la clásica parafernalia militar. Para mantenerlos bajo control, unas decenas de miles de millones de dólares en inteligencia, satélites y fuerzas especiales podrían ser suficientes. 

Por desagracia, bastantes de estos peligros también empezaron a agotarse en la década de 1990. Tanto la delincuencia ordinaria como la delincuencia organizada empezaron a disminuir, la distensión internacional favoreció las negociaciones con Irán, Libia y Corea del Norte y los atentados terroristas empezaron a descender en un casi increíble 83% entre 1991 y 2000. Bajo el mandato de Clinton, el presupuesto militar estadounidense se redujo en un 45% y el complejo que domina Washington empezó a temer que sus días estuvieran contados. 

Ante esta situación, no es exagerado decir que el jeque Bin Laden ha salvado al Estado profundo estadounidense de una amenaza letal. La inmensa reacción de ira causada y miedo que provocó el 11 de septiembre generó las desastrosas guerras en el Oriente Medio y el gran rearme de Estados Unidos que ha durado hasta la fecha. 

Sin embargo, este rearme no se apoyó en la entrada de ninguna amenaza real y nueva. Más allá de la retórica de la lucha contra el terrorismo, ninguno de los aliados, y Europa en primer lugar, ha seguido a Estados Unidos en el aumento del gasto militar y en las estrategias militares para combatir el terrorismo. 

La razón de fondo para la protección estadounidense ha desaparecido así. Ningún socio de Estados Unidos se siente hoy amenazado en su existencia o en sus intereses vitales por ningún enemigo irreductible. Ni siquiera por parte de China y ni siquiera de Rusia. 

La apariencia de protección legítima del pasado se ha convertido entonces en una típica extorsión mafiosa, donde quien ofrece el servicio de protección es también quien crea la amenaza. 

Conscientemente o no, Estados Unidos ha creado en las últimas décadas las amenazas contra ls que hoy dice ofrecer su protección.

 

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