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El ataque con un drón en Kabul es un horroroso ejemplo de por qué los actos de guerra con drones no van a acabar con el terrorismo 

12 de septiembre de 2021 — El diario New York Times publicó el viernes 10 de septiembre los resultados de su investigación sobre el segundo ataque con un drón que ejecutaron las fuerzas armadas estadounidenses tras el atentado suicida del Estado Islámico de Afganistán (EI-K) contra el aeropuerto de Kabul, supuestamente contra un “objetivo” que se cree que preparaba otro ataque del EI-K. A diferencia de la mayoría de los informes del New York Times, este viene respaldado por imágenes de video y fotografías que lo hace creíble. 

Zemari Ahmadi, el conductor del coche bombardeado ese día por un drón Reaper, en una zona residencial densamente poblada de Kabul, resultó ser un ingeniero eléctrico que trabajaba para un grupo de ayuda con sede en Estados Unidos, Nutrition and Education International. Participaba en la distribución de ayuda a la población de Kabul, y los “explosivos” que los operadores de los drones creían que había cargado en su coche ese día eran dos computadoras portátiles para su trabajo y varias botellas grandes de agua, las cuales son necesarias porque se había cortado el suministro de agua a su vecindario. 

Su coche fue bombardeado cuando entraba en el patio de su casa, donde vivía con tres hermanos y sus familias. Varios niños y otros familiares habían salido a recibirlo cuando impactó el cohete. Según la investigación del New York Times, de los diez miembros de la familia de Ahmadi que volaron en el ataque, siete eran niños: Faisal, de 16 años, Farzad de 10, Arwin de 7, Benyamin de 6, Hayat de 2 and dos niñas de 3 años, Malika y Somaya. Zemari y su hermano Romal, su primo Naser, y el hijo de 20 años de Zemari, Zamir. La descripción de los restos encontrados es horrible. 

En opinión de los expertos a los que el New York Times pidió examinar las fotos y los videos tomados en el marco de la investigación, las pruebas confirmaban un ataque con misiles y el posterior incendio del vehículo, pero no había ningún indicio de la segunda explosión que según los oficiales militares estadounidenses evidenciaba que el coche había contenido explosivos.

 

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