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“Historia de dos intervenciones” de Kortunov: la de Estados Unidos en Afganistán, y la de Rusia en Siria

14 de septiembre de 2021 — Andrey Kortunov, director general del Consejo de Asuntos Exteriores de Rusia (CAER), publicó una comparación muy útil de los motivos, de los costos (humanos y monetarios), de las fuerzas, asociaciones y resultados de los 20 años de intervención en Afganistán, por un lado, y de los 6 años de operación militar de Rusia en Siria por el otro lado; la primera, parece haber sufrido de una “derrota devastadora”; la segunda, incluso en la visión de los “oponentes más intransigentes de Moscú”, de haber sido, hasta ahora y por lo menos, “ganadora”. 

La escala de las operaciones difiere mucho, más allá de su duración. La intervención de Estados Unidos involucró un amplio número de unidades militares estadounidenses y de los aliados; Rusia, por su parte, desplegó principalmente sus fuerzas aéreas y un contingente relativamente pequeño de unidades de policía militar. Las bajas en la policía militar rusa fueron de un orden de magnitud menor que los más de 3.000 soldados caídos de la coalición de la OTAN, con un 80% de estadounidenses. Los estimados de los costos monetarios de la campaña fracasada de Estados Unidos varían entre 1 y 2 billones de dólares; con respecto la operación de Rusia, sus costos se estiman entre $10.000 y $15.000 millones de dólares, posiblemente tan pequeño como la quinta parte de lo que gastó únicamente Alemania en Afganistán. 

¿Por qué uno perdió y el otro tuvo éxito? Las respuestas de Kortunov a esta pregunta se centran en los “objetivos muy diferentes… Moscú estaba salvando a Siria como Estado”; Estados Unidos fue a instalar su nuevo régimen político y a cambiar radicalmente a la sociedad Afgana (en su opinión). El gobierno de Assad, a quien Rusia ayudó, sobrevivió y ganó las elecciones, a pesar del aislamiento internacional y de las sanciones; el gobierno del Presidente afgano Ashraf Ghani, quien vivió la mayor parte de su vida en Estados Unidos y tuvo ciudadanía estadounidense durante mucho tiempo, no se enfrentó a nada de eso, sino que se evaporó. 

Segundo: Rusia se asoció en su empeño con los dos actores principales en la región que tienen cada uno intereses vitales en Siria, Irán y Turquía. Aunque los intereses de cada uno de los tres no siempre coinciden, el “formato Astana” que se adoptó los ha mantenido juntos, a pesar de las crisis. La mayoría de los cincuenta países asociados con Estados Unidos en Afganistán no tiene interés vital en Afganistán, distinto de “demostrar lealtad a Estados Unidos” y hablar de “valores”, en lugar de intereses. 

También era diferente la naturaleza del enemigo: Rusia se enfrentaba a grupos terroristas internacionales que ven a Siria “solo como uno de los posibles trampolines para sus operaciones”, mientras que “el Talibán es un movimiento puramente afgano. Sus combatientes no tienen otro lugar donde ir; lucharon por su país y seguirán haciéndolo”. En resumen: los “islámicos globalistas” tienen “piernas”; los “islámicos nacionalistas” tienen “raíces”. 

Kortunov destaca que una de las principales conclusiones que se puede sacar de esto en lo que respecta al nuevo Afganistán, es que ninguna coalición internacional puede sustituir a la cooperación entre Afganistán y sus países vecinos, Pakistán, China, Irán, los países de Asia Central, Rusia y, posiblemente, India y “las ricas naciones del Golfo Pérsico”, con Pakistán y China, y muy probablemente Irán, tomando la delantera. 

El artículo de Kortunov “Historia de dos intervenciones: ¿Por qué Rusia tuvo éxito en Siria, cuando Estados Unidos fracasó en Afganistán?” fue publicada el 30 de agosto por el CAER.

(https://russiancouncil.ru/en/analytics-and-comments/analytics/a-tale-of-two-interventions-why-russia-succeeded-in-syria-when-u-s-failed-in-afghanistan/).

 

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