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Un fin de semana de victorias

14 de septiembre de 2021 — Finalmente comenzó a liberarse la verdad sobre el 11 de septiembre del 2001, luego de que el Presidente Joe Biden liberara una pequeña parte de los documentos de la investigación secreta de 20 años que hizo el FBI. Gracias a la infatigable labor de la organización 9/11 Families and Survivors United for Justice Against Terrorism (Familias y Supervivientes del 11-S Unidas por la Justicia contra el Terrorismo), en concierto con este movimiento durante muchos años, la verdad de los funcionarios saudíes que trabajaron con los secuestradores del 11-S y otros terroristas de Al Qaeda en Estados Unidos, ha quedado establecida fuera de toda duda para cualquier ciudadano razonable. Y no solo cualquier funcionario saudita, sino los que tenían una relación estrecha con la Casa Blanca de Cheney y “W” Bush, y la CIA de George H.W. Bush. 

¿No dijo Lyndon LaRouche esa mañana del 11 de septiembre, durante una entrevista de radio, en el período comprendido entre que el primero y el segundo avión se estrellaron contra las Torres Gemelas, que Osama bin Laden no era una fuerza independiente y que no dirigió estos ataques desde Afganistán, sino que se había desmontado la barrera de seguridad y la barrera de defensa aérea de Estados Unidos con la complicidad de agencias estadounidenses? ¿Quién era Bin Laden sino un joven saudita radical que fue entrenado en Pakistán por la agencia británica de inteligencia MI6, y que fue enviado a Afganistán por la agencia de inteligencia pakistaní Inter-Services Intelligence, para trabajar con la CIA de George H.W. Bush, en derrocar al único gobierno competente que Afganistán había tenido en 50 años? ¿Quién creería que “al-Qaeda de bin Laden” cometió ese enorme asesinato en la Ciudad de Nueva York y en Washington? Pero a los estadounidenses se les obligó a creer eso, y a embarcarse en guerras por ello, y a aceptar ser vigilados por esto, durante 20 años. 

Pero este sábado en la tarde, a 20 años del 11 de septiembre del 2001, se estableció finalmente la verdad más allá de cualquier encubrimiento. LaRouche estuvo correcto. El estaba en lo correcto incluso a 9 meses de que el 11 de septiembre ocurriera, cuando declaró el 3 de enero del 2001 que Cheney y Bush tendrían que implementar un “gobierno de emergencia” para lidiar con un colapso financiero en camino y que necesitarían un gran atentado terrorista para poder imponerlo. 

Ahora, otra crisis financiera que se está acumulando, es de nuevo, la causa de los intentos de provocar conflictos y guerras. La enfermedad financiera de la especulación infinita exige ahora la solución de las "Cuatro Leyes" de LaRouche. 

Las guerras sin fin de Tony Blair, Dick Cheney y "W" Bush deben terminar ya. El Congreso debe derogar ya, no sólo la Autorización para el Uso de la Fuerza Militar, sino también la infame Ley Patriota. 

Y Afganistán puede ser la cuna de la cooperación entre Estados Unidos, China y Rusia para ayudar a reconstruir una nación destruida; allí puede terminar la confrontación nuclear. 

La señora Helga Zepp-LaRouche, fundadora y presidente del Instituto Schiller, envió un mensaje de saludo el domingo 12 de septiembre por la mañana, a una conmovedora "Conmemoración de las víctimas del terrorismo en el Teardrop Memorial" en Bayonne, Nueva Jersey. Se reunieron representantes de primeros auxilios y los funcionarios electos de la ciudad de Nueva York y Bayona, así como funcionarios rusos de la ONU y del Consulado ruso en Nueva York, quienes recordaron que Vladimir Putin fue el primer jefe de Estado que vino a Estados Unidos después del 11-S, ofreció a Estados Unidos plena cooperación contra el terrorismo y luego dispuso la creación y el regalo del monumento “Tear of Grief” (Lágrima de Aflicción). El embajador de Rusia envió un mensaje a los asistentes; Zurab Tsereteli, diseñador y escultor del monumento “Tear of Grief” y presidente de la Academia de Arte también envió un mensaje a esta conmemoración, y el alcalde y funcionarios del departamento de bomberos y de la policía de la ciudad de Bayonne y de la ciudad de Nueva York, hablaron con pasión sobre el vínculo que une a Estados Unidos y a Rusia. 

Este es el mensaje que envió Helga Zepp-LaRouche a esta conmemoración: 

“El fin de la campaña militar de Estados Unidos y la OTAN en Afganistán significa el 'fin de una era', como declaró el Presidente Biden, una era de las mentadas guerras humanitarias intervencionistas. Si uno mira el resultado de estas guerras de 20 años, es devastador. Se perdieron más de un millón de vidas, se dilapidaron más de 8 billones de dólares, una cantidad de 70 millones de personas se volvieron refugiados; Afganistán, Irak, Libia, Siria y Yemen, fueron devastados. Más del 70 por ciento de los habitantes de Afganistán, el 90 por ciento de los de Siria y aún más de los de Yemen, viven ahora por debajo del umbral de la pobreza extrema. En todos estos países hay ahora una gigantesca crisis humanitaria, que amenaza con la muerte a muchos millones de seres humanos más. 

“La primera prioridad debe ser salvar las vidas de los habitantes de los países que fueron objeto de las ‘guerras sin fin’, y la comunidad internacional está llamada a que se una en consecución de un verdadero desarrollo económico en toda la región, comenzando por la creación de un sistema moderno de salubridad en cada uno de los países, que en tiempos de esta pandemia y del peligro de futuras pandemias, es la condición necesaria para derrotar esta maldición a la humanidad. Para ello se necesita agua limpia, que escasea en Afganistán, una nación azotada por las sequías; y se necesita electricidad, de la que Afganistán sólo produce 600 MW en todo el país, el equivalente a una planta de tamaño mediana o grande en Estados Unidos; 18 millones de personas sufren inseguridad alimentaria y 4 millones corren peligro de morir de hambre en el próximo invierno. 

“Se ha criticado al Presidente Biden por la retirada de las tropas, pero hizo lo correcto, y su promesa de poner ‘fin a la era de las guerras perpetuas’ debe significar también el fin de la congelación de los medios financieros para Afganistán; debe significar el fin de las sanciones César para Siria; y eliminar cualquier sanción impuesta durante el tiempo de la pandemia. Este es un momento para unir las manos, en especial de nuevo, entre Estados Unidos y Rusia, ya que hubo varios períodos en la historia de ambas naciones, en los que existió tal colaboración por el bien de toda la humanidad. 

“Aprovechemos pues la coincidencia del fin de 20 años de guerra y la conmemoración del 20º aniversario del 11-S para comprometernos solemnemente a considerar al terrorismo, al hambre y al subdesarrollo como enemigos de la humanidad; y no unos a otros. Sustituyamos la era de la geopolítica con una era en la que alcancemos las metas comunes de la humanidad. No es una esperanza vana que la especie humana, como la única que ha demostrado a lo largo de su existencia que es la creatividad la cualidad que puede trascender todas las limitaciones aparentes, pronto dejará atrás los conflictos, las agresiones y las guerras, y que llegaremos a ser verdaderamente humanos. Permitamos que nos inspire el elevado ideal del hombre que se expresa en el gran arte de los compositores, poetas, pintores, arquitectos y escultores; como lo expresa el creador de este Monumento de la Lágrima, en torno al cual nos reunimos hoy. 

“Es de esperarse que estos últimos 20 años sean el último capítulo de la adolescencia de la humanidad, al que seguirá la edad adulta, en la que los pueblos y las naciones se relacionarán entre sí con base en al potencial creativo del otro, sacando así, de cada uno, lo mejor que pueden ser. Para aprender a pensar de esa manera se requiere que tengamos un estado mental elevado, que pensemos desde lo alto, desde ese Uno superior de la humanidad que muestra cuál es el camino hacia el futuro, en el que todas las naciones y toda la gente crearán paz en la Tierra y juntas colonizarán las estrellas”.

 

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