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Más de 10.000 haitianos que pedían asilo en la frontera entre Estados Unidos y México serán devueltos a su país

18 de septiembre de 2021 — Las estimaciones del número de migrantes, en su mayoría haitianos, que se encuentran acampados bajo el puente internacional de Del Río, en Texas, superaban los 12.000 el mediodía del sábado 18 de septiembre, y el sheriff del condado de Val Verde estimaba el número en 13.700 personas. Según informes, siguen llegando autobuses llenos de gente de otras partes de México. Aunque se ha anunciado que la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos colocó baños portátiles y está distribuyendo agua potable a las familias allí reunidas, las condiciones en este campamento gigante son espantosas; la agencia Associated Press (AP) informó sobre las montañas de basura de 10 pies de ancho, el nacimiento de dos bebés, y los casos de COVID. En una medida tomada más por la preocupación por el "aspecto de las cosas" que por abordar las políticas económicas genocidas maltusianas que están impulsando esta crisis humanitaria, la Autoridad Federal de Aviación prohibió el 17 de septiembre el sobrevuelo de este puente, salvo por exigencias de ley, para impedir la difusión de vídeos sobre las condiciones inhumanas allí presentes. 

Sea cual sea el desencadenante inmediato de la repentina oleada (los activistas hablan de diversos rumores de que la gente tenía una última oportunidad de conseguir asilo en Estados Unidos a través de ese punto de entrada) y quienquiera que organizó esto, la causa real es bien conocida: la política deliberada de mantener a esta nación caribeña en un espantoso atraso colonial. Executive Intelligence Review (EIR) va a publicar pronto las líneas generales de un programa de desarrollo para proporcionar al fin, condiciones de vida modernas y saludables a la nación de Haití, con la que, como comprendieron grandes dirigentes estadounidenses como Alexander Hamilton, Frederick Douglass, Abraham Lincoln, Franklin D. Roosevelt y Lyndon LaRouche, Estados Unidos tiene una gran deuda histórica. 

Los informes de organizaciones de apoyo a los migrantes haitianos y otros, a los que ha citado en varios medios de comunicación estadounidenses, describen cuáles son las condiciones en las que viven decenas de millones de migrantes en todo el planeta. Muchos de los haitianos que ahora llegan por oleadas a Estados Unidos no abandonaron su país de origen recientemente, sino a lo largo de los años transcurridos desde el terremoto de enero del 2010, que dejó a Haití en escombros y que nunca fue reconstruido. Muchos de ellos primero se fueron a Brasil o Chile, pero se vieron forzados a convertirse en nómadas, de nuevo, cuando vieron que los empleos en esos países desaparecieron. Por varios años, las naciones de Centroamérica y México, han estado tratando de ocuparse de miles de haitianos que cruzan el Tapón de Darién, y se abren camino para llegar a Estados Unidos por tierra. Tampoco son los haitianos los únicos que se encuentran ahora bajo el puente de Del Río en Texas; también hay allí ciudadanos cubanos, venezolanos y ecuatorianos. 

El gobierno de Biden tiene programado comenzar a deportar a los haitianos a Haití por medio de varios vuelos al día, comenzando el 19 de septiembre, le dijeron fuentes gubernamentales al periódico Miami Herald y a la AP, bajo el pretexto del “Artículo 42”, por el cual los demócratas atacaron duramente a Trump por promulgarlo en contra de los inmigrantes por supuestos motivos de COVID. 

¿Y a qué se van a enfrentar en Haití? Jean Négot Bonheur Delva, jefe de la Oficina Nacional de Migración de Haití, le dijo al Miami Herald que por meses Haití se ha visto imposibilitado de poner en cuarentena, como medida de precaución contra la COVID-19, a quienes regresan al país deportados, ya que “no tienen los medios para hacerlo”.

 

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