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Nuevo libro de Woodward afirma que el general Milley pretendió tomar el control militar de la presidencia de Trump

19 de septiembre de 2021 -– El veterano periodista del diario estadounidense Washington Post, Bob Woodward, y el reportero de política nacional del mismo diario, Robert Costa, escribieron un libro que, entre otras cosas, afirma que el jefe del Estado Mayor Conjunto de EU, el general Mark Milley, estaba tan temeroso de que las acciones del Presidente Trump pudieran desencadenar una guerra con China, que actuó con urgencia para evitar el conflicto armado. En un par de llamadas telefónicas secretas, el general Milley supuestamente habría asegurado a su homólogo chino, el general Li Zuocheng del Ejército Popular de Liberación (EPL), que Estados Unidos no atacaría a China, según lo escrito en el libro. Una llamada se habría realizado el 30 de octubre de 2020, cuatro días antes de la elección presidencial de Estados Unidos, y la otra el 8 de enero de 2021, dos días después de los tristemente célebres sucesos del 6 de enero en el Capitolio.

Que Milley haya actuado de esta manera para tratar de ejecutar un golpe de Estado de facto contra el Presidente Donald Trump y contra la Constitución de Estados Unidos, ha sido confirmado por otras numerosas fuentes de las que dispone EIR. Sin embargo, el inverosímil cuento de que sus acciones obedecieron a que Milley temía que Trump pudiera iniciar un conflicto armado con China no se confirm por los hechos; más bien, fue motivado por la decisión de Trump de retirarse completamente de Afganistán y poner fin a la política británica de las guerras perpetuas, que Milley ha defendido asiduamente durante toda su carrera.

La primera llamada de Milley supuestamente fue provocada por la revisión de la inteligencia que sugería que China creía que Estados Unidos estaba preparándose para atacar, según una reseña del libro publicada el 14 de septiembre en el Washington Post. Esa creencia, según los autores, se fundamentaba en las tensiones ocasionadas por los ejercicios militares en el Mar de China Meridional, y se profundizaba por la retórica beligerante de Trump hacia China. “General Li, quiero garantizarle que el gobierno de Estados Unidos es estable y todo va a salir bien”, habría dicho Milley. “No vamos a atacar ni realizar ninguna operación de movilización contra ustedes”.

Según el relato del libro, Milley habría llegado tan lejos como prometer que alertaría a su homólogo en el caso de un ataque estadounidense, haciendo hincapié en la relación que establecieron a través de un canal secreto. “General Li, usted y yo nos conocemos desde hace cinco años. Si vamos a atacar, le llamaré con antelación. No va a ser una sorpresa”. En la segunda llamada, realizada supuestamente para responder a los miedos de China sobre los eventos del 6 de enero, Li no se tranquilizó tan fácilmente, incluso después de que Milley le prometiera que “Estamos cien por ciento tranquilos. Todo va bien. Pero la democracia puede ser descuidada a veces”.

Según el relato de Woodward y Costa, Milley creía que Trump sufría un “deterioro mental” tras las elecciones, una opinión que compartió con la presidente de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, en una llamada telefónica que le hizo el 8 de enero. Milley estuvo de acuerdo con la evaluación de Pelosi de que Trump era inestable, según una transcripción de la llamada obtenida por los autores. La llamada fue reseñada en su momento por el Washington Post y confirmada por un portavoz de Milley. Pelosi dijo en una carta al grupo demócrata de la Cámara de Representantes que Milley le había garantizado que había protecciones en marcha para evitar que Trump iniciara un ataque nuclear improvisado.

Sin embargo, Milley no limitó sus conspiraciones a Pelosi. A inicios de enero, no se conoce la fecha exacta, Milley también llamó al jefe del Comando del Indo Pacífico para recomendarle el aplazamiento de los próximos ejercicios militares programados. También convocó a los altos cargos del Centro Nacional de Mando Militar para revisar los procedimientos de lanzamientos de armas nucleares, y les dijo que el Presidente por sí mismo podía dar la orden, pero que, definitivamente, él, Milley, también tenía que participar. Mirando a cada uno a los ojos, Milley pidió a los oficiales que afirmaran que lo habían entendido, escribieron los autores, en lo que él consideraba un “juramento”. Milley habría tenido conversaciones similares con la directora de la CIA, Gina Haspel, así como también con el jefe de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA por sus siglas en inglés), Paul Nakasone. “Estamos en camino de un golpe de Estado de derecha” le habría dicho Haspel a Milley, según el libro. 

En este proceso es esencial el papel de Steve Bannon, en algún momento asesor de Trump. “Según el libro, resurgió una figura clave de los primeros días de Trump como Presidente: el ex asesor de la Casa Blanca Steve Bannon”, informó la cadena mediática estadounidense CNN. “Los autores escribieron que Bannon, que había sido acusado en abril de 2020 y después perdonado por Trump, desempeñó un papel fundamental en los acontecimientos que condujeron al 6 de enero. El 30 de diciembre, Bannon convenció a Trump de regresar desde Mar-a-Lago a la Casa Blanca para preparar los acontecimientos del 6 de enero, la fecha en que el Congreso certificaría el resultado de las elecciones… ‘vamos a enterrar a Biden el 6 de enero, joder, enterrarlo’ ”, dijo Bannon”. 

Se dice que el libro de Woodward y Costa, que se titula Peril (Peligro), está fundamentado en entrevistas con 200 personas, todos los cuales habrían hablado con la condición de no ser identificados. El libro saldrá a la venta el 21 de septiembre.

 

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