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Los discursos de la Asamblea General de la ONU comienzan esta semana; es hora de superar la “indiferencia depravada” 

20 de septiembre de 2021 — Hay un concepto jurídico en el derecho estadounidense que se conoce como “indiferencia depravada”. Se refiere al principio según el cual una persona puede ser sujeta a juicio y a un castigo, si no hacen nada ante un daño enorme que esté sufriendo una persona inocente y vulnerable. Los casos de condena suelen implicar a una o varias personas, a quienes les importa poco si otro vive o muere. Pero hoy, vemos una indiferencia depravada ante el sufrimiento y la muerte a una escala enorme, que podría evitarse. 

Por el lado “humanitario”, vemos por ejemplo las consecuencias fatales de continuar con las sanciones económicas que Estados Unidos está implementando ahora a más de 30 países, a la mayoría por un período de tiempo extenso, entre ellos a Yemen, a Siria, a Venezuela, a Cuba, y muchos otros. Y la falta de desarrollo económico impuesta a la fuerza continúa, mientras quien gobierna son las redes de la City de Londres y Wall Street. 

En Afganistán, la negativa de las instituciones financieras estadounidenses a levantar el congelamiento a los activos de esa nación, equivale a una orden de arruinar a ese país, y a causar una muerte masiva en medio del caos, la pandemia y la hambruna. 

Desde el punto de vista “militar”, vemos la conformación de la alianza AUKUS, un bloque militar formado por Australia, el Reino Unido y Estados Unidos, parte del esfuerzo de crear a la “Gran Bretaña Global”, que también presagia consecuencias mortales a través de la confrontación en contra de China y Rusia, con un armamento mortal. 

Como ejemplo de la crisis, tenemos el terrible drama actual de los haitianos y de su nación. Hoy las autoridades estadounidenses comenzaron a deportar masivamente a refugiados haitianos que estaban en Texas, enviándolos por avión a Haití. Para este fin de semana, había más de 12.000 inmigrantes, mayormente haitianos, en campamentos con condiciones miserables cerca o debajo del puente en Del Río, Texas, quienes llegaron atravesando el Río Grande desde Ciudad Acuña, México. Hoy, llegaron tres vuelos provenientes de Estados Unidos a Puerto Príncipe con 320 inmigrantes; se espera que el 21 de septiembre llegue otros seis vuelos a la capital haitiana. Dicho esto, desde el viernes 17 de septiembre, se han transportado por avión a 3.300 inmigrantes, o han sido llevados a sitios de detención en Estados Unidos desde Del Rio. Dentro de un día, se espera que sean expulsados otros 3.000 inmigrantes, y para el próximo fin de semana todos los demás. México, también, contempla empezar las deportaciones. 

Estos migrantes no son desplazados solo desde el terremoto del 14 de agosto que sacudió a Haití, sino que muchos de ellos huyeron años atrás, luego del terremoto de enero de 2010, y en los duros años desde entonces, en los que no se construyó nada para remediar algo. De sus 10 millones de habitantes, unas 4 millones de personas necesitan alimentos en Haití solo para sobrevivir, y hay otros necesitados en todas las islas y territorios de 44 millones de personas de la cuenca del Caribe.  Añádase a esto la dislocación y la necesidad en el litoral desde Venezuela hasta Centroamérica. Ayer, el director del Programa Mundial de Alimentos (PMA), David Beasley, estuvo en el estado Falcón, Venezuela, para ver el proyecto de  almuerzos escolares del PMA, un salvavidas para miles de personas allí y millones en todo el mundo. Beasley ha hecho un llamado para el financiamiento de emergencia al PMA en Haití, Venezuela, Afganistán y para aliviar,  luego acabar con el hambre en todas partes. Eso significa realmente, para empezar, desarrollo económico. 

No entender eso es una indiferencia depravada. “¿Puede ‘Occidente’ aprender?” es la pregunta pertinente que encabeza la declaración de la presidente del Instituto Schiller, Helga Zepp-LaRouche, del 5 de septiembre, centrada en Afganistán y que llama a aprender las lecciones del error fatal de la guerra prolongada en Afganistán. (¿Puede ‘Occidente’ aprender? ¡Lo que necesita Afganistán ahora! (larouchepub.com)). Pero su pregunta se aplica a todos los casos en general, no solo a Afganistán. ¿Puede Occidente aprender? El desarrollo es el nombre de la paz. También es el nombre de la estabilidad, la justicia, la seguridad, la supervivencia y el futuro. 

El 14 de septiembre comenzó la 76ª sesión de la Asamblea General de la ONU en la ciudad de Nueva York, y el período general de los debates de alto nivel de los jefes de Estado y de gobierno o los ministros de Asuntos Exteriores, se extiende del21 al 25 de septiembre y el 27 de septiembre. La declaración de Helga Zepp-LaRouche estará en circulación y se está preparando otra declaración del Instituto Schiller. Asimismo, dentro de 10 días se publicará un programa de desarrollo para Haití. Ahora es el momento de universo a la movilización.

 

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