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Biden desafió la realidad en las Naciones Unidas

21 de septiembre de 2021 — “Estoy aquí hoy para compartir con ustedes la forma en que Estados Unidos se propone trabajar con sus socios y aliados… en el compromiso de mi nuevo gobierno de ayudar a conducir al mundo hacia un futuro más pacífico y próspero para toda la gente”, dijo el Presidente Joe Biden en la apertura de la Asamblea General de las Naciones Unidas el martes 21 de septiembre. Cuando Biden dice “el mundo”, se refiere por supuesto a todos menos a las naciones que etiqueta arbitrariamente como “autoritarios”, las cuales constituyen en conjunto poco más de la mitad de la humanidad.

Dijo que su gobierno “terminó con 20 años de conflicto en Afganistán”, y cerró un “período de guerra implacable”, para abrir “una nueva era de diplomacia implacable; de utilizar el poder de nuestra ayuda al desarrollo para invertir en nuevas formas de levantar a la gente en todo el mundo; de renovar y defender la democracia”.

No mencionó a Rusia ni a China, aunque sí se refirió a Chechenia y a Sinkiang como ya es habitual; pero no cabe duda de que esas dos potencias son los objetivos principales de la política de la “diplomacia implacable”. Sí mencionó los nombres de otras naciones sometidas a sanciones económicas y operaciones de cambio de régimen en nombre de la “democracia” y la “guerra a la corrupción”, entre ellas Bielorrusia, Birmania (sic), Siria, Cuba y Venezuela, las cuales por lo visto no caben en su “futuro más pacífico y próspero”.

Dijo que ya no se trata de, “seguir luchando las guerras del pasado…a medida que Estados Unidos se centra en las prioridades y regiones del mundo, como el Indo-Pacífico, que son más importantes hoy y mañana, lo haremos con nuestros aliados y socios”. Las tres primeras alianzas prioritarias que mencionó fueron la OTAN, la Unión Europea, y el QUAD (la alianza entre Estados Unidos, Australia, Japón e India), entre las cuales se armó un alboroto estratégico con la presentación unilateral de la recién creada alianza de AUKUS, que sin ninguna duda está dirigida contra China.

Del mismo modo, su afirmación de que Estados Unidos, “no busca una nueva Guerra Fría ni un mundo dividido en bloques rígidos”, quedó desmentida con su promesa de que “seguiremos manteniendo las reglas y normas de larga data que han constituido los barandales del compromiso internacional por décadas…como la libertad de navegación”. Y no se mordió la lengua al hacer la promesa de que, “defenderemos a nuestros aliados y amigos y nos opondremos a los intentos de los países más fuertes de dominar a los más débiles, ya sea a través de cambios en el territorio por la fuerza, la coerción económica, la explotación tecnológica o la desinformación”, la cual mezcló con ataques velados a la Iniciativa de la Franja y la Ruta.

En suma, el intento de Biden de parecer pacífico fue tan creíble como sus afirmaciones de que Estados Unidos lidera al mundo en la generosa ayuda contra la COVID, como el envío de apenas 160 millones de dosis de vacunas a otros países “sin condiciones”.

 

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