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Misión diplomática de EU en Haití, intentará un plan de control de daños tras el fiasco de la deportación

30 de septiembre de 2021 — Todavía ardidos por la reacción internacional de repudio que se produjo en respuesta a su brutal deportación masiva de 4.000 haitianos en las últimas dos semanas, el gobierno de Biden ha enviado a una misión a Haití al Secretario Adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, Brian Nichols, y a Juan González, director del Consejo de Seguridad Nacional para el Hemisferio Occidental. Comenzaron ayer en Miami con reuniones con representantes haitiano-estadounidenses y cubano-estadounidenses, y hoy estarán en Puerto Príncipe, capital de Haití, donde se van a reunir con el Primer ministro, Ariel Henry, y con el Ministro de Relaciones Exteriores, Claude Joseph, para hablar sobre un “proceso liderado por Haití que trace el camino hacia las elecciones democráticas en Haití, la respuesta a la migración haitiana, la seguridad y el apoyo a la recuperación del terremoto del 14 de agosto y la pandemia del COVID-19”, según un anuncio que hizo ayer el Departamento de Estado.

Por su parte, el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, se ha pasado los últimos días insistiendo a gritos en que enviar deportados a un Haití que sufre una horrible violencia de bandas, COVID, pobreza, falta de empleo y falta de vivienda, no es ningún problema. Contradiciendo declaraciones que él mismo hizo en mayo y julio, en las que citaba la peligrosa situación de seguridad, el malestar social, la pobreza y el COVID como razones para extender el Estatus de Protección Temporal a los haitianos que viven en Estados Unidos, Mayorkas dijo a la CNN el 26 de septiembre que “tomamos una decisión, basándonos en los hechos, que de hecho, podíamos enviar de vuelta a los individuos de forma segura a Haití”. Dos días antes, le dijo a los periodistas de la Casa Blanca que “hemos seguido estudiando las condiciones de Haití, y hemos determinado, a pesar del trágico y devastador terremoto, que Haití es en realidad capaz de recibir a estas personas”.

Mayorkas sabe perfectamente que eso es mentira. Autoridades locales de Puerto Príncipe le rogaron al gobierno del Presidente Biden que no enviara ningún avión con haitianos deportados después de las 3:00 pm, dada la peligrosísima situación de seguridad, ya que las pandillas, y no el gobierno, controlan las calles después de esa hora. El patético Primer ministro, Ariel Henry, quien está en ese cargo porque el Departamento de Estado así lo quiere, también le dijo a la CNN que “entendía” por qué Estados Unidos tuvo que deportar a los haitianos que entraron de manera ilegal a Estados Unidos y prometió que va a recibir a sus compatriotas con los brazos abiertos. Cabe destacar que en su discurso en vídeo del 25 de septiembre ante la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Henry invitó a los Estados miembros a “considerar las aspiraciones de la República de China, Taiwán”, que, según dijo, “puede desempeñar un papel no despreciable” en las iniciativas de la ONU destinadas a mantener la paz y la seguridad internacional, así como la cooperación y el desarrollo multilateral, informó el 26 de septiembre el periódico Taiwan News. Haití es uno de los pocos países del mundo que todavía reconoce diplomáticamente a Taiwán, en lugar de a China.

El caso de Daniel L. Foote, el enviado especial de Estados Unidos para Haití que dimitió la semana pasada en protesta por la política de deportaciones de Estados Unidos, resulta muy interesante en este contexto. Como indica su biografía, él es un funcionario de carrera del servicio exterior cuya experiencia se centra en el ámbito de los asuntos internacionales relacionados con los estupefacientes, pero también tiene claras conexiones con los servicios de inteligencia y el ejército: prestó servicio en la Universidad del Cuerpo de Marines en el año 2020. En el 2017, fue subsecretario interino de la Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos y de Aplicación de la Ley en el Departamento de Estado, desde cuyo puesto supervisó las operaciones en Afganistán y Pakistán, y tuvo la misma responsabilidad mientras estuvo destinado en las embajadas de Estados Unidos en Kabul, Irak y Colombia. Anteriormente también fue jefe de misión adjunto en las embajadas de Estados Unidos en la República Dominicana y Haití, y sin duda sabe mucho sobre la situación de la droga en Haití, que es un importante punto de transbordo de drogas hacia Estados Unidos. (https://www.state.gov/biographies/daniel-l-foote/)

Es ilustrativo que en su carta de dimisión del 22 de septiembre, Foote señalara que las condiciones en Haití son tales que nadie debería verse obligado a volver allí, especialmente teniendo en cuenta las masacres llevadas a cabo por pandillas armadas, y el “sufrimiento bajo un gobierno corrupto que está aliado a las pandillas”. El pidió “ayuda inmediata para restablecer la capacidad del gobierno de neutralizar las pandillas y restaurar el orden a través de la policía nacional”. (https://context-cdn.washingtonpost.com/notes/prod/default/documents/1e7f31dd-ea53-4b53-84d4-bdf742580b00/note/e90a2686-cda3-4582-9b69-7e72815b6d53.#page=1)

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