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Alta tensión en las escuelas de EU por enfrentamientos en torno a ideologías artificiales

15 de octubre de 2021 — Las escuelas de Estados Unidos, desde el nivel elemental hasta el bachillerato, se encuentran en el centro de las batallas en torno al uso de las mascarillas, las vacunas, los planes de estudio, los nombres de las escuelas, el discurso de género y la asignación de los baños para acomodar las fluidas identidades de género, y la Asociación Nacional de Juntas Escolares (NSBA, por sus siglas en inglés) escribió una carta al Presidente Joe Biden el 29 de septiembre pasado, para pedir “medidas extraordinarias” para detener las “amenazas de violencia y actos de intimidación” contra las juntas escolares y los funcionarios. La carta se titula “Asistencia federal para detener las amenazas contra los escolares públicos, los miembros de las juntas escolares públicas y otros funcionarios y educadores de los distritos escolares públicos”, y se refiere a “una amenaza inmediata”, al “creciente número de amenazas de violencia y actos de intimidación” y a la necesidad de “salvaguardias… para los miembros de las juntas escolares locales”. Solicitan al gobierno que “investigue, intercepte y prevenga las amenazas actuales y actos de violencia contra nuestros funcionarios de las escuelas públicas mediante los estatutos existentes, la autoridad ejecutiva… y otras medidas extraordinarias”.

Ciertamente hay motivos de preocupación entre las juntas escolares y los funcionarios, ya que los anti vacunas llevan su movimiento a las escuelas. Sin embargo, el llamado a “otras medidas extraordinarias” más allá de las “leyes existentes” es un sello de reacción irreflexiva. Está claro que una pandemia en el mundo real es un reto para todas las instituciones, que ha puesto al descubierto el mundo de fantasía de los políticos occidentales. ¿Exculpa eso a las juntas escolares, permitiéndoles salir eximidos de responsabilidad?

La NSBA invoca la amenaza del terrorismo interno y se refiere al caso de un padre de familia de Virginia, Scott Smith, en particular, ya que un video de su detención se ha vuelto viral: “En Virginia, un individuo fue arrestado… durante una discusión en la que se distinguían los planes de estudio actuales, de la teoría racial crítica, y en relación con las cuestiones de equidad”. Pero dicho así, no se sabría que la controversia fue por las respuestas inapropiadas del Superintendente de la Escuela a la agresión sexual a la hija de 14 años del hombre en cuestión, en un baño de la escuela.

En mayo, un estudiante varón que decía ser transgénero, supuestamente agredió a la muchachita y fue detenido y acusado por la oficina del sheriff del condado de Loudoun, en Virginia, de sodomía forzada. Semanas después de la supuesta agresión, el superintendente de la escuela, Scott Ziegler, dijo en una reunión pública que su política de asignación de baños según el género era perfectamente segura. Además, las declaraciones descuidadas de Ziegler, “que yo sepa, no tenemos ningún registro de agresiones ocurridas en nuestros baños” y que “el estudiante o persona transgénero depredador simplemente no existe”, lo cual obviamente enfureció a Smith. Luego, un activista de los derechos de los transexuales se enfrentó a Smith, llamando mentirosa a su hija, lo que lo enfureció y provocó que la llamara “perra”. Un policía intervino para sujetarle los brazos y fue detenido por la resistencia a la autoridad.

El incidente ha vuelto a cobrar vida esta semana, al descubrirse que el alumno de género fluido había sido trasladado a una escuela cercana, donde supuestamente ha agredido a otra muchachita. Esto ha provocado que en una reunión pública celebrada el 12 de septiembre se pidiera la dimisión del Superintendente Escolar, por tratar de encubrir la situación.

El hecho de que la NSBA caracterice la detención de Smith como la de un individuo propenso a la violencia, que se opone a la “teoría racial crítica” o las “cuestiones de equidad”, no hace más que reproducir el escenario de “pandillas-contra-pandillas”, de enfrentamientos ideológicos artificiales. Ya sea que se trate de la libertad de no vacunarse, como la de dejarse atrapar por la presión de un género fijo, se deja de lado un enfoque más maduro. La libertad de desarrollar la mente y el carácter de cada uno, y de aportar su marca única al mundo, se pierde en el proceso. Y las juntas escolares que se resquebrajan bajo la presión de tener que lidiar con cuestiones de “género fluido” acaban por destrozar la libertad con sus insensatos llamados a tomar “medidas extraordinarias” extralegales.

 

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