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“Desintegración controlada” de la economía; mil millones de muertos por la hambruna; un peligro de guerra nuclear en ascenso. Ahora, ¿estás listo para aprender la economía de LaRouche?

7 de abril de 2022 (EIRNS) — Además de la “desintegración controlada” de la economía mundial que están llevando a cabo, los británicos también están implementado una “demolición controlada” de la arquitectura institucional internacional existente, porque se está interponiendo en el camino de su nuevo mundo feliz. La crisis sistémica de desintegración sobre la que advirtió Lyndon LaRouche desde hace mucho tiempo, ya la tenemos encima. El mundo ya no se puede dar el lujo de esperar, a ver si LaRouche estaba en lo cierto, a ver si los proverbiales “ellos” van a hacer algo al respecto, o darle largas al asunto y esperar a que alguien más actúe primero.

El momento para la nueva arquitectura de seguridad y desarrollo de LaRouche es ya. El momento para que tú, junto con los gobiernos y dirigentes políticos de todo el mundo, dominen el método económico de LaRouche, es ya. Un buen lugar para empezar es la conferencia internacional del Instituto Schiller este sábado 9 de abril, en la que un buen número de ponentes internacionales de mucha prominencia, de una docena de países, con la representación de todos los continentes, van a deliberar sobre las ideas necesarias para establecer una nueva arquitectura de seguridad y desarrollo internacional según el modelo de la Paz de Westfalia.

El gobierno británico, acompañado del de Estados Unidos, se está moviendo para expulsar a Rusia de todas las instituciones internacionales posibles, con el fin de hacer que esos organismos sean inútiles e irrelevantes. Si pudieran, desterrarían a Rusia (y a China) a otro planeta, pero en lo que va de la semana solo han maniobrado para sacar a Rusia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, de la OSCE, del G20, y del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo. Y ya se ha pedido que se expulse a Rusia del Consejo de Seguridad de la ONU (del cual Rusia es miembro fundador y permanente) y posiblemente de la misma ONU, del Banco Mundial y del FMI. ¿Quedará alguna institución en pie, mala o buena, después de este plan de destrucción de la arquitectura global existente? Y todo esto se quiere justificar declarando a Rusia culpable de las muertes en Bucha, Ucrania, antes de que ninguna autoridad competente se haya molestado en investigar siquiera el asunto y mucho menos en presentar alguna prueba real de que Rusia fue responsable. De hecho, hay muchas pruebas de un incidente montado por las fuerzas ucranianas y sus controladores británicos, con el propósito de torpedear las negociaciones en marcha entre Rusia y Ucrania, y producir los resultados más amplios que estamos presenciando ahora.

Bucha se está utilizando también para justificar la escalada en las sanciones contra Rusia, que ya han desatado una reacción en cadena en la economía física mundial (lo que algunos llaman “cadenas de suministros”) que incluye la escasez desesperada y el aumento en los precios de la energía y los alimentos en las naciones del sector en desarrollo, en especial las de África y Oriente Medio. Ya se vislumbran disturbios alimentarios en docenas de países, y el espectro de hasta mil millones de muertes por inanición este año se está convirtiendo, espantosamente, en una proyección realista.

Como lo declaró el embajador de China ante las Naciones Unidas, Zhang Jun, ante ese organismo el 5 de abril: “La aplicación de sanciones omnidimensionales e indiscriminadas equivale a politizar, instrumentalizar y utilizar como arma a la economía mundial, lo que ha desencadenado una grave crisis en los ámbitos de la economía y el comercio mundiales, las finanzas, la energía, los alimentos, la cadena industrial y la cadena de suministro, poniendo en peligro décadas de avances en el desarrollo de la comunidad internacional, y haciendo que los pueblos de todos los países paguen un precio muy alto”.

Al mismo tiempo, aumentan los llamados estridentes para derrocar al Presidente de Rusia, Vladimir Putin, y juzgarlo por supuestos “crímenes de guerra”, en tanto que los Estados miembros de la OTAN envían cantidades cada vez mayores de armas pesadas ofensivas a Ucrania y a los países vecinos, en un esfuerzo por perpetuar la guerra con Rusia durante años. No se equivoquen: el plan británico de desafiar a la mayor potencia nuclear del planeta hasta el punto de presentarle a esa nación una amenaza existencial, sigue adelante sin pausa. Y eso, como lo han dejado en claro los dirigentes rusos en repetidas ocasiones, es el punto en el que podrían utilizar las armas nucleares.

Como dijo Jack Matlock, uno de los últimos embajadores estadounidenses en la Unión Soviética: “Pensar que el mundo se beneficiaría de convertir a Rusia, una potencia nuclear equivalente a Estados Unidos, en un paria, creo que no representa realmente nuestros intereses en el futuro. Temo un mundo de ese tipo”.

 

Para mayor información escriba a preguntas@larouchepub.com

 

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