21 de abril de 2022 (EIRNS) — Los principales ministros de finanzas, directores de bancos centrales y financistas privados del mundo se reunieron en Washington, DC, los tres primeros días de esta semana para la reunión anual de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. Reconocieron públicamente, que este año, hasta 1.700 millones de personas se enfrentan a una grave crisis alimentaria y a la hambruna. Aceptaron como correctos los informes de que la inflación del 50%, 80%, incluso del 120% en los productos alimenticios y energéticos había estallado en Alemania y en toda Europa, por no hablar de la desesperada Sudamérica. Coincidieron en que la deuda de los países de bajos ingresos se había vuelto totalmente impagable y que estallaría en breve. Y se felicitaron mutuamente por las sanciones de tierra arrasada con las que pretenden eliminar a Rusia, y a todas las demás naciones rebeldes, de la faz de la Tierra.

Y aún así trataron de consolarse entre ellos con la creencia de que, a pesar de todo lo anterior, muy pocos países se unirán a China, a Rusia y a las aproximadamente 150 naciones que forman parte de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, la cual ofrece una alternativa económica al moribundo y mortífero sistema financiero transatlántico. El nuevo economista jefe del FMI, Pierre-Olivier Gourinchas, dijo que por ahora no espera que muchos países vayan a “tomar la decisión de que su futuro está en saltar al otro lado”.

Pero el semanario londinense The Economist, a principios de esta semana, era menos optimista; el principal vocero de la City de Londres tomó nota del hecho de que la mayor parte del “mundo emergente” respalda a Rusia por su operación militar en Ucrania o es neutral, ya que muchas naciones ven a Occidente como “decadente, egoísta e hipócrita”. Incluso quienes podrían rechazar la invasión, piensan que es un problema de otros. “Esto es un reproche impresionante”, gruñe The Economist.

En el diálogo de su videoconferencia semanal del 20 de abril, Helga Zepp-LaRouche subrayó que hay un reordenamiento mundial en marcha, que está surgiendo en torno a Rusia, China e India. Esto se está conformando de la manera en que su finado esposo, Lyndon LaRouche, había planteado en su propuesta de las Cuatro Potencias para unir a Rusia, China, India y Estados Unidos. Para crear el cambio necesario, alejado del sistema transatlántico que se está derrumbando, se necesita una coalición de naciones lo suficientemente fuertes como para enfrentarse a la City de Londres, Wall Street y al Silicon Valley. Esto está ocurriendo; la cuestión principal es si podemos movilizar suficientes fuerzas en Estados Unidos y Europa para apoyar esta nueva arquitectura estratégica y económica antes de que los intereses imperiales que defienden el actual sistema en bancarrota provoquen la Tercera Guerra Mundial.

“El conflicto no es entre las ‘democracias’ y las ‘autocracias’, sino entre el sistema colonial y quienes se oponen a éste”, afirmó la señora Helga Zepp-LaRouche, como se mostró a profundidad en la conferencia del Instituto Schiller del 9 de abril del 2022. El futuro inmediato, señaló, será cada vez más tumultuoso, y añadió que está convencida de que “no terminaremos este año sin que se produzcan acontecimientos importantes”.

La tarea que tenemos por delante es de continuar y ampliar rápidamente el proceso que iniciamos con la conferencia del Instituto Schiller, de congregar a un cada vez mayor número de fuerzas internacionales en el diálogo y el proceso de organización de suficientes fuerzas de naciones y de grupos políticos para convocar de hecho a una conferencia internacional para crear una nueva arquitectura de seguridad y desarrollo digno de la dignidad de la humanidad.