21 de abril de 2022 (EIRNS) — La secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen y otros varios ministros de finanzas occidentales que la secundaron, abandonaron la reunión de Ministros de Finanzas del G20 cuando empezó a hablar el ministro de Finanzas de Rusia, Anton Siluanov, de manera remota. Con Yallen se fueron el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jerome Powell, y la presidente del Banco Central Europeo, Christine Lagarde. La vice primer ministra de Canadá y ministra de Finanzas, Chrystia Freeland, de origen ucraniano, tuiteó una foto de la marcha de los ministros manifestantes, junto con un comentario. “Las democracias del mundo no se quedarán de brazos cruzados ante la continua agresión y los crímenes de guerra de Rusia”, escribió. “Hoy Canadá y varios de nuestros socios democráticos abandonaron el plenario del G20 cuando Rusia intentó intervenir”. 

La realidad es que Rusia no solo “intentó” sino que intervino. Se quedó la mayoría de los países que representan a la mayoría de la población mundial y una gran parte de la economía global, y se quedaron para “conversar entre ellos”. Esa “protesta” ridícula y más bien impotente fue todo lo que quedó del intento de Estados Unidos de prohibir la participación de Rusia en la reunión del G20, una maniobra que estaba condenada al fracaso desde el principio, ya que la mayoría del mundo no está dispuesta a seguir a estos lemmings por el precipicio.