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¡El futuro está en ti!

27 de abril de 2022 (EIRNS) — Ahora se está llevando a cabo una guerra,  de la OTAN contra Rusia, que se libra principalmente en territorio ucraniano y en la que están involucrados principalmente soldados (y civiles) ucranianos. El semanario londinense The Economist, la Secretaría de Defensa y el Departamento de Estado de Estados Unidos, así como el Consejo Atlántico son algunas de las instituciones angloamericanas prominentes que están tomando la delantera en la promoción, no de la paz, sino de una derrota militar decisiva de Rusia, combatiendo a las fuerzas de esa nación aunque se necesite hasta el último ucraniano para lograrlo. El ministro de las Fuerzas Armadas del Reino Unido, James Hippeay, alegó en voz alta que es "aceptable" que las armas suministradas por el Reino Unido sean utilizadas por Ucrania para atacar objetivos dentro de Rusia: “Es completamente legítimo perseguir objetivos militares en la profundidad de tu oponente para perturbar su logística y sus líneas de suministro”. ¿Seguirá Rusia el mismo razonamiento con los países que prodigan armas a Ucrania (y miles de millones de dólares a los comerciantes de armas)? 

La tendencia es a la escalada, no a la resolución del conflicto. Este camino, seguido hasta su conclusión, termina en lo que se convertiría en una guerra nuclear, que podría destruir a la humanidad en todo el mundo, ¿y para qué? ¿Para defender una mentira sobre Ucrania? ¿Defender un orden mundial que ha perdido lo que los chinos llamarían “el mandato del cielo”? Palabras como “democracia” (sea lo que sea que eso signifique hoy), “derechos humanos”, y “estado de derecho” no tienen sentido si no se aplican al robo de las escasas reservas bancarias de Afganistán, que de manera predominante Estados Unidos mantiene secuestradas, habiendo robado también cientos de miles de millones de dólares de las reservas rusas. Las sanciones unilaterales impuestas contra Rusia ya están teniendo un efecto dominó en todo el mundo, que podría llevar a mil millones de personas a enfrentar la hambruna. 

Pero esa no es la única causa de la hiperinflación que recorre el mundo. El empeño en rescatar los centros financieros de la City de Londres y Wall Street ha dado lugar a enormes volúmenes de impresión de dinero. Y los que enarbolan la bandera “verde” están llevando a cabo una destrucción activa del potencial económico físico. La Unión Europea y el Departamento de Agricultura de Estados Unidos dicen a los agricultores, que están desesperados por cultivar más alimentos para evitar la hambruna que se avecina, que los objetivos climáticos son lo primero y que no deben modificarse los planes de mantener ociosas las tierras de cultivo. 

Incluso cuando más de mil millones de personas en este planeta carecen de un acceso fiable a la energía, los terroristas verdes decapitan los planes para construir centrales eléctricas fiables y pretenden someter al mundo a una energía de baja densidad y poco confiable. Ahora, todo eso se hace en nombre de la lucha contra Putin. 

¡No hay futuro, ni siquiera la intención de crear un futuro, bajo ese paradigma! 

La tarea más urgente a la que se enfrentan las personas de buena voluntad de todo el mundo, es la creación de un nuevo sistema, una nueva arquitectura de seguridad y desarrollo para todas las naciones del planeta, congruente con la idea de que el hombre es imagen viva de Dios, y que por lo tanto, cada vida humana es sagrada. 

Ya se está formando una expresión de ese sistema, dedicado al derecho soberano de cada nación a alcanzar el desarrollo económico. La Iniciativa de la Franja y la Ruta de China, la Unión Económica Euroasiática y la Organización de Cooperación de Shanghái pertenecen, en principio, a este nuevo paradigma; pueden servir de base para una arquitectura económica internacional diseñada para alimentar al mundo, construir los megaproyectos de infraestructura necesarios e impulsar los avances científicos en materia de energía de fusión y ciencia espacial necesarios para los próximos cincuenta años. 

¿Qué puede convertir este potencial en realidad? ¿Será la pasión de los individuos por convertirse en una fuerza necesaria para el bien común? El mundo depende de que su juventud se identifique con el Nuevo Paradigma y lo manifieste, de modo que su hermosa visión del futuro pueda superar el pesimismo y los modos de pensamiento tradicionales fracasados del viejo orden que se desmorona. 

La propuesta programática del Instituto Schiller del 28 de marzo, “El Plan LaRouche para una Nueva Arquitectura Económica Internacional”, plantea con detalle cómo puede crearse el Nuevo Paradigma mediante las acciones que tomen las naciones líderes. Nuestro llamado, “Convocamos a una Conferencia Internacional para establecer una nueva arquitectura de seguridad y desarrollo para todas las naciones”, ha circulado por todo el mundo en varios idiomas y lo han firmado más de 4.000 personas, entre ellas cientos de figuras públicas destacadas. La conferencia del Instituto Schiller del 9 de abril, que estuvo dedicada a este tema, reunió a panelistas de los más altos niveles de gobierno de Rusia, India, China y Sudáfrica. 

Partiendo de esa base, ¡es hora de que comencemos a hacer milagros! 

 

Para mayor información escriba a preguntas@larouchepub.com

 

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