7 de mayo de 2022 (EIRNS) – El destacado economista ruso Sergey Glazyev, ex parlamentario, ex asesor del Presidente Putin, y actualmente ministro para la Integración y Macroeconomía de la Comisión Económica Eurasiática, publicó un extenso artículo el 3 de mayo en el sitio web Business Online, en el que presenta una estrategia detallada para Rusia para enfrentar lo que llama la política de guerra de Estados Unidos, Reino Unido y la OTAN “dirigidas a la destrucción del mundo ruso”. Además de las medidas de economía de guerra fuertemente proteccionistas a nivel interno, Glazyev propone que “Rusia necesita actuar como líder mundial en iniciar la transición hacia un nuevo sistema monetario y financiero mundial… Los participantes en la formación de este nuevo, justo y transparente sistema monetario y financiero mundial, junto con los países víctimas de la agresión estadounidenses tales como Rusia, Irán, Venezuela, Cuba y Afganistán, también pueden ser los países líderes del nuevo orden económico mundial países como China, India y países de la ASEAN”. (business-gazeta. ru/article/548834). 

“En un esfuerzo por infligir el máximo daño posible a Rusia, Washington, Londres y Bruselas han jugado sus principales cartas: un monopolio en la cuestión de las monedas mundiales”, señala Glazyev. Describe tres etapas de ese plan, que son “desgastar a las fuerzas armadas rusas” en la guerra de Ucrania; lanzar una revolución de color para derrocar el gobierno de Putin; y desencadenar “acciones separatistas en las regiones”. Si logra destruir a Rusia, “el ‘Estado Profundo’ estadounidense contempla destruir a Irán y bloquear a China”. 

Luego presenta su política alternativa: 

“Para sobrevivir en la lucha contra el enemigo, que es una orden de magnitud superior a nosotros en términos de poder financiero, económico y tecnológico, es necesario movilizar todos los recursos disponibles en el país. Hasta ahora, los estamos perdiendo irremediablemente: continúa la fuga de cerebros y capitales ($65.000 millones de dólares en el primer trimestre de 2022); la exportación de la gran mayoría de los recursos naturales; la mitad de la capacidad de producción está ociosa…” (énfasis añadido). 

Para hacer esto, tienen que aplicarse políticas como las que adoptó el gobierno de Primakov entre 1989 y 1990, endureciendo los controles de divisas y con mantener tasas de interés bajas para que pueda fluir el crédito barato “para la refinanciación selectiva de los bancos comerciales para prestar a las empresas manufactureras”. 

Glazyev propone además la “elaboración de un plan estratégico para la movilización de los recursos disponibles para suministrar a las fuerzas armadas y a la población de los bienes necesarios y del marco regulatorio para su implementación”. Los objetivos por alcanzar son: “la modernización y el crecimiento de la producción de productos militares de alta tecnología y de doble uso. Para ello, deben organizarse líneas de crédito con una tasa no mayor del 2% anual para las empresas prestatarias que fabriquen productos por encargo del gobierno y trabajen bajo programas gubernamentales”. 

En el frente exterior, Glazyev plantea “la protección del sistema monetario y financiero de los ataques especulativos a base de medidas estándar de enfriamiento del mercado, la introducción de licencias de capital y restricciones a las operaciones no comerciales, la fijación de la posición en divisas extranjeras de los bancos comerciales. La introducción de un impuesto sobre la venta de divisas y valores adquiridos hace menos de un año. Un aumento radical de la eficacia del control de divisas. Acabar con la extraterritorialidad de la economía [la vinculación a los paraísos fiscales extraterritoriales] y detener la exportación ilegal de capitales”. También reitera su propuesta de que Rusia colabore con China, India y otras naciones de la Organización de Cooperación de Shanghái y los BRICS, para “la transición a las monedas nacionales en el comercio y las inversiones mutuas... [y la] creación de un sistema de pagos independiente de los países hostiles". 

Glazyev concluye que para todo esto, es necesario una "nueva ideología", la cual caracteriza como una “síntesis social-conservadora ... la armonización de las actividades de todos los grupos sociales basada en el criterio de aumentar el bienestar público”.