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Precios de la energía están fuera de control en Europa

26 de agosto de 2022 (EIRNS) — Los precios del gas a futuro para septiembre, en el mercado libre del “Title Transfer Facility” (TTF) de Ámsterdam, Holanda, cerraron a 321 euros por Mwh el jueves 25. Hace un año el precio era de 50 euros por Mwh. Los hogares y las empresas consumidoras de electricidad y gas están recibiendo cuentas de hasta diez veces más altas en toda Europa, y es solo cuestión de tiempo antes de que la situación estalle de manera generalizada.

Ni los gobiernos ni la Comisión de la Unión Europea (UE) hacen absolutamente nada para abordar el problema, pero hay cada vez más voces que apuntan a la raíz del problema: el mercado especulativo de la TTF, que fija los precios de manera especulativa sin ninguna consideración de la importancia de la energía. El ministro de Finanzas de Italia, Giulio Tremonti es una de las figuras prominentes que lo han hecho. Incluso algunos operadores financieros han señalado la locura que hay detrás de la inflación en los precios de la energía, como el escritor Sergio Giraldo en un artículo publicado por el diario La Verità el 23 de agosto.

“Mientras que los precios de la energía en Europa bailan a niveles hiperbólicos, el silencio de la Comisión Europea, la máxima autoridad en materia de energía y mercados, es impresionante. En realidad, tal silencio no es casual, dado que gran parte de la responsabilidad del desastre en el que nos encontramos se halla precisamente ahí. Hablamos, por ejemplo, del Title Transfer Facility (TTF), el mercado holandés en el que se negocian volúmenes físicos de gas. Este pequeño mercado, creado en el 2003, se ha convertido desde entonces en la referencia para todo el continente europeo. El precio determinado en el TTF es hoy la referencia a la que se vinculan todos los contratos de suministro de los clientes mayoristas y finales. Todos los mercados europeos (el francés, el alemán y el italiano) proceden en paralelo al TTF, con pequeñas diferencias. Incluso los contratos negociados fuera de los Países Bajos a precio fijo, por ejemplo en Italia, se cotizan sobre la base de las cotizaciones vigentes en ese mercado. La influencia del TFF en los distintos mercados nacionales del gas es prácticamente total. El mercado físico va acompañado de un mercado financiero, gestionado por el gigante estadounidense ICE [Intercontinental Exchange, el mercado de derivados extrabursátil fundado en el 2000 con el respaldo de Goldman Sachs, Morgan Stanley, BP, Total, Shell, Deutsche Bank, y la Société Générale—ed.], en el que se negocian contratos a futuro con gas negociado en el TTF como activo de base, y en el que los precios son similares pero los volúmenes son mucho mayores. En estos años, la UE, en sus informes trimestrales sobre la evolución del mercado de la energía, siempre ha elogiado la creación y el desarrollo del TTF, considerado como un orgullo. De hecho, la idea europea consistía en sustituir gradualmente los antiguos contratos de importación a largo plazo indexados al petróleo, considerados ‘contrarios a la aplicación de una plena competencia de mercado’, por contratos a corto plazo negociados intensamente en nombre de la libre competencia”.

Giraldo, quien también es gestor de riesgos financieros, señala los problemas del TTF: en primer lugar, el escaso volumen negociado. El lunes pasado [22 de agosto] los contratos a futuro de septiembre en el TTF fueron de 23 millones de metros cúbicos, algo realmente pequeño en comparación con el consumo diario en Europa. Tales volúmenes son “ridículos”, pero esto significa que los “precios pueden alterarse incluso con pequeños capitales y, por lo tanto, el mercado está sujeto a la acción de puros especuladores financieros”. Dos directrices europeas obligan a los operadores a comunicar cada día los detalles de cada una de sus operaciones a los reguladores, pero aparentemente estos reguladores han considerado que todo está bien así. Otro problema es que, al contrario que en los mercados de valores, no hay un sistema para suspender las operaciones en caso de alta volatilidad.

El autor insiste en que “es grave y absurdo que una materia prima de cuyo precio depende una parte muy importante de la economía continental (la producción de electricidad, la industria química y metal mecánica, así como el acero, el papel, el vidrio y muchas otras) se negocie de esa manera, sin reglas, sin control y sin frenos. El PIB europeo y las carteras de los hogares penden de un mercado de juguete, una construcción ideológica querida por la oligarquía de Bruselas”.

Sin embargo, se queda corto a la hora de proponer una solución que vaya a la raíz del problema, es decir, prohibir los derivados financieros en la TTF, y en todos los demás mercados de materias primas y productos básicos. Él propone introducir regulaciones a la volatilidad, una investigación de las actividades especulativas y un grupo de operadores que hagan el mercado, pero su conclusión es que el problema solo se resolverá cuando el suministro de energía aumente físicamente (lo cual no ocurre debido a las sanciones suicidas contra el gas ruso).

Esa conclusión no es aceptable. El mentado equilibrio entre la oferta y la demanda puede restablecerse instantáneamente si se ordena a los operadores del TTF que cierren sus posiciones de ventas “a futuro”, y enseguida se introduce un estatuto que rija exclusivamente para los operadores mercantiles no financieros. Cualquier gobierno miembro de la UE puede hacer esto, amenazando con vetar el próximo presupuesto de la UE, o incluso con abandonar la UE, si esta medida no se introduce con urgencia.

 

Para mayor información escriba a preguntas@larouchepub.com

 

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