19 de septiembre de 2022 (EIRNS) — Un poco más de dos semanas después del intento de asesinato del 1º de septiembre contra la vicepresidente de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, los investigadores presentaron pruebas irrefutables de que esto no fue el ataque de una “asesino solitario”, sino que fue algo cuidadosamente planificado, en el que estuvo involucrado un grupo de jóvenes pobres del sector lumpen, que trabajaban como vendedores callejeros (conocidos como “los Topitos”) quienes claramente fueron desplegados y financiados por otras redes. El asesino en potencia, Fernando Sabag Montiel, y su novia Brenda Uliarte, están arrestados y han sido encausados por el delito de “tentativa de homicidio calificado” agravado por el empleo de armas de fuego, alevosía y el concurso premeditado de dos o más personas. Otros dos de sus colaboradores también están arrestados y se esperan mayores arrestos. 

En un nivel, estos individuos son parte de un aparato fascista más amplio, construido especialmente en los pasados 4 a 5 meses, en una especie de “estrategia de tensión” local, que han protagonizado una serie de manifestaciones violentas durante este período, dirigidas en contra de Fernández de Kirchner específicamente, pero también en contra del Presidente Alberto Fernández, de los legisladores de la coalición gobernante Frente para Todos, y cualquier otra persona que esté relacionada con lo que ellos denominan los “parásitos” de Kirchner. Los Topitos se presentan como “odiadores” y también como antisemitas, y varios de ellos como anarquistas anti gobierno y pro Hitler. Están vinculados a los grupos de derecha nihilistas llamados Revolución Federal y Nación de los Despojados; entre otras acciones en los pasados cuatro meses han colocado una guillotina en frente del Palacio Presidencial, con el nombre de Cristina Fernández de Kirchner en ella, y colocaron bolsas para cadáveres con los nombres de Cristina Fernández de Kirchner, del Presidente Alberto Fernández, y otros. 

Aunque las agencias policiales especializadas que investigan el intento de asesinato han acumulado numerosas pruebas que identifican a estas redes locales y se están centrando correctamente en el rastro del dinero, están cometiendo, sin embargo, un error estratégico al tratar esto como un asunto local y no seguir las pistas internacionales fundamentales, entre las que destacan los tatuajes de Sabag, como del Sol Negro del Regimiento Azov y las esvásticas. Se trata de un error similar al que cometió la ex presidente brasileña Dilma Rousseff en el 2016, cuando fue derrocada por un golpe de Estado orquestado por banqueros internacionales, pero insistió en identificar a los autores de su destitución sólo como opositores locales. Ella llevó a cabo una batalla heroica, pero al final la perdió. 

Este servicio de noticias y sus amigos en varios países iberoamericanos, hemos publicado artículos sobre el probable papel de los círculos de la OTAN, la casta imperial británica y el gobierno de Estados Unidos —que están detrás del mentado “Centro para Contrarrestar la Desinformación” (CCD) del régimen ucraniano y de las redes asociadas al Batallón Azov nazi— en el atentado contra Cristina Kirchner, como una cuestión internacional. Es necesario un contraataque basado en este entendimiento, ya que los financista angloamericanos y las redes aliadas del Departamento de Estado de Estados Unidos y de la OTAN, no tienen ninguna intención de dejar a Argentina, Brasil u otras naciones del Sur Global, libres para asociarse con el grupo de países del BRICS, la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) o la Iniciativa de la Franja y la Ruta. 

Eso comenzará a acercarnos a la pregunta de “cui bono?”, ¿quién se beneficia? No hay ninguna duda de que el intento de asesinato a Cristina Fernández de Kirchner, también tenía la intención de ser un mensaje para Inacio Lula da Silva, el ex Presidente de Brasil, quien muy posiblemente gane de calle las elecciones presidenciales el 2 de octubre, para enorme disgusto de la oligarquía angloamericana. Siendo una nación del BRICS, Brasil forjará una alianza más estrecha con Argentina, quien muy pronto se unirá al BRICS, y con otras naciones en desarrollo que se están alejando del “orden basado en reglas”.