1º de noviembre de 2022 (EIRNS) — “Trataron de enterrarme vivo y aquí estoy” de regreso, dijo Lula da Silva a una gigantesca multitud que se congregó en Sao Paulo, el domingo 30 de octubre en la noche, luego de que se anunciara oficialmente que había derrotado al actual Presidente, Jair Bolsonaro; 50,9% por Lula contra 49,1% por Bolsonaro, en la segunda y última ronda de las elecciones presidenciales de Brasil. El que fuera Presidente de Brasil durante dos mandatos (2003-2010) fue incriminado y encarcelado en el 2018 por cargos de corrupción manifiestamente fraudulentos creados por los intereses angloamericanos que dirigieron la operación "Lava Jato" del juez brasileño, Sergio Moro. Lula fue puesto en libertad en marzo del 2021, cuando el Tribunal Supremo anuló los cargos de corrupción. 

La victoria de Lula tiene enormes repercusiones para el papel que juega Brasil en el mundo en este momento histórico, tanto como miembro de las cinco naciones que conforman el BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), que es ahora un factor estratégico en la pelea por la búsqueda de una nueva arquitectura económica internacional, y por la integración regional de Iberoamérica al nuevo paradigma de desarrollo. Mientras que Bolsonaro no sacó formalmente a Brasil del BRICS, lo que sí hizo fue degradar su importancia. Pero sí retiró a Brasil de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), provocando el consiguiente deterioro de esta última. 

En cambio, el Presidente electo Lula se reunió inmediatamente, el lunes 31 de octubre, por la mañana con el Presidente de Argentina, Alberto Fernández, en Sao Paulo. “Hablamos más del futuro que del pasado”, informó luego Fernández. Dijo que la integración fue un tema importante en su agenda, como el propósito de Argentina de unirse al BRICS, y sobre cómo avanzar con el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en los esfuerzos para reunificar al continente. Se reunieron a solas por 90 minutos, y continuaron hablando durante un almuerzo de trabajo celebrado con los principales funcionarios y asesores de ambos países. Lo más interesante es que, según la agencia informativa argentina Infobae, durante el almuerzo se iba a discutir la posible creación de una moneda única para el comercio entre las naciones sudamericanas. 

Sin embargo, lo cerrado de las elecciones ha creado la oportunidad para que el eje angloamericano desencadene una operación para desestabilizar a Brasil en esta coyuntura decisiva, con la esperanza de atenazar a este miembro del BRICS y hacer imposible que Lula gobierne a un país polarizado y dividido. 

Lula recibió las felicitaciones de los jefes de Estado de India, Rusia, China, Francia, el Reino Unido y Estados Unidos, y de muchas naciones de Iberoamérica, pero hasta el 31 de octubre el Presidente saliente, Bolsonaro, no había concedido la derrota. Su ministro de Comunicaciones anunció a última hora del día que Bolsonaro se dirigirá a la nación el martes 1 de noviembre, pero no dijo nada sobre lo que diría. 

Mientras tanto, desde temprano en la mañana del lunes 31, alegando fraude electoral, algunos camioneros y los intereses agrícolas que apoyan a Bolsonaro lanzaron una operación para “trancar a Brasil” bloqueando las carreteras. Por la tarde, importantes autopistas y carreteras en al menos 17 de los 26 estados de Brasil estaban bloqueadas, con manifestantes y muchas redes sociales que apoyan a Bolsonaro pidiendo la intervención militar para detener el “fraude”. Posiblemente lo más revelador de las intenciones de estos “creadores de caos” dirigidos por Londres, es que el intelectualmente mediocre de Steve Bannon, que tiene una relación de larga data y estrecha con los hijos de Bolsonaro, dijo luego de la primera ronda de la elección, el 2 de octubre, que una derrota de Bolsonaro es “matemáticamente imposible”. Después de las elecciones del domingo, le dijo al podcast Gettr que “Bolsonaro no puede ceder”.